ARREGLOS

Empieza un nuevo día...

Empezamos el ajetreo diario y nos preparamos para darle la bienvenida a una aventura de fe, de emociones inéditas, de encuentros divinos con otros niveles de crecimiento, nos encontraremos con personas que nunca habíamos visto, nos enfrentaremos a retos de carácter, de reacciones que quizá nunca supimos que estaban dentro de nosotros hasta que afloran a la superficie...

Nos metemos al baño. Si somos hombres nos afeitamos la barba, nos arreglamos el cabello y un poquito de loción para oler bien, un buen pantalón que haga juego con la camisa, los zapatos con el cincho para que matice correctamente, nos colocamos la mejor sonrisa y... A la calle. A impresionar a los compañeros o amigos o hermanos de la iglesia...

Si es mujer, un buen lavado de cabello, un champoo suave, una buena crema para la cara, excelente maquillaje, ropa adecuada a la temperatura ambiente, zapatos de "tacón muñeca", pulseras, aretes y collar todo del mismo color que haga juego con el maquillaje también... un porte distinguido y... ¡lista! a dar una buena impresión a quienes le rodeen...

¿Estoy hablando de los artistas de Hollywood? No. Estoy hablando de nosotros. Porque así es como nos preparamos para el día a día. Invertimos un buen tiempo en arreglarnos para dar una buena impresión a los demás. Porque queremos agradar. Solo por eso. No queremos que nos vean mal. Deseamos ser aceptados y tomados en cuenta por la sociedad, la iglesia o los amigos. Solo por eso...

Y, ¿qué de Dios?. ¿Nos preparamos así para presentarnos ante el Señor antes de ir al cuarto de oración? ¿Nos preparamos así para ir a su encuentro a la Iglesia? ¿Nos esmeramos así para presentarle a Èl una buena impresión corporal? Mmmmm, buena pregunta, ¿verdad?

Las palabras de Mateo 17:1-5 dicen que: "Mientras estaba aún hablando, he aquí, una nube luminosa los cubrió; y una voz salió de la nube, diciendo: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido; a El oíd." Esto presupone una decisión de parte de Jesus de ir a estar en la presencia de Dios.  El simple  hecho de que escogió sus compañeros y subió a un monte sugiere que esta acción no fue impulso del momento. No fue que una mañana se despertó, miró el calendario y después su reloj, y dijo: ¡Huy! Hoy es el día que  que debemos subir al  monte. No. Tenía que hacer preparativos. Suspendió el ministerio entre la gente para preparar su corazón. Escogió el lugar a donde iba a adorar, el camino que iba a seguir y la senda correcta.  Escogió a quienes le iban a acompañar. Cuando llegó al lugar, su corazón estaba listo. Jesus se preparò para la adoración. No fue un acto común y corriente. Fue algo meditado, pensò en todos los detalles para estar con su Padre...

¿Hacemos lo mismo? ¿Nos preparamos para la adoración?  ¿Qué camino tomamos para subir al monte? Es más, ¿Tenemos un monte donde orar a solas con el Padre? La pregunta parece extraña, pero sospecho que muchos de nosotros sencillamente nos despertamos y nos presentamos así como amanecemos. No hacemos preparativos. No arreglamos nuestro espíritu. No limpiamos nuestro corazón. No nos cambiamos de aspecto espiritual. No nos peinamos el alma. Solo vamos y eso es todo... Tristemente actuamos casi a la ligera  cuando se trata de encontrarnos con Dios...

Hay una frase evangélica que da vergüenza: "...Como es para Dios..." No. No podemos seguir así, hermanos y hermanas. Debemos empezar a tomar en cuenta que estamos ante la presencia de Su Majestad el Rey. No ante un primo que viene en shorts y camisa de playa. No estamos ante un simple "chero", o un (disculpe el ejemplo) un simple vendedor de chicles... Vamos a encontrarnos con el Rey del Universo, el Señor de señores y Rey de reyes, con el Dador de la Vida... Entonces ¿que? ¿Como nos presentaremos este domingo y todos los demás ante nuestro Dios? Como decimos en Guatemala... Se lo dejo como deber...

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA NIÑERA Y SUS "BUENAS" INTENCIONES... (Parte 1)

DESATADLO Y DEJADLO IR. (Jn. 11:44)

PASAS Y MANZANAS