ENFERMO

2 Tim. 4:20: "pero a Trófimo lo dejé enfermo en Mileto."

Cuando uno lee la vida de Pablo se da cuenta que estamos ante un gigante de la teología, de la fe, del amor y del conocimiento...

Estamos ante el hombre que se atrevió a decir lo que muchos líderes cristianos no se atreven: "Imítenme a mí como yo imito a Cristo". "Todo lo que han visto en mí háganlo..." Asombroso... Estamos ante el hombre de barro sin embargo gigante en fe, en obras y en conocimiento...

Pablo es el paradigma de la humildad. Cuando había que defenderse lo hacía con dientes y uñas. Pero cuando se trataba de doblar la cerviz lo hacía con gusto, sin rechistar... Lo mismo regañaba que amaba. Lo mismo creía en Dios pero también lo acosaba... Lo mismo se defendía ante el César pero callaba ante Alejandro el calderero...

Así que sus discípulos debían haberse sentido muy afortunados de andar con ese gigante de la fe. Con el hombre que fue capaz de naufragar y salvar a toda la gente del barco con una palabra. Caminar con Pablo debió haber sido una aventura nueva cada mañana... Escucharlo predicar todo el dìa y toda la noche hasta el extremo de caer desde la ventana de su estudio y quedar muerto... Luego resucitar al muchacho y seguir como si nada hubiera pasado... ¡Què hombre de Dios...!

Pero...

Siempre hay un "pero". Es necesario que haya "peros" en nuestra vida porque de lo contrario nos elevaremos como globos hasta reventar de orgullo y prepotencia. Gloria al Señor yo tengo varios "peros". Aunque mi currículum no es ostentoso tampoco me creo menos que algunos siervos del Señor... sin embargo, cuando, como el avestruz me veo los pies tan feos se me bajan las plumas tornasoles que le dan elegancia y linaje a nuestra vida...

¿Què pensarla Tròfimo, quien anduvo con Pablo por muchos lugares viendo, escuchando y compartiendo milagros, pero que lo dejó enfermo en Mileto? ¿Què sentiría este alumno del gigante Pablo haber quedado postrado en cama, quizá hirviendo en fiebre, inhabilitado para continuar su camino, dependiendo de medicamentos y de un médico, y que Pablo lo dejó allí sin más...? Estoy seguro que Pablo oro, ayuno, intercedió e hizo todo lo que sabía hacer. Pero Dios no contestó. Lo lamento, Tròfimo, Dios no responde. Mi fe en Èl es poderosa, tú lo sabes, pero no me funciona ahora. Me doy por vencido y, tristemente lo digo, tengo que seguir. Disculpa, hermano, pero debo seguir mi llamado. No creas que no te amo, tú sabes que sí, pero tu situación está más allá de lo que yo puedo hacer... Tengo que dejarte. Seguiré orando por ti, querido Tròfimo... Pablo mostró su "pero..."

¿Què le parece?  ¿Se enoja usted porque Dios no respondió a sus oraciones? ¿Dejó de asistir al culto solo porque no le dio el bistec que tanto deseaba? ¿Piensa dejar a su esposa porque las cosas se han puesto feas en su casa? ¿Se va a dar por vencido con Dios porque no le hizo el milagro que tanto pidió? Pablo no lo hizo. Sabía que había algo mejor para Tròfimo. Y para él... Siga su camino. No es fácil dejar a un ser querido en cama y continuar, lo sé, Pablo lo sabe, Abraham lo sabe, Jesus lo sabe... Pero como dicen los actores: The show must go on... El show debe continuar...

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