DESPEDIDA

Ayùdeme con este escrito utilizando su imaginación...

Imagínense que están despidiendo a un ser querido en el Aeropuerto. Se va lejos, a otro paìs y tardará un buen tiempo para volver a verse...

¿Què le dirìa como despedida? Cuesta imaginar las palabras que se deben decir, ¿verdad?  Las despedidas siempre son misteriosas  y dolorosas. Son momentos difíciles de imaginar y se llevan a cabo hasta que uno está en esa disyuntiva...

O ¿que tal unos últimos minutos con la persona que está agonizando? Una última visita a su padre enfermo en otro pueblo. ¿Qué se dice? ¿Qué se hace? ¿Qué palabras se eligen?

Jesus pasó por esos momentos... Y Èl escogió la oración... Léanla: "Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste." Juan 17:20-21

Observe algo: En esta oración Jesus ora por usted.  Tiene que subrayar con rojo y resaltar con amarillo su amor: "Oro por los que han de creer en mí por la Palabra..." Allí está Patricia, David, Víctor, Carlos, Nelson, Dinora y muchos otros que han creído en Èl por la Palabra...

Jesus oro por usted en el huerto. Cuando miró al cielo, allí estaba usted. Cuando cerró sus ojos, usted estaba en esa visión. Cuando Jesus soñó con el día en el que estaremos donde Èl está, allí nos vio a todos nosotros... Nos vio sentados a su Mesa viéndole tal como Èl es...

Su oración final fue acerca de usted.  Su dolor final fue por usted. Su pasión  final fue usted.

Y, ¿todo por què?  Porque en esos momentos  se sintió tan solo que le dolió el alma. Eso le dijo a sus amigos: "Mi alma está muy triste..." Nunca se sintió tan abandonado como en el Getzemanì,  que pidió al Padre que le permitiera vernos cuando nos volvamos a encontrar. Todo porque Èl no quiere estar solo. No quiere volver a sentir esa horrible soledad de estar en el Huerto y de ir a la Cruz solo, abandonado y traicionado.  Jesus le pide al Padre que todos los que escuchemos Su Mensaje y creamos en Èl estemos donde Èl está. Por eso mencionó nuestros nombres.

Otro detalle: No fue Moisés quien oró. No fueron los ángeles. No fueron los setenta ancianos. No fueron los apóstoles. No. Fue Jesus, nuestro Hermano Mayor...

¿Se da cuenta entonces del enorme valor que usted tiene en la lista de oraciones de Jesus? Eso nos hace diferentes a los que no creen. Nosotros tenemos esperanza de volver a vernos. No importa quien se vaya primero, llegará el día que nos volveremos a encontrar y entonces nos gozaremos de saber que nuestro Amado Jesus pidió al Padre vernos en aquel día... Y, algo hermoso: El Padre no le niega nada a su Hijo... aún tratándose de nosotros. ¿Me explico...?

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