CONTACTOS
Gèn. 22:1 "...¡Abraham! Y él respondió: Heme aquí.."
No soy experto en redes sociales. Apenas puedo enviar un WhatsApp o un pequeño mensaje a quienes me escriben por esos medios. Me gusta más comunicarme con los correos electrónicos ya que como han podido verificar mis lectores, me gusta escribir... Me estoy acercando a los mil artículos en mi blog y aún creo que me quedan muchos temas por delante... No hay nada más delicioso que afectar positivamente la vida de mi prójimo. Me gusta impactar o enojar o entristecer sus emociones, tomando en cuenta que todo es para bien, como dijo Pablo...
Pues bien, antes de comunicarme con alguien por mi celular, me gusta preguntar esto: "Fulano, ¿estás ahí?" esperando recibir una respuesta que me haga saber que puedo escribir un mensaje o un correo... Pero, claro, me entristece muchas veces no hacer contacto con las personas a quienes quiero contarles algo o hacerles una consulta... Sencillamente no están... Eso me indica que, o no estoy en su lista de contactos o ignoran mi llamado...
Ni modo. Tomo para otro lado. Busco en otro contacto lo que el primero se perdió...
Así es Dios. Èl tiene un listado de contactos con quienes espera contar en cualquier momento. Mi frase favorita en mis oraciones diarias es: "Señor, cuenta conmigo. En cuanto me llames sabes que estoy disponible para ti..." Y, créame, lo hace. Sin dudar que atenderé su pregunta si estoy "ahí". No hay nada más importante que atender al llamado del Rey del Universo quien puede pedirle a un ángel que le haga un mandado pero ha preferido buscarme y encomendarme a mí, un simple obrero de barro vestido de piel para servirle cuando quiera, en donde quiera y en el momento que quiera...
Para eso son los contactos. Se supone. Tristemente hoy, en la era de la telefonía a plazos, no siempre podemos contar con los contactos que tenemos en nuestra agenda personal. Debo ser sincero: a algunos ya los borré de mi agenda porque nunca me responden a mi llamado. O es que se quedan sin saldo o ignoran mi llamada o simplemente no le ponen nombre a mi número, en consecuencia, cuando aparece mi llamada de auxilio en sus pantallas, no estoy registrado en su agenda... Triste...
Eso fue lo que no le pasó a Abraham...
El Señor necesita algo. Y busca en su agenda a quien puede pedirle que le haga lo que necesita. Indudablemente buscó en sus contactos a alguien que estuviera disponible para atenderlo. No lo encontró. Pulsó su dedo pulgar en su listado, hasta que encontró a su amigo. Pero su amigo no sabe que Dios lo está buscando para pedirle un sacrificio. Pero más que un sacrificio, Dios le quiere pedir una señal de obediencia. Y la obediencia empieza con un "Heme aquí." Así de sencillo. Los dedos de Dios teclearon en su celular ese sencillo mensaje: ¿Estás ahí? Y, claro. En cuanto el celular de Abraham vibró y en su pantalla apareció la identificación "Dios", se apresuró no a comprar saldo sino a responder: "Heme aquí". Su amigo lo necesita y él está disponible 24/7...
Igual que nosotros con nuestros contactos, ¿verdad...? Alguien está en la emergencia de un hospital y buscó su numero. Alguien está peleando con su pareja y la amenaza de la separación pende sobre ellos y uno de ellos buscó su numero. Otro alguien está ardiendo en fiebre y necesita una medicina. Busca en su celular y oprime su número. Alguien más se quedó en medio del camino con una llanta pinchada y busca a quien le puede dar una mano y es a usted a quien le marcó... Otro necesita hablar con alguien y le está buscando en su celular para compartir un café que ya se está enfriando porque ese alguien no responde. Esa es usted.
¿Como anda usted, entonces, con su lista de contactos? ¿Está lista, hermana, para responder a la pregunta: "¿Fulana, estas ahí...?" ¿Pongo su nombre o mejor lo dejo en blanco? ¿Que dice...? Mañana les cuento qué me inspiró este escrito... estén pendientes...
