DECISION -2

Lo prometido es deuda...

Ayer escribí acerca de las decisiones que debo tomar cada día... Hoy me reuní con el Señor como acostumbro a hacerlo cada madrugada y continué mi platica con Èl con respecto a lo que debo hacer y preparar para mi nuevo día.

Hoy invitè a mi Dios para que sea el Dios de las circunstancias.  Me niego a la tentación de ser cínico, la herramienta del pensador perezoso.  Rehuso considerar a las personas como menos que seres humanos, creados por Dios. Me niego a a ver en los problemas algo menos que una oportunidad de ver a Dios...

Hoy elijo la paz... viviré este día perdonando.  Perdonar para que pueda vivir. Elijo la paciencia. Pasar por alto los inconvenientes que me vengan en el camino.  En lugar de maldecir al que ocupa el sitio que me corresponde, lo invitarè para que siga su camino. En vez de quejarme porque la espera es demasiado larga, agradeceré a Dios por un momento para orar.  En lugar de cerrar mi puño ante nuevas tareas, las encararè con gozo y valor...

Trataré de ser amable...

Seré amable con los pobres pues están solos... Amable con los ricos pues tienen miedo.  Y amable con los malvados, pues así me ha tratado Dios... Seré amable con los malcriados porque ellos no conocen al Señor... No tienen la misma Mano que les de de comer como la tengo yo...

Decido ser bondadoso...

Prefiero estar sin un dólar antes que aceptar uno de manera deshonesta.  Prefiero ser ignorado antes que jactarme.  Prefiero confesar antes que acusar...

Buscarè ser fiel...

Hoy guardarè mis promesas.  Mis acreedores no se lamentarán  de su confianza puesta en mí.  Mis amigos no cuestionarán mi palabra.  Mi esposa no cuestionarà mi amor.  Y mis hijos nunca tendrán temor de que su padre no represente dignamente al Señor de quien tanto les he hablado...

Trataré de vivir de tal manera que mi congregación no vea un mal ejemplo en mi vida y que los hombres que me observan quieran ser como Jesus es en mí...

Y, sobre todo, trataré de buscar la inspiración para seguir escribiendo cada día palabras de bálsamo, palabras de sanidad y de consuelo para mojar los labios resecos por la angustia, la ansiedad y el temor... Trataré de buscar en la Mesa del Cordero el pan de cada día para seguir alimentado el alma hambrienta y sedienta de amor, cariño y ternura de los que tienen la bondad de leerme y calificarme...

De quienes, como usted, siguen mis escritos de cada día... Aunque quizá no nos conocemos personalmente pero han conocido el deseo de Dios de darles una mano de ayuda para que se levanten cada mañana viendo con los ojos de la fe lo que no se ve... Ese es mi mejor medalla...
Mañana continuamos...

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