DIEZ DE MAYO
Gèn. 32:13 "Y pasó la noche allí. Entonces de lo que tenía consigo escogió un presente para su hermano Esau..."
Todo un dineral. Lo mejor de sus rebaños. Una cantidad excesiva de regalos. Uno tras otro, sus siervos tomaron lo que Jacob les dio para arreglar las cosas con su hermano Esau... Le tenía miedo y con esos regalos estaba tratando de comprar su perdón...
Hacía años lo había dejado con un sabor bien amargo en la boca. Esau esperaba el momento para vengarse y matar a su hermano por haberle quitado la primogenitura. Los dos estaban mal, pero cuando es a uno a quien le hacen cosas malas, no estamos en condiciones de compartir la culpa. Todos son culpables, menos yo. Me amo tanto que no acepto lo que los demás me hacen... Ellos son los malos. Ellos son los ingratos. Ellos me robaron. Ellos, ellos, ellos...
Jacob y Esau a la enésima potencia...
Así que años después, cuando Jacob regresa de sus aventuras del otro lado de la frontera, llegó el momento de arreglar cuentas. Y trata de hacerlo a la vieja manera. Con regalos. No importa el precio, pero Esau tiene que sentirse impresionado por los regalos que le presento. Con esto tiene que perdonarme y olvidar todo lo que le hice antes... Gèn. 32:20: "Pues dijo: Lo apaciguaré con el presente que va delante de mí. Y después veré su rostro; quizá me acepte."
Solo que Dios tiene otros pensamientos. El Señor no acepta que su hijo haga lo mismo que hacía antes... No se trata solo de regalos, Jacob. Tienes que aprender a ser humilde y reconocer que heriste el corazón de tu hermano. Olvida los frijoles. Olvida su desinterés por la primogenitura. Olvida su carácter aventurero. Olvida el poco amor por las cosas espirituales de Esau. No lo juzgues a tu manera. Me interesas tú. Tù tienes que cambiar no tu hermano. Tù tienes que ser diferente. Tù tienes que vivir conforme mis planes... Olvida a los demás. Tù tienes que empezar a dar el ejemplo... Ya no compres el perdón. Pídelo. Ya no compres la paz. Bùscala. Ya no chantajees con tus regalos. Humillate...
Así las cosas, al dìa siguiente cuando se encuentra con su hermano a la distancia, Jacob hace algo diferente... Gèn. 33:3 "y se inclinó hasta el suelo siete veces hasta que llegó cerca de su hermano."
¿Ya lo vio? Completamente rendido. Ya los regalos pasaron a otro plano. Lo que Esau está viendo es a un humilde Jacob inclinándose totalmente ante él... Humillado. Empolvado. Vestidos llenos de polvo. Su rostro sudoroso con gotas que denotan dolor. Un rictus de temor. Tierra por todos lados... El siete es el número de la totalidad. Totalmente diferente... El resto usted lo puede leer en esta bella historia del encuentro de dos hermanos...
Ya viene el diez de mayo. Muchos harán lo mismo que Jacob. Tratarán de arreglar las cosas con flores. Con una cena de pollo. Con un regalito barato. Con un "te amo". Pero nada de humillarse. Nada de enterrar el orgullo entre la tierra y demostrar humildad... Sale más barato un perfume que una palabra que denote humillación... Un regalo a cambio de un abrazo. Un regalo a cambio de una palabra que penetre el alma. Un regalo a cambio de una mirada humilde. Un regalo a cambio de un "perdón, amor, trataré de no repetir mi falta..." ¿Como lo verán este próximo diez de mayo?
Todo un dineral. Lo mejor de sus rebaños. Una cantidad excesiva de regalos. Uno tras otro, sus siervos tomaron lo que Jacob les dio para arreglar las cosas con su hermano Esau... Le tenía miedo y con esos regalos estaba tratando de comprar su perdón...
Hacía años lo había dejado con un sabor bien amargo en la boca. Esau esperaba el momento para vengarse y matar a su hermano por haberle quitado la primogenitura. Los dos estaban mal, pero cuando es a uno a quien le hacen cosas malas, no estamos en condiciones de compartir la culpa. Todos son culpables, menos yo. Me amo tanto que no acepto lo que los demás me hacen... Ellos son los malos. Ellos son los ingratos. Ellos me robaron. Ellos, ellos, ellos...
Jacob y Esau a la enésima potencia...
Así que años después, cuando Jacob regresa de sus aventuras del otro lado de la frontera, llegó el momento de arreglar cuentas. Y trata de hacerlo a la vieja manera. Con regalos. No importa el precio, pero Esau tiene que sentirse impresionado por los regalos que le presento. Con esto tiene que perdonarme y olvidar todo lo que le hice antes... Gèn. 32:20: "Pues dijo: Lo apaciguaré con el presente que va delante de mí. Y después veré su rostro; quizá me acepte."
Solo que Dios tiene otros pensamientos. El Señor no acepta que su hijo haga lo mismo que hacía antes... No se trata solo de regalos, Jacob. Tienes que aprender a ser humilde y reconocer que heriste el corazón de tu hermano. Olvida los frijoles. Olvida su desinterés por la primogenitura. Olvida su carácter aventurero. Olvida el poco amor por las cosas espirituales de Esau. No lo juzgues a tu manera. Me interesas tú. Tù tienes que cambiar no tu hermano. Tù tienes que ser diferente. Tù tienes que vivir conforme mis planes... Olvida a los demás. Tù tienes que empezar a dar el ejemplo... Ya no compres el perdón. Pídelo. Ya no compres la paz. Bùscala. Ya no chantajees con tus regalos. Humillate...
Así las cosas, al dìa siguiente cuando se encuentra con su hermano a la distancia, Jacob hace algo diferente... Gèn. 33:3 "y se inclinó hasta el suelo siete veces hasta que llegó cerca de su hermano."
¿Ya lo vio? Completamente rendido. Ya los regalos pasaron a otro plano. Lo que Esau está viendo es a un humilde Jacob inclinándose totalmente ante él... Humillado. Empolvado. Vestidos llenos de polvo. Su rostro sudoroso con gotas que denotan dolor. Un rictus de temor. Tierra por todos lados... El siete es el número de la totalidad. Totalmente diferente... El resto usted lo puede leer en esta bella historia del encuentro de dos hermanos...
Ya viene el diez de mayo. Muchos harán lo mismo que Jacob. Tratarán de arreglar las cosas con flores. Con una cena de pollo. Con un regalito barato. Con un "te amo". Pero nada de humillarse. Nada de enterrar el orgullo entre la tierra y demostrar humildad... Sale más barato un perfume que una palabra que denote humillación... Un regalo a cambio de un abrazo. Un regalo a cambio de una palabra que penetre el alma. Un regalo a cambio de una mirada humilde. Un regalo a cambio de un "perdón, amor, trataré de no repetir mi falta..." ¿Como lo verán este próximo diez de mayo?
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