BÙSQUEDA

Como Diógenes, todos estamos buscando algo...

Un niño busca el amor de un padre y es abusado por un perverso... Una muchacha busca el amor de un hombre y le resulta un patàn embarazándola y abandonándola a su suerte... Una mujer busca el amor y cobijo de un esposo y se encuentra con un abusador  y pegador...

Todos estamos en busca de algo o de alguien...

Todo depende de què creemos para buscar en el lugar correcto. He visto muchos hombres y mujeres buscando el amor que necesitan para sentirse vivos y se encuentran en un torbellino de pasiones ardientes que se llama adulterio y del cual les es traumático salir.

Hay personas que buscan la paz interior y se refugian en las drogas y el alcohol, esclavizándose para siempre, muriendo en las calles oscuras de nuestras ciudades.

Hay personas buscando la luz del intelecto para encontrarse en las tinieblas de la ciencia apartados de toda sensibilidad y humanidad.

Otros buscan en la meditación y el misticismo indio la solución a su angustia por lo desconocido.

Todos buscan algo o a alguien...

Cuando usted busca lo que sacie su sed interior no puede ir al pozo que los hombres o las mujeres ofrecen. Si toma de esa agua le asegura Jesus que volverá a tener sed. Cuando usted busca en las cosas materiales saciar la sed de su alma lo único que va a suceder es apartarse de su destino. Porque lo que usted o yo buscamos no lo encontramos en los brazos de un ser humano. No lo encontramos en los besos cálidos y perversos del pecado.

Dios llama a los hombres y mujeres en sus ciudades, en sus hogares, y los parta de sus esposas e hijos, de aquellos a quienes aman, y su voz no pude ser desatendida...

Èl nos llama para completarnos. Para llenar nuestros vacíos y necesidades intrínsecas.  Hay una razón única para esta: Le pertenecemos a Dios. En el fondo de nuestro ser hay una necesidad insatisfecha de conocerlo, por encima de todo y ser satisfechos de Èl porque nosotros somos de Èl y para Èl...

Cuando usted encuentra su plenitud en Dios, empezará por cuidar a su familia y luego se extiende a sus vecinos.  Puede fracasar en la santidad, pero por lo menos ha intentado hacerlo.  No es por el fracaso que una persona debe ser juzgada, sino por su falta de esfuerzo.  A fin de cuentas, el hombre es juzgado de forma individual nunca en masa. Porque una vez que Dios ha entrado en el corazón de una apersona, se hace Rey y no queda ningún vacío que Èl no pueda llenar porque nadie tiene lo que solo Èl puede darnos... Vida eterna. Paz interior. Salud interior. Vigor externo. Sonrisa sincera...

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