SENTIR
Desde pequeños hemos aprendido lo que es sentir. Lloramos cuando sentimos hambre. Cuando sentimos frío o calor o algún malestar...
Lo que sentimos empieza a guiar nuestras vidas llegando a un momento en que sin darnos cuenta, caemos en la red del engaño de nuestros sentimientos. No hay excepción para nadie. Todos podemos caer víctimas de nuestras emociones que no son sino nuestros sentimientos...
Por supuesto, hay emociones sanas. Sentimientos limpios. Pero seamos francos: No siempre nuestros sentimientos nos llevaràn por la senda correcta. Por eso Jesus nos dijo que no confiáramos en ningún hombre. En el hombre interior. O la mujer interior en el caso que usted sea una dama...
El mejor instrumento para caminar correctamente es el nivel de la Palabra. Si mis acciones no están niveladas por la Palabra de Dios mi pared se desmoronará. Y junto con mi pared de seguridad, se caerá todo lo demás: finanzas. Hogar. Matrimonio. Amigos. Carrera. Todo.
Podemos, en algún momento sentir cierta empatía hacia alguien. No es pecado. Pero cuando esa empatía se empieza a convertir en admiración y luego en necesidad, ya mis sentimientos se están entrometiendo entre lo santo y lo profano. Es allí en donde debemos estar vigilantes. No permitir que nuestros sentimientos nos lleven a la deriva. Eso ha sido la causa de muchos fracasos matrimoniales y financieros...
A mucha gente le han enseñado a justificar tontamente que se base en sus "sentimientos"... "Sentí que Dios me estaba dirigiendo hacia..." "Sentí que el Señor me estaba diciendo que podía tener otra mujer en mi vida... a ser indiferente a mis deudas, a mentir a mi jefe, a coquetear con una vecina casada, a darle mi teléfono a ese muchacho, a aceptar esa invitación a un motel...
Hay un problema en esto: Dios nunca nos conducirá a violar su Palabra. No va a contradecir sus enseñanzas. Tengamos cuidado con la frase: "Dios, permíteme..." No. No bromee con esto. No disimule su pecado como si fuese una indicación de Dios. Èl no le indica mentir, engañar o lastimar. Èl le conducirá fielmente a través de las Palabras de su Escritura y los consejos de sus fieles...
Incluso me he enterado que hay pastores que lo primero que le preguntan a quien les consulta algún dilema emocional: "¿Y usted... que siente? Ah, siento que la amo, pastor. Siento que debo estar con ella. Siento que debo dejar a mi esposa e irme con ella... ¿De verdad siente que la ama? ¡Si, pastor! Entonces esto es de Dios. Porque Dios es "amor..." ¿Qué le parece este consejito? ¿Basado en los sentimientos de un adúltero?
Ya Pablo nos advirtió: ¿De donde salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones y los robos y los engaños? Èl mismo nos responde: Del corazón perverso y engañoso...
No, amigos. No podemos confiar en nuestros sentimientos. Son ilusorios. Utópicos. Sofismas. Mentiras vestidas de verdades. Confiemos mejor en el Fiel y Verdadero. En Jesus...
Lo que sentimos empieza a guiar nuestras vidas llegando a un momento en que sin darnos cuenta, caemos en la red del engaño de nuestros sentimientos. No hay excepción para nadie. Todos podemos caer víctimas de nuestras emociones que no son sino nuestros sentimientos...
Por supuesto, hay emociones sanas. Sentimientos limpios. Pero seamos francos: No siempre nuestros sentimientos nos llevaràn por la senda correcta. Por eso Jesus nos dijo que no confiáramos en ningún hombre. En el hombre interior. O la mujer interior en el caso que usted sea una dama...
El mejor instrumento para caminar correctamente es el nivel de la Palabra. Si mis acciones no están niveladas por la Palabra de Dios mi pared se desmoronará. Y junto con mi pared de seguridad, se caerá todo lo demás: finanzas. Hogar. Matrimonio. Amigos. Carrera. Todo.
Podemos, en algún momento sentir cierta empatía hacia alguien. No es pecado. Pero cuando esa empatía se empieza a convertir en admiración y luego en necesidad, ya mis sentimientos se están entrometiendo entre lo santo y lo profano. Es allí en donde debemos estar vigilantes. No permitir que nuestros sentimientos nos lleven a la deriva. Eso ha sido la causa de muchos fracasos matrimoniales y financieros...
A mucha gente le han enseñado a justificar tontamente que se base en sus "sentimientos"... "Sentí que Dios me estaba dirigiendo hacia..." "Sentí que el Señor me estaba diciendo que podía tener otra mujer en mi vida... a ser indiferente a mis deudas, a mentir a mi jefe, a coquetear con una vecina casada, a darle mi teléfono a ese muchacho, a aceptar esa invitación a un motel...
Hay un problema en esto: Dios nunca nos conducirá a violar su Palabra. No va a contradecir sus enseñanzas. Tengamos cuidado con la frase: "Dios, permíteme..." No. No bromee con esto. No disimule su pecado como si fuese una indicación de Dios. Èl no le indica mentir, engañar o lastimar. Èl le conducirá fielmente a través de las Palabras de su Escritura y los consejos de sus fieles...
Incluso me he enterado que hay pastores que lo primero que le preguntan a quien les consulta algún dilema emocional: "¿Y usted... que siente? Ah, siento que la amo, pastor. Siento que debo estar con ella. Siento que debo dejar a mi esposa e irme con ella... ¿De verdad siente que la ama? ¡Si, pastor! Entonces esto es de Dios. Porque Dios es "amor..." ¿Qué le parece este consejito? ¿Basado en los sentimientos de un adúltero?
Ya Pablo nos advirtió: ¿De donde salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones y los robos y los engaños? Èl mismo nos responde: Del corazón perverso y engañoso...
No, amigos. No podemos confiar en nuestros sentimientos. Son ilusorios. Utópicos. Sofismas. Mentiras vestidas de verdades. Confiemos mejor en el Fiel y Verdadero. En Jesus...
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