SUPERVISIÒN

Espero le sorprenda lo que va a leer...

Estamos viviendo bajo la supervisión de Dios. Así de simple. Dice la Escritura que ni una hoja cae al suelo sin que el Señor lo sepa. Que ni un pajarito deja de vivir sin que Èl lo autorice... ¿Que le parece esto? ¿Ya había pensado en esto? ¿Que su vida y la mía están siendo supervisadas por el Creador del Universo? Casi seguro que no...

Porque se nos ha enseñado que Dios se ocupa de otras cosas: de como salvar pecadores. De como advertir del infierno a los que andan en las cantinas y prostíbulos y otras cosas... Pero, ¿qué de nosotros los que ya le conocemos? ¡Ah! eso es otra cosa, pastor Berges. Eso es otra cosa... Nuestros nombres ya están inscritos en el Libro de la Vida y pronto, cuando venga el Armagedòn nos iremos a cantar coritos con los ángeles en el cielo...

Pero... ¿Mientras tanto que? ¿Estamos a la deriva? Buena pregunta, ¿verdad...?

Seguramente usted piensa que Dios esta ocupado en asuntos importantes.  Cuando se trata de dificultades de grandes ligas como la muerte, la enfermedad, el pecado y algún desastre... usted piensa que Dios se interesa en cosas grandes... Realmente grandes...

Pero ¿qué sucede con las cosas pequeñas? ¿Qué sucede con los jefes enojones, las llantas pinchadas o los perros extraviados? ¿Qué sucede con la vajilla rota, el transito congestionado, la camioneta atrasada, los dolores de muelas o una computadora que se traba?  ¿Le importan estas cosas a Dios?  Digo, él tiene que supervisar todo un universo.  Mantener a los planetas en equilibrio, vigilar a los presidentes y a los reyes.  Hay guerras que le preocupan y hambrunas que debe solucionar.  ¿Quién soy yo para hablarle de mi uña encarnada? ¿O del arito que no encuentro?

Me gusta su pregunta...

Porque si me lo permite, le diré quien es usted: Es un heredero de Dios y coheredero con Cristo.  Es eterno como los ángeles. Tiene una corona incorruptible. Es un sacerdote santo. Un tesoro especial. Fue escogido antes de la fundación del mundo. Su destino es loor y fama y gloria y para que sea un pueblo santo a Jehovà su Dios... Pero, por sobre todo lo mencionado anteriormente, más significativo que cualquier título o posición es el simple hecho de que usted es hijo de Dios...

Ayer le di vuelta a mi escritorio que tengo en casa y a las gavetas de mi mueble buscando mi Tesis de Doctorado para una presentación que debo hacer. No lo encontré por ningún lado. Después de revolver todo y tirar algunas cosas que estaban obsoletas, me olvide del asunto... Cuando llegué a mi oficina en mi congregación, buscando otras cosas en la gaveta de mi escritorio, ¿ni sabe que? ¡Allí estaba la dichosa tesis! Lo primero que me salió de mi boca fue un ¡Gloria a Dios...! ¿Qué tan importante era encontrar ese dichoso libro? Bueno, dirá usted, era insignificante. No para mí. Para mí era importante encontrarlo. Y mi Padre me ayudó. Dejó a los presidentes, doctores, enfermos, solitarios y el resto del mundo para atender mi necesidad... ¿No es maravilloso saber que estoy siendo supervisado por el Rey del Universo, entonces?  ¿No cree que vale la pena esperar que sea él quien resuelva el problema que tiene al no encontrar lo que necesita para hoy? Le dejo a usted la respuesta...Solo piense antes de responder, que su vida no pasa desapercibida ante sus Ojos...

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