¡FIESTA...!

Me gustan las sorpresas. Tienen algo que despierta la adrenalina interna de saber qué es lo que hay detrás de la puerta del restaurante o de la casa cuando todo aparentemente está en silencio...

Sabemos que detrás de las puertas hay gente esperando para decir un "¡Sorpresaaaa! al unísono.  Y ver las cámaras tomando fotos al rostro asombrado de quien recibe la sorpresa...

Es algo realmente sorpresivo y agradable... Pero no le quiero hablar de las sorpresas terrenales sino de las celestiales...

¿Por qué la Biblia dice que Jesus y sus ángeles se regocijan por un pecador que se arrepiente? ¿Por qué dice la Biblia que hay fiesta en el cielo por un pecador que deja su pecado y se convierte al Señor? ¿Será que ellos saben algo que nosotros no sabemos?

Claro que sì...

Saben lo que guarda el cielo. Han visto la mesa con los manjares preparados para todo aquel que se arrepiente del pecado y decide empezar una nueva vida. Han escuchado la música hermosa de alabanza al Creador que muy pronto estará en los labios suyos... Han visto la Gloria del Señor que está preparada para reflejarse en la vida de los nacidos de nuevo... ¡Ah! y los ángeles están ansiosos por ver su rostro, ver cómo es usted, pero mucho más que esto, ellos están ansiosos por verle llegar...

Están deseosos de recibirle en las moradas celestiales y abrazarlo, darle la bienvenida y alegrarse que otro hijo pródigo ha vuelto a casa... Eso es lo que sucede en el cielo... están esperando por usted...

Hace unos años, para celebrar el cumpleaños de mi esposa, hice algo parecido: Reservé un local en un hotel, preparé el menú, la mesa de regalos, el personal que le atendería cuando ella llegara. Los invitados estaban listos, las cámaras fotográficas en sus lugares y un silencio llenaba el local.  Todos estábamos expectantes por lo que iba a suceder en la sorpresa para cuando ella apareciera en el dintel de las puertas... Había emoción, risas apagadas, corazones latiendo a prisa, adrenalina a flor de piel... Hasta los encargados de los alimentos estaban participando de la emoción...

Cuando se escucharon los pasos de mi esposa que se acercaba, todos nos preparamos para recibirla. Se apagaron las luces y todos al mismo tiempo exclamamos el consabido ¡Sorpresaaaa!. Ella fue recibida con gritos de alegría, fotos por todos lados, abrazos y bendiciones.  Pero faltaba algo más: Yo había traído desde Guatemala a su Padre y su esposa, y los había hospedado en el hotel en donde se estaba llevando a cabo la reunión. Así que cuando ella ya estaba por sentarse a la mesa, su papá hizo su aparición y la emoción de ese momento llenó la habitación cuando vimos a la hija abrazando a su papá que hacía tiempo no veía... Lagrimas de alegría brotaban de los rostros que emocionados observábamos el encuentro.  Padre e hija se fundieron en un abrazo y todos les brindamos un prolongado aplauso de gozo y alegría al ver el emotivo encuentro...

Luego pasamos a las mesas y todo fue inolvidable alegría... La comparación puede parecer burda, pero en el cielo será mil veces más emocionante... ¿No cree que vale la pena prepararse para esa fiesta...?

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