TRABAJO


Ladrillo a ladrillo. Vida a vida. Hombre a hombre. Mujer a mujer... Dios está creando un reino, una "casa espiritual" y nos ha confiado a nosotros que participemos de su trabajo... Èl nos ha confiado una tarea clave en el proyecto.  Examine sus herramientas y descubra qué parte de la construcción le toca. Como en la reconstrucción del Templo de Nehemìas. Revele su destino... Muestre qué tiene de parte de Dios para hacer el trabajo que le toca...

"Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios. Si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo" (1 P. 4:11). Cuando Dios nos encomienda una tarea, también nos da la capacidad para realizarla.  Entonces, estudie sus capacidades y entenderá cual es su puesto de trabajo en Su Reino...

Mìrese detenidamente: Usted tiene una extraña capacidad para las matemáticas. O una irrