CÒDIGOS
Estamos presenciando una era en donde los códigos de conducta están por los suelos... Ya los jóvenes no respetan a sus mayores. Los hijos no se sujetan a los padres. Los padres están destruyendo a sus hijos y los cónyuges están peleando por la supremacìa matrimonial...
Los códigos de conducta se han perdido... Ahora lo que vale es el código de la selva. El más fuerte domina al débil. El rico desprecia al pobre, aunque lo utiliza para sus fines... En la calle lo que domina es el código del más insolente, abusivo y pedante. La vida se ha vuelto un caos que da temor andar por las aceras en donde en vez de servir para los peatones sirven para que los ricos y poderosos parqueen sus camionetas y los peatones que se bajen a la calle... Así están las cosas...
Si usted sale a caminar en las mañanas a hacer un poco de ejercicio dirá "buenos días" a algún transeúnte y no espere que le responda el saludo. Hay miedo. Hay pánico de solo responder un gesto de buena educación... Hoy se vale ser mal educado. Es el código de conducta común y corriente...
Un dia de estos vi un microbús lleno de pasajeros que pasaba por una esquina. Noté a través de la ventanilla que en dos filas de asientos iban sentados don jóvenes. A su lado y de pie, iban tres mujeres. Vi la indiferencia en los rostros de los hombres cómodamente sentados y la desesperación en las damas al mantener el equilibrio agarrándose fuerte del pasamanos del bus... ¿En donde quedó tirada la buena educación en los jóvenes? ¿Quién perdió el hilo para instruir a nuestros jóvenes a ser corteses con las damas y cederles el asiento? Se perdieron los códigos de cortesía...
¿Este código contamina su mundo? ¿Los pronombres posesivos dominan el lenguaje de su círculo? Mi carrera, mis sueños, mis cosas. Quiero que las cosas se encaminen a mi tiempo y a mi forma... Si es así, lamento ser franco y sincero: Usted también ha perdido los códigos de conducta de compartir, de dar, de ser bienaventurado al dar que recibir... Si usted se ha visto retratado en los pronombres posesivos anteriores, usted sabe lo salvaje que puede llegar a ser alguien que solo piensa en sí mismo...
Sin embargo, también sé que de vez en cuando un diamante brilla en el barro. Un camarada comparte. Un amigo visita. Una amiga invita. Un hermano ora. Un amigo abraza. Alguien saluda de lejos. Una sonrisa en un rostro desconocido. El brillo intenso y hermoso de unos ojos que nos ven al pasar... Diamantes en medio del lodo. Lirios en el fango. Rosas en el desierto...
Eso fue Abigail en la vida de David. La deslumbrante y hermosa Abigail que sale al encuentro del pastor enojado, rezumando odio y muerte a la casa de Nabal que le negó un poco de comida. De nada sirvieron los esfuerzos para que ese "necio" comprendiera el hambre de su prójimo. Pensò que todo era de él y de nadie más. Y la sentencia de muerte está sobre él y su casa... Hasta que surge un pétalo hermoso y luego otro y luego otro, hasta darle forma a la rosa que embriaga a David con su perfume y salva su herencia... Nabal no tiene código de agradecimiento. Abigail tiene un código de bondad...
Yo espero seguir viendo surgir en medio del fango de la vida, gentes como Abigail que se esmeran en cambiar los códigos comunes y corrientes, vulgares y hediondos a egoísmo, por los códigos de la buena voluntad, del amor, respeto, dignidad y compañerismo... ¿Me acompaña usted...?
Los códigos de conducta se han perdido... Ahora lo que vale es el código de la selva. El más fuerte domina al débil. El rico desprecia al pobre, aunque lo utiliza para sus fines... En la calle lo que domina es el código del más insolente, abusivo y pedante. La vida se ha vuelto un caos que da temor andar por las aceras en donde en vez de servir para los peatones sirven para que los ricos y poderosos parqueen sus camionetas y los peatones que se bajen a la calle... Así están las cosas...
Si usted sale a caminar en las mañanas a hacer un poco de ejercicio dirá "buenos días" a algún transeúnte y no espere que le responda el saludo. Hay miedo. Hay pánico de solo responder un gesto de buena educación... Hoy se vale ser mal educado. Es el código de conducta común y corriente...
Un dia de estos vi un microbús lleno de pasajeros que pasaba por una esquina. Noté a través de la ventanilla que en dos filas de asientos iban sentados don jóvenes. A su lado y de pie, iban tres mujeres. Vi la indiferencia en los rostros de los hombres cómodamente sentados y la desesperación en las damas al mantener el equilibrio agarrándose fuerte del pasamanos del bus... ¿En donde quedó tirada la buena educación en los jóvenes? ¿Quién perdió el hilo para instruir a nuestros jóvenes a ser corteses con las damas y cederles el asiento? Se perdieron los códigos de cortesía...
¿Este código contamina su mundo? ¿Los pronombres posesivos dominan el lenguaje de su círculo? Mi carrera, mis sueños, mis cosas. Quiero que las cosas se encaminen a mi tiempo y a mi forma... Si es así, lamento ser franco y sincero: Usted también ha perdido los códigos de conducta de compartir, de dar, de ser bienaventurado al dar que recibir... Si usted se ha visto retratado en los pronombres posesivos anteriores, usted sabe lo salvaje que puede llegar a ser alguien que solo piensa en sí mismo...
Sin embargo, también sé que de vez en cuando un diamante brilla en el barro. Un camarada comparte. Un amigo visita. Una amiga invita. Un hermano ora. Un amigo abraza. Alguien saluda de lejos. Una sonrisa en un rostro desconocido. El brillo intenso y hermoso de unos ojos que nos ven al pasar... Diamantes en medio del lodo. Lirios en el fango. Rosas en el desierto...
Eso fue Abigail en la vida de David. La deslumbrante y hermosa Abigail que sale al encuentro del pastor enojado, rezumando odio y muerte a la casa de Nabal que le negó un poco de comida. De nada sirvieron los esfuerzos para que ese "necio" comprendiera el hambre de su prójimo. Pensò que todo era de él y de nadie más. Y la sentencia de muerte está sobre él y su casa... Hasta que surge un pétalo hermoso y luego otro y luego otro, hasta darle forma a la rosa que embriaga a David con su perfume y salva su herencia... Nabal no tiene código de agradecimiento. Abigail tiene un código de bondad...
Yo espero seguir viendo surgir en medio del fango de la vida, gentes como Abigail que se esmeran en cambiar los códigos comunes y corrientes, vulgares y hediondos a egoísmo, por los códigos de la buena voluntad, del amor, respeto, dignidad y compañerismo... ¿Me acompaña usted...?
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