LA PASCUA

Todos estamos a punto de celebrar Pesaj o Pascua... Bueno, la vamos a "celebrar" bajo el concepto que tenemos de celebración: Playa. Sol. Arena. Mariscos. Calzonetas. Cervezas. Licor. Lascivia y lujuria...

Nada más alejado del verdadero sentido que Dios le dio a esta festividad. Recordemos que según el Señor, las fiestas que Èl nos ordenó que celebráramos no eran para nosotros sino para Èl. "Las Fiestas de Jehovà". No las que nosotros queremos celebrar...

Hemos estado equivocados, ¿verdad?

Examinemos la Pascua... Es una fiesta que el Señor instituyó para su pueblo, para rememorar el dìa que fueron liberados del yugo de Egipto. Fue cuando ellos pusieron la sangre del cordero en los dinteles y marcos de sus puertas para cuando pasara el ángel de la muerte no los tocara. Eso se llama Redención. Misericordia. No fueron salvos de la muerte de sus primogénitos por buena gente sino por la sangre del cordero que habían aplicado a sus puertas... Alguien murió para que ellos vivieran...

Ahora bien: la Pascua es una fiesta con sentido terapéutico. ¿Què tiene que ver la terapia con una fiesta? Es que Dios no hace nada sin algún motivo. Todo en Èl tiene un propósito... Es como si dijera, "¿saben què, mis hijos? vamos a celebrar como recuerdo la noche que les saque de Egipto. Vamos a hacer una fiesta y aprovechando que vamos a recordar ese dìa comiendo y bebiendo, haremos algo bueno dentro de lo bueno. Vamos a limpiar nuestras vidas..."

¡Ah! allí está el quid de la cuestión entonces. La fiesta de Jehovà nos servirá para que limpiemos nuestras vidas... ¿Como? Aquí les van los elementos necesarios para esta fiesta:

Sacar toda la levadura que pueda haber en las casas. ¿Què es la levadura? Es el pecado. Es lo que inflama nuestros corazones de lujuria, materialismo, envidia, orgullo y otras cosas. Saquen toda la levadura que leuda sus vidas. En esta fiesta van a limpiar toda su casa. Rebusquen por todos lados. Levanten los cojines de sus sillones porque a veces sus hijos comen pan durante el año sobre ellos viendo la tele y las migajas pueden estar escondidas bajo ellos. Son los pecados escondidos en los lugares más oscuros del corazón. Busquen bien en sus cocinas. Hay cubiertos, ollas y trastos en donde la levadura que han usado durante el año se ha impregnado. Saquenlos y tiren a la basura todo eso. Son los pecados que se cometen mientras trabajamos. Mientras cocinamos de mal humor. Es cuando no damos gracias por los alimentos, por el gas, por la salud. Revisen hasta los libros, página por página porque muchos, mientras leen, están comiendo pan leudado y pueden haber migajas entre sus páginas. Son los pecados más pequeños, aparentemente insignificantes que han quedado escondidos entre las hojas de nuestra vida, las hojas pasadas y vividas de aquellos momentos de ira, enojo, amargura...

Y después de haber hecho todo eso, coman Matzot. Pan sin levadura. Es decir, Palabra pura. Sin añadiduras. Sin quitarle ni agregarle nada. ¿Significado? Quiten el orgullo de sus vidas. El pan sin levadura no se puede comer cuando ya está frío. Tiene que ser comido recién salido del horno, así que este dìa coman lo que sale de la Boca del Señor. Su Palabra tal como está dicha.

¿Terapia? Claro. Es una fiesta para golpear el orgullo. La vanidad humana. El deseo de gratificarnos a nosotros mismos. El anhelo de acumular para nuestra vida... La Pascua es una fiesta para darnos cuenta de nuestra insignificancia. Para ver que no somos perfectos ni santos. Es una fiesta de limpieza moral, física y espiritual... Es una fiesta para Dios, no para nosotros...

Y por último: Hagámoslo contentos. No lo hagamos por obligación sino con deleite porque con eso estamos agrandando al Señor. Entonces, ¿donde entra la playa? ¿donde entran las calzonetas? ¿Ve que lo que hemos estado haciendo no tiene nada que ver con la Pascua del Señor...?


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