ADOPTADOS

Los padres adoptivos entienden con más claridad lo que es la adopción más que cualquier otra persona.  No se trata de ofender a los padres biológicos, yo tambèn lo soy. Los padres biológicos sabemos bien el anhelo sincero de tener un hijo.  Pero en muchos casos nuestras cunas se llenan con facilidad. Por la sencilla razón que decidimos -a veces-, cuando tener un hijo.  Lo pensamos, lo planificamos, lo realizamos y nace un niño. En realidad, los hijos a veces llegan sin haber tomado una decisión.  He sabido de embarazos no programados, pero nunca he oído de una adopción no programada...

Es por eso que los padres adoptivos comprenden la pasión de Dios al adoptarnos.  Saben los que es sentir interiormente un espacio vacío.  Saben lo que es buscar, salir con una misión y asumir la responsabilidad de un niño con un pasado manchado y un futuro dudoso...

Si alguien entiende la pasión de Dios por sus hijos, es alguien que ha rescatado a un huérfano de la desesperación porque eso es lo que Dios ha hecho por nosotros.

Dios le adopto.  Dios le buscó. Le encontró. Firmò lo papeles y le llevó a su casa...

Esa es la maravilla de la adopción. Por eso en mis oraciones íntimas, le digo al Señor con toda confianza: "Señor, Tù me adoptaste. Me tomaste como hijo tuyo, así que tù eres responsable de mi sustento, mi alimento y mi sanidad. Gracias por ocuparte de mis necesidades..." Fácil. Así se sencillo...

¿Por què? ¡Ah! Aquí viene la explicación...

Mi esposa y yo fuimos padres adoptivos de tres niños. Bien dicho, dos niñas y un niño. Cuando nos casamos, tuve la oportunidad de aportar al matrimonio tres pequeños que me habían quedado a la muerte de la madre de ellos. Mis propios hijos eran cuatro, así que en total fuimos siete los que llegamos a la vida de mi esposa. Los tres primeros no eran mis hijos. Los adopte al unirme con su madre en una vida en común. Cuando ella muere, nos hicimos cargo de sacarlos adelante como si fueran nuestros. No hubo ninguna diferencia entre los míos y los no míos. Mi esposa y yo trabajamos duro para que nos les faltara nada. Les pagamos estudios, ropa, comida y distracciones.

No nadábamos en dinero pero nunca les faltó nada hasta que cada uno de ellos tomó su propio camino. Se casaron y tuvieron sus propios hijos. ¿Y nosotros? Cumplimos nuestra misión. Darles lo que pudimos en el tiempo que debimos. Punto. La Gloria es para el Señor...

Así que con esto en mente, usted puede entender perfectamente por qué tengo el privilegio de hablar así con el Rey. Porque conozco de primera mano lo que es ser adoptado por Dios. Porque yo adopté también. Porque mi primera preocupación como padre adoptivo era que a esos niños no les faltara nada. Disciplina, amor, respeto y todo lo demás.  Así como Dios hace conmigo. Me disciplina, me alimenta y aún me da para mis helados...

Ser adoptado es lo más hermoso que puede suceder en la vida de alguien. Salir de la soledad de la orfandad y formar parte de una familia, con un Padre que vela por uno, que se ocupa de sus necesidades es lo más precioso que nos puede suceder... Yo lo entiendo, lo agradezco y lo disfruto a plenitud... Hágalo usted también, aunque no conozca de primera mano lo que es ser adoptado...

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