PLEGARIA

Habrá veces en que usted se sentirá solo o sola... La incertidumbre tocará la puerta de su fe y su vida se verá terriblemente afectada por cualquier circunstancia ajena a su voluntad... Son momentos en los cuales la noche larga de la vida se cierne sobre aquellos que enarbolan la bandera de la fe pero las tormentas que amenazan esa bandera ondean siempre cerca para derribarnos, para hacernos sentir que nuestra esperanza es incierta y sin solución...

Nada más lejos de la verdad.

Porque Dios ha prometido estar con nosotros todos los días de nuestra vida. Y ese "todos" incluyen los días buenos o los días malos. Lo que sucede es que para nosotros los humanos es sencillo sentir que Dios esta con nosotros cuando los tiempos son buenos. Cuando el viento sopla a nuestro favor y "titilan las estrellas a lo lejos..."

No somos los únicos. A Pedro le sucedió lo mismo. Mientras andaba con su Maestro viendo sus milagros y portentos, cuando veía a la gente aglomerándose a su alrededor y èl, Pedro, sirviendo de escudo contra la marea humana buscando sanidad para su doloridos cuerpos, buscando un mendrugo de pan para llenar sus estómagos, buscando un toque de la milagrosa Mano de su Señor, todo iba bien. El sol brillaba siempre en su horizonte. La paz que inundaba su ser era innegable. Su Maestro se encargaba de todo. No necesitaba pedir nada porque hasta ese momento Jesus indiscutiblemente iba a proveer para sus necesidades. Donde estaba Jesus y quien andaba con èl tenía asegurado su sustento...

Pero Jesus dijo una frase: "Me van a matar..." Eso no le gustó al apóstol. Su zona de confort se movió bajo sus pies. Su horizonte se tiñó de dudas. Si lo matan ya no habrá pan. Ya no habrá fama. No habrá paz ni seguridad ni protección... "Por favor, Jesus, no hables así..." Y usted conoce la respuesta de Jesus...

Años después Pedro lo entendió. Era necesario que su Maestro muriera para que nosotros vivamos... Creo escuchar su oración intercesora (permítame liberar mi imaginación):

¡Oh, Tù, que me has traído de los desiertos desolados, de la oscuridad, de la esterilidad, a causa de tu amor y tu eterna misericordia! Oh, Tù, que eres compasivo más allá de toda imaginación.  Tù, que has perseguido nuestras vidas para atraernos a Ti.  Tù, que conoces el sufrimiento de los hombres porque Tu lo has sufrido. Oh, bendito eres en mi alma, y yo te imploro que aceptes mi vida para que pueda servirte.  Siempre te he amado, incluso cuando contendìa contigo a causa de mi falta de comprensión.  Sè misericordioso para mí, un pecador, un hombre sin importancia.  Oye mi voz que te implora. Ten misericordia de mis hermanos que me leen, a quienes les fue concedido el mérito de conocerte.  Ellos te aman y te conocen. Tráeles la paz, lebèralos del dolor. ¿Acaso no eres Tù compasivo para con todos tus hijos? ¿Acaso imploran a ti en vano? No.  Nunca apelan a ti sin que Tù los ayudes y los consueles... Oro por mis hermanos que te aman.  Ten misericordia de ellos y condùcelos a Tì...

Esa es mi plegaria por ustedes, amados lectores. Gracias por permitirme interceder y compartir mis penas... Dicen que "carga completa pesa completamente. Carga compartida pesa la mitad".

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