ALGO REALMENTE NUEVO
Para nosotros, "algo nuevo" está relacionado muchas veces con ropa, zapatos o cosas de la casa. Un nuevo televisor. Una nueva estufa (o cocina), una nueva refri... O un nuevo matrimonio...
Nos movemos en ese nivel así que cuando Dios nos dice lo que Èl piensa de algo nuevo, nos sorprende y nos saca de nuestra zona de confort llevándonos a un nivel que no comprendemos del todo...
Y nos sentimos defraudados porque creemos que Èl nos ha engañado al no darnos las cosas nuevas que creímos que Èl quería darnos...
Y, sì, es cierto, Èl quiere darnos todas esas cosas, pero a Su tiempo. ¿Acaso no nos dijo que buscáramos primero su Reino y todas esas cosas nos vendrían como añadidura? Pero como ya se nos ha predicado hasta el cansancio, nosotros sus hijos, queremos primero las añadiduras y luego su Reino... Así no se vale. Mejor nos ponemos en su carril para no descarrilarnos, precisamente...
El plan de Dios para nosotros no es nada menos que un nuevo corazón.
Si nosotros, imaginemos, fuéramos un vehículo, Dios querría controlar nuestro motor. Si fuéramos una computadora , Dios controlaría los programas y el disco duro. Si fuéramos un aeroplano, tomaría asiento en la cabina de mando...
Pero somos personas. Así que Dios quiere cambiarnos el corazón.
Punto. Sin más discusiòn.
Eso es lo que Èl desea hacer en nuestro interior. Porque cambiando nuestro corazón cambia todo lo demás. Nuestra perspectiva de las cosas cambian. Ya no queremos lo de antes porque el nuevo corazón no las desea. Ya no queremos ahogarnos en el sexo porque nuestro corazón ha sido cambiado. O ahogarnos en el licor y los vicios por lo mismo. Cambiando el corazón, Dios se garantiza que vamos a empezar una nueva vida. Una vida que le agrade a Èl y no como antes, que nos agradábamos a nosotros...
Esta es la razón del por què, para muchos cristianos nacidos de nuevo, pero realmente nacidos de nuevo, ya las cosas viejas no tienen atracción ninguna. Ya no nos atraen las fiestas paganas. Las fiestas vulgares y mundanas. Ya no nos atrae andar en biquini o en minicalzonetas en las playas. ¿La cerveza? Perdió terreno. ¿Pornografìa? Da asco. ¿Andar enamorando? Da temor caer en lazos. ¿Cine, entonces? Da miedo empezar de nuevo...
¿Lo ve? Lo que a Dios le interesa realmente es cambiarnos el corazón. No la religión, ni la iglesia, ni el culto, ni la ropa, ni el matrimonio... Lo que Èl desea es cambiarnos el corazón...
Darnos un nuevo corazón. Ese es su deseo... ¡Maravilloso!
Nos movemos en ese nivel así que cuando Dios nos dice lo que Èl piensa de algo nuevo, nos sorprende y nos saca de nuestra zona de confort llevándonos a un nivel que no comprendemos del todo...
Y nos sentimos defraudados porque creemos que Èl nos ha engañado al no darnos las cosas nuevas que creímos que Èl quería darnos...
Y, sì, es cierto, Èl quiere darnos todas esas cosas, pero a Su tiempo. ¿Acaso no nos dijo que buscáramos primero su Reino y todas esas cosas nos vendrían como añadidura? Pero como ya se nos ha predicado hasta el cansancio, nosotros sus hijos, queremos primero las añadiduras y luego su Reino... Así no se vale. Mejor nos ponemos en su carril para no descarrilarnos, precisamente...
El plan de Dios para nosotros no es nada menos que un nuevo corazón.
Si nosotros, imaginemos, fuéramos un vehículo, Dios querría controlar nuestro motor. Si fuéramos una computadora , Dios controlaría los programas y el disco duro. Si fuéramos un aeroplano, tomaría asiento en la cabina de mando...
Pero somos personas. Así que Dios quiere cambiarnos el corazón.
Punto. Sin más discusiòn.
Eso es lo que Èl desea hacer en nuestro interior. Porque cambiando nuestro corazón cambia todo lo demás. Nuestra perspectiva de las cosas cambian. Ya no queremos lo de antes porque el nuevo corazón no las desea. Ya no queremos ahogarnos en el sexo porque nuestro corazón ha sido cambiado. O ahogarnos en el licor y los vicios por lo mismo. Cambiando el corazón, Dios se garantiza que vamos a empezar una nueva vida. Una vida que le agrade a Èl y no como antes, que nos agradábamos a nosotros...
Esta es la razón del por què, para muchos cristianos nacidos de nuevo, pero realmente nacidos de nuevo, ya las cosas viejas no tienen atracción ninguna. Ya no nos atraen las fiestas paganas. Las fiestas vulgares y mundanas. Ya no nos atrae andar en biquini o en minicalzonetas en las playas. ¿La cerveza? Perdió terreno. ¿Pornografìa? Da asco. ¿Andar enamorando? Da temor caer en lazos. ¿Cine, entonces? Da miedo empezar de nuevo...
¿Lo ve? Lo que a Dios le interesa realmente es cambiarnos el corazón. No la religión, ni la iglesia, ni el culto, ni la ropa, ni el matrimonio... Lo que Èl desea es cambiarnos el corazón...
Darnos un nuevo corazón. Ese es su deseo... ¡Maravilloso!
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