No soy experto en redes sociales. Apenas puedo enviar un WhatsApp o un pequeño mensaje a quienes me escriben por esos medios. Me gusta más comunicarme con los correos electrónicos ya que como han podido verificar mis lectores, me gusta escribir... Me estoy acercando a los mil artículos en mi blog y aún creo que me quedan muchos temas por delante... No hay nada más delicioso que afectar positivamente la vida de mi prójimo. Me gusta impactar o enojar o entristecer sus emociones, tomando en cuenta que todo es para bien, como dijo Pablo...
Pues bien, antes de comunicarme con alguien por mi celular, me gusta preguntar esto: "Fulano, ¿estás ahí?" esperando recibir una respuesta que me haga saber que puedo escribir un mensaje o un correo... Pero, claro, me entristece muchas veces no hacer contacto con las personas a quienes quiero contarles algo o hacerles una consulta... Sencillamente no están... Eso me indica que, o no estoy en su lista de contactos o ignoran mi llamado...
Ni modo. Tomo para otro lado. Busco en otro contacto lo que el primero se perdió...
Así es Dios. Èl tiene un listado de contactos con quienes espera contar en cualquier momento. Mi frase favorita en mis oraciones diarias es: "Señor, cuenta conmigo. En cuanto me llames sabes que estoy disponible para ti..." Y, créame, lo hace. Sin dudar que atenderé su pregunta si estoy "ahí". No hay nada más importante que atender al llamado del Rey del Universo quien puede pedirle a un ángel que le haga un mandado pero ha preferido buscarme y encomendarme a mí, un simple obrero de barro vestido de piel para servirle cuando quiera, en donde quiera y en el momento que quiera...
Para eso son los contactos. Se supone. Tristemente hoy, en la era de la telefonía a plazos, no siempre podemos contar con los contactos que tenemos en nuestra agenda personal. Debo ser sincero: a algunos ya los borré de mi agenda porque nunca me responden a mi llamado. O es que se quedan sin saldo o ignoran mi llamada o simplemente no le ponen nombre a mi número, en consecuencia, cuando aparece mi llamada de auxilio en sus pantallas, no estoy registrado en su agenda... Triste...
Eso fue lo que no le pasó a Abraham...
El Señor necesita algo. Y busca en su agenda a quien puede pedirle que le haga lo que necesita. Indudablemente buscó en sus contactos a alguien que estuviera disponible para atenderlo. No lo encontró. Pulsó su dedo pulgar en su listado, hasta que encontró a su amigo. Pero su amigo no sabe que Dios lo está buscando para pedirle un sacrificio. Pero más que un sacrificio, Dios le quiere pedir una señal de obediencia. Y la obediencia empieza con un "Heme aquí." Así de sencillo. Los dedos de Dios teclearon en su celular ese sencillo mensaje: ¿Estás ahí? Y, claro. En cuanto el celular de Abraham vibró y en su pantalla apareció la identificación "Dios", se apresuró no a comprar saldo sino a responder: "Heme aquí". Su amigo lo necesita y él está disponible 24/7...
Igual que nosotros con nuestros contactos, ¿verdad...? Alguien está en la emergencia de un hospital y buscó su numero. Alguien está peleando con su pareja y la amenaza de la separación pende sobre ellos y uno de ellos buscó su numero. Otro alguien está ardiendo en fiebre y necesita una medicina. Busca en su celular y oprime su número. Alguien más se quedó en medio del camino con una llanta pinchada y busca a quien le puede dar una mano y es a usted a quien le marcó... Otro necesita hablar con alguien y le está buscando en su celular para compartir un café que ya se está enfriando porque ese alguien no responde. Esa es usted.
¿Como anda usted, entonces, con su lista de contactos? ¿Está lista, hermana, para responder a la pregunta: "¿Fulana, estas ahí...?" ¿Pongo su nombre o mejor lo dejo en blanco? ¿Que dice...? Mañana les cuento qué me inspiró este escrito... estén pendientes...
Que el SEÑOR JESÚS lo siga usando pastor, gracias por sus consejos siempre que he necesitado un consejo usted y Mami siempre están dispuestos a ayudar Los amamos mucho bendiciones...
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