COSAS

Zaqueo. El fariseo que se trepa a un árbol para ver de cerca a Jesus. No sabía que Jesus lo estaba esperando desde hacía mucho tiempo. Y no para verlo sino para tratar con él. Para cambiarle su perspectiva de la vida...

Zaqueo. Afanado por juntar todas las cosas que el mundo ofrece. Tener cada vez más. Nunca estar satisfecho. Mucha hambre por lo material. Mucho interés en reunir cosas. Más televisores y más grandes. Más refrigeradoras para más comida. Casa más grande para llenarla de cosas más grandes. La grandeza de Zaqueo no está en su desarrollo. Esta en sus cosas. Es bajo de estatura y para compensar su complejo necesita tener cosas grandes. Para sentirse "grande..."

Pero se encuentra con Jesus... Y Jesus pone las cosas en su justo lugar. Sin decir una sola palabra, solo poniendo sus Ojos que todo lo ven, hace que Zaqueo se de cuenta que no necesita llenarse de más ropa, libros, carros, juguetes electrónicos ni teléfonos celulares inteligentes. Que el inteligente de verdad es quien conoce la Verdad. Y la Verdad es Jesus. Y Jesus ha llegado a su casa. En un abrir y cerrar de ojos, Zaqueo se empieza a despojar de sus cosas...

Entendemos a Zaqueo. Su historia es la nuestra. Algunas veces el cristiano que hay dentro de nosotros olvida lo que es importante. Nos concentramos en nuestro trabajo, la gente que nos rodea, lo que tenemos que hacer, las cosas físicas que nuestra familia necesita.  Primero tenemos que lograr estar en realidad quietos y calmados, y luego podemos darle a Dios toda nuestra atención.  Oramos, lo adoramos, le damos gracias y pedimos su guía. Leemos sus palabras en la Biblia para oír lo que su voz nos dice.  Cuando no estamos concentrados en lo que le importa a Dios, nuestro corazón se desvía hacia las cosas de este mundo: más y màs grandes, mejores y más veloces.  La mayoría de las cuales tiene el objetivo de satisfacer nuestros propios deseos egoístas...

No obstante, cuando permenecemos cerca de nuestro Dios y salvador, las cosas temporales de este mundo ya no nos parecen tan brillantes... Se opacan. Pierden su oropel. Aparece el cobre.

Con Dios nos basta y nos sobra... Por lo menos eso es lo que debiera suceder... ¿Me equivoco?  Poner a Jesus primero produce un contentamiento extraño.  Pablo se lo explico a Timoteo: "A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos" 1 Tim. 6:17...

Aquellos que han perdido todo lo que han ahorrado en la vida pueden decirle lo insegura que es la riqueza.  Sin embargo, Dios no solo quiere proveernos, sino también desea que disfrutemos. Hagamos una prueba: Compre todo lo que pueda. No se niegue nada de lo que quiere. Viaje, acumule, guarde todo lo que siempre quiso. Reúna más y más dinero. Sacrifique a su familia si hace falta. Llegue al final de su vida y preguntese con toda sinceridad si todas las cosas que acumuló le han dado plenitud... Si realmente fue bendecido. Si en eso estaba su supuesta felicidad...

Le aseguro que su respuesta será un rotundo "no".  Por desdicha, así es como muchos están viviendo... y muriendo.  El Zaqueo que vive dentro de nosotros debe entender lo mismo que entendió el de la Biblia: Las cosas materiales que la vida ofrece no compensan en nada lo que Jesus nos da. Paz en medio de las tormentas... La grandeza no está en las cosas grandes. Esta en un gran corazón.

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