MUJERES

Bueno... no quiero ser misógino. No es esa mi educación. Fui enseñado a respetar a las mujeres y a darles el honor que se merecen... Pero tampoco estoy ciego a la realidad de hoy.

Ya paso de las seis décadas. Eso significa que soy de la vieja escuela. De la vieja escuela moral. Cuando las mujeres eran mujeres. Eran damas. Nunca, en mi juventud le vi a ninguna mujer el color de su ropa interior. Es más, cuando a una muchacha se le notaba la orilla del fustán (se usa mucho en Guatemala), cualquier mujer le avisaba: "se le sale el fustán" y lo hacían al oído... Era inmoral que eso pasara... Era hermoso ver a las jóvenes vestidas de "vestido" y sus moñas adornando sus cabezas. Era una época hermosa. Eran muy femeninas. Eran dignas de todo respeto. Ah, y no hablo de evangélicas. Era la cultura. La educación. El estatus normal de toda niña...

La situación hoy en dìa es muy diferente... Lo que van a leer, damas, va a lastimar alguna llaga pero no puedo dejar de escribir lo que veo... Ahí les va:

Las actuales mujeres han sido persuadidas por los hombres y creen que deben tomar parte en las cosas y gustos hasta ahora reservadas al sexo masculino. Se hacen tatuajes, se cortan el cabello como hombres, se visten como hombres y caminan como hombres. ¿Y cuál ha sido el resultado? Las mujeres de hoy son tan extravagantes como los hombres y han asimilado todas sus maldades y trivialidades, sin que, en cambio, hayan alcanzado la noble inteligencia que tienen algunos.  No han asimilado más que su infantilidad. Y son exigentes, insistentes, vengativas, enamoradas de su propio cuerpo que les arrastra a la lujuria.  Se han convertido en esclavas en todos los sentidos, aunque ellas se crean mujeres libres.  Son juguetes que fastidian cuando se les pasa la juventud, no las damas que creen ser. Cuando pierden su juventud y sus encantos, ¿que les queda? No saben ser amas de casa ni consolar. Son arpías que envejecen.  Las mujeres de hoy corrompen su naturaleza, no se elevan, se rebajan a meros objetos sexuales. Abandonan a sus hijos por los gimnasios, los deportes y los bares nocturnos para mujeres. Y luego sus hijos reflejan su desorden y sus torpes delitos.  No tienen respeto por sí mismas porque no son respetables ni merecen respeto.  Y sus esposos las deshonran porque ellas en realidad nunca fueron esposas...

Aunque, debo ser honesto, hay aún mujeres juiciosas... Son aquellas que no importa donde las arroje la vida, nunca olvidan que son mujeres. Son damas que saben dar buenos consejos a sus esposos e hijos. Son sensatas, sabias y prudentes. Saben hablar como debe hablar una mujer. Aunque sus esposos las tomen en cuenta para ayudarles, nunca olvidan que por sobre todo, son mujeres y saben ocupar su lugar. Nunca olvidan que están allí para ayudar, no para suplantar. Nunca dan lo que abusa de su naturaleza sino todo lo contrario, dan lo que está dentro de su ser...

A una dama verdadera se le conoce porque domina sus apetitos. Se caracteriza por su devoción a su familia y los intereses familiares y no se irrita fácilmente, honra el dinero porque sabe que representa  el trabajo de su esposo y confiere honores a su ganador, rechaza todas las cosas que puedan perjudicar a su familia, su paìs y a su Dios... Esta clase de mujeres tienen paciencia infinita y mucha calma, siempre concluyen los asuntos de modo satisfactorio y es buena consigo misma y con los suyos.  Es buena esposa, cuidadosa en todas sus cosas, con aguante para los sufrimientos e indiferente al dolor.  Nunca se desilusiona porque jamás se deja llevar por falsas fantasías y sueños imposibles.  Cumple con su deber, sobre todo cumple con su deber, con prudencia y tras larga reflexión...

Mujer hacendosa... ¿Quien la hallará? pregunta el salmista... Yo me pregunto lo mismo. ¿Quiere ser usted una de ellas? No es nada difícil. Solo saber que si nació mujer, usted vino equipada para ser mujer. Eso es todo...

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