POEMAS

Voy a abrir mi corazón ante ustedes... Soy por naturaleza un amante de la poesía...

Desde que yo recuerdo, siempre me han gustados los poemas. Mi padre adoptivo me enseño a estudiar poesía y a veces, a hacer mis pininos escribiendo uno que otro verso. Recuerdo perfectamente cuando me hizo estudiar las antologías poéticas de Latinoamérica.  Siempre tengo en mi mente uno que otro verso que quedó impregnado en mi interior...

Hasta la fecha no sé si le molestará al Señor que eso siga estando allí. En algún recóndito lugar de mi ser todavía resuenan a veces "los versos más tristes esta noche..." O que decir de Neruda: "Volverán las oscuras golondrinas"  o Darío y su "Marcha Triunfal", o también Batres Montùfar: "Yo pienso en ti, tú vives en mi mente..."

Bueno, pero les abro mi corazón hoy de esta manera porque acabo de aprender algo con respecto a los poemas... Les explico:

Las Escrituras comparan a la iglesia con un poema. "Porque somos hechura suya" Efe. 2:10. La palabra griega para "hechura" desciende de la raíz poeo, que también quiere decir poesía... ¡Somos el poema de Dios! Lo que Batres Montùfar o Ruben Darío hicieron con papel y pluma, nuestro Dios lo hizo con nosotros... Somos la expresión de su mejor arte creativo...

Pero, un momento: No somos usted ni yo el poema. Todos nosotros somos ese poema.  La poesía exige variedad.  Y, para escribir esa variedad Dios utiliza todos los estilos de letras.  Pensadores lógicos. Adoradores emotivos.  Líderes dinámicos.  Seguidores dóciles.  Los visionarios que lideran.  Los estudiosos que ponderan.  Los generosos que dan para pagar las cuentas.  Verbos llenos de acción.  Nombres sólidos como rocas.  Enigmáticos signos de interrogación...

Solos, somos signos en una página que no dicen nada.  Pero juntos, somos inspiración. Inspiramos al mundo a buscar la rima de sus vidas para poder entonar sus cánticos de alabanza junto a nosotros... Es por eso que Jesus dijo que somos la sal de la tierra. Le provocamos sed al mundo. Sed de amor de Dios. Sed de ternura de Jesus. Sed de compañerismo sincero. Sed de familia espiritual...

Ahora entiendo por qué me gusta tanto la poesía. Ahora comprendo que desde el vientre de mi mamá, el Señor escribió un poema para mí. Para hacerme saber que mi nombre está esculpido en la palma de su mano y de allí nadie me arrebatará. ¿No es maravilloso saber esto?

Y usted también es parte de ese poema de amor. Los versos escritos con el dedo de Dios en nuestros corazones hace que juntos provoquemos rima. Que formemos las líneas necesarias para que la música de la poesía se haga realidad. Por eso nos necesitamos unos a otros. Porque juntos, usted y los demás, le damos forma al verso... "Como el siervo brama por las corrientes de las aguas..." Es un verso maravilloso que solo un poeta dulce y enamorado de Dios pudo haber escrito y que quedó como un vivo testimonio que en algún recóndito lugar de su corazón también vive un eterno enamorado y apasionado de la poesía como lo fue David... Usted es poesía. Yo soy poesía. Juntos somos el poema de Dios... Aquí radica el porqué somos tan románticos con nuestro Señor Jesus... ¿Lo ve...?

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