QUEMANDO PUENTES
No es un secreto que muchas personas no quieren dejar el pasado doloroso que ha marcado sus vidas... Como un trago de vinagre, prefieren guardar rencores y recuerdos que han lastimado o lacerado sus corazones con tal de no olvidar lo que les han hecho otras personas...
En nuestro caminar encontraremos a esa clase de personas a quienes usted les dice "buenos días" como un saludo y ellos responden con una indiferencia dolorosa porque para ellos no hay ningún "buenos días...". Todos son malos. Todos son dolorosos. Ingratos. Amargos y aciagos... Su pregunta mental es: ¿Qué tienen de buenos estos días...?
Lo peor de todo es que ellos no solo se hacen daño a sí mismos. También dañan a los que viven a su lado. Madres que se amargaron por un episodio en su matrimonio fallido y de allí en adelante ya no existen hombres buenos. Amargan a sus hijas en contra de los hombres haciéndoles perder la fe de encontrar un día el amor que llene su futuro y su corazón...
Padres que amargan a sus hijos en contra de las mujeres solo porque una les dañó la autoestima dejándolos abandonados, yéndose con otro hombre, pero que a partir de esa experiencia, como dijo Vargas Vila, "todas las mujeres son malas..."
Es por eso que hay que tomar una acción contra esa acción... Quemar los puentes del pasado. Quemar esos recuerdos que nada bueno nos traen y a cambio, revivir aquellos en que fuimos felices, aquellos momentos que nos hicieron reír a carcajadas y nos hicieron vibrar de emoción al roce tierno de una mano infantil o varonil, o un suspiro de emoción al sentirnos queridos y amados por alguien...
Quemar los puentes en que transitaron aquellos que nos dejaron tirados en medio del camino ignorando el terrible dolor que nos impactaron en nuestras almas... Quemar los puentes por donde caminamos algún trecho con personas que fueron indiferentes a nuestra amistad, a nuestro respeto y cariño... Quemar puentes significa olvidar. Quemar puentes significa ya no caminar por el mismo sendero en los recuerdos tristes y amargos que nos ocasionan un sinsabor en la boca...
Me viene a la mente el cantautor Alberto Cortez con su poema: "¿Dime, qué tiras al agua...? Y es la misma pregunta que nos debemos hacer nosotros... ¿Qué tiramos al agua? Tiremos esos recuerdos que nos han estacionado en la esquina del camino y sigamos andando... Tiremos al agua aquellas cosas que se vuelven jorobas en nuestra espalda y nos producen un peso vergonzoso que nos humilla y nos hace caminar lento...
Quemar puentes es lo importante cada año. Quememos el puente en donde nos escupieron el rostro con un acto de vergüenza. Quememos el puente en donde cometimos aquel desaguisado que nos ha provocado humillación y nos ha hecho bajar la vista ante los demás... quememos el puente en donde dimos aquel beso prohibido, aquel acto que nos rebajó moral y espiritualmente...
Y continuemos hacia el frente. Tiremos al agua todo aquello que nos recuerda dolor. Quememos el puente que nos recuerda la amarga experiencia de haber traicionado al Amor... A Jesus... A nosotros mismos... Quemando ese puente ya no hay excusa para mejor en el trayecto que nos falta transitar.
En nuestro caminar encontraremos a esa clase de personas a quienes usted les dice "buenos días" como un saludo y ellos responden con una indiferencia dolorosa porque para ellos no hay ningún "buenos días...". Todos son malos. Todos son dolorosos. Ingratos. Amargos y aciagos... Su pregunta mental es: ¿Qué tienen de buenos estos días...?
Lo peor de todo es que ellos no solo se hacen daño a sí mismos. También dañan a los que viven a su lado. Madres que se amargaron por un episodio en su matrimonio fallido y de allí en adelante ya no existen hombres buenos. Amargan a sus hijas en contra de los hombres haciéndoles perder la fe de encontrar un día el amor que llene su futuro y su corazón...
Padres que amargan a sus hijos en contra de las mujeres solo porque una les dañó la autoestima dejándolos abandonados, yéndose con otro hombre, pero que a partir de esa experiencia, como dijo Vargas Vila, "todas las mujeres son malas..."
Es por eso que hay que tomar una acción contra esa acción... Quemar los puentes del pasado. Quemar esos recuerdos que nada bueno nos traen y a cambio, revivir aquellos en que fuimos felices, aquellos momentos que nos hicieron reír a carcajadas y nos hicieron vibrar de emoción al roce tierno de una mano infantil o varonil, o un suspiro de emoción al sentirnos queridos y amados por alguien...
Quemar los puentes en que transitaron aquellos que nos dejaron tirados en medio del camino ignorando el terrible dolor que nos impactaron en nuestras almas... Quemar los puentes por donde caminamos algún trecho con personas que fueron indiferentes a nuestra amistad, a nuestro respeto y cariño... Quemar puentes significa olvidar. Quemar puentes significa ya no caminar por el mismo sendero en los recuerdos tristes y amargos que nos ocasionan un sinsabor en la boca...
Me viene a la mente el cantautor Alberto Cortez con su poema: "¿Dime, qué tiras al agua...? Y es la misma pregunta que nos debemos hacer nosotros... ¿Qué tiramos al agua? Tiremos esos recuerdos que nos han estacionado en la esquina del camino y sigamos andando... Tiremos al agua aquellas cosas que se vuelven jorobas en nuestra espalda y nos producen un peso vergonzoso que nos humilla y nos hace caminar lento...
Quemar puentes es lo importante cada año. Quememos el puente en donde nos escupieron el rostro con un acto de vergüenza. Quememos el puente en donde cometimos aquel desaguisado que nos ha provocado humillación y nos ha hecho bajar la vista ante los demás... quememos el puente en donde dimos aquel beso prohibido, aquel acto que nos rebajó moral y espiritualmente...
Y continuemos hacia el frente. Tiremos al agua todo aquello que nos recuerda dolor. Quememos el puente que nos recuerda la amarga experiencia de haber traicionado al Amor... A Jesus... A nosotros mismos... Quemando ese puente ya no hay excusa para mejor en el trayecto que nos falta transitar.
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