FANTASMAS

No podemos negarlo. Vivimos bajo el acoso constante de los fantasmas del pasado. De aquella vez que mentimos sobre algo que nos iba a doler si nos descubrían. Es cierto, éramos muy pequeños para discernir la mentira de la verdad, pero hoy, muchos años después, seguimos recordando ese episodio que quedó flotando como Gasparìn, el fantasma amistoso en nuestros recuerdos...

Y quizá, cuando uno de nuestros hijos repite la historia, aparece ese fantasma nada amistoso y nos trae a la memoria lo que hicimos y expresamos la consabida frase: "¡Lo mismos hice yo...!" y bajamos la vista avergonzados... O cuando la hija de quince años le confiesa que se ha enamorado del muchacho equivocado y usted calla porque resulta que el primer beso se lo dio precisamente un muchacho como ese...

Música, frases, palabras, episodios, esquinas, aguaceros, sabores y olores nos viven recordando cosas que sucedieron en nuestra niñez o juventud o quizá aún en nuestra vejez... Como resultado, su caminar espiritual sufre cierta cojera.  Claro, hoy es usted fiel.  Todavía hace todo lo que es debido, y dice las palabras correctas.  Pero justo cuando empieza a progresar, justo cuando sus alas empiezan a extenderse y se alista para elevarse como un águila, el fantasma aparece.  Sale de los pantanos de su alma y le cuestiona... Aún en medio de sus oraciones íntimas... El fantasma aparece...

"No enseñes la Biblia, tu pasado no te lo permite". "¿Cristiano, tú?"  "¿Cómo te atreves a invitarlo a la iglesia? ¿Qué pasará si se entera de la ocasión en que caíste?" "¿Quien te crees tú para ofrecerle ayuda?".  El fantasma escupe punzantes palabras de acusación, aturdiendo sus oídos a las promesas de la cruz.  Y exhibe sus errores en su cara, bloqueando su visión del Hijo y dejándole la sombra de una dolorosa duda...

Una pregunta: ¿Usted cree que Dios envió ese fantasma? ¿Cree que Dios es la voz que le recuerda la putridez de su pasado? ¿Cree que Dios estaba bromeando cuando dijo "nunca más me acordaré de sus pecados"? ¿Estaba exagerando cuando dijo que hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones tan lejos como está el oriente del occidente? ¿Piensa realmente que Èl haría una declaración como "seré propicio a sus injusticias", para luego echárnoslas en cara cada vez que pedimos ayuda?

Por supuesto que no.  Usted y yo simplemente necesitamos un recordatorio esporádico de la naturaleza de Dios, de su naturaleza olvidadiza... Dios es el Dios de la gracia perfecta... o no es Dios.

En ese Dios debemos poner nuestras esperanzas. Los fantasmas existen, sí, existen pero están vencidos por la Gracia, la Cruz y la Sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Y en ese mundo vivimos usted y yo... ¡Gracias, Jesus...!

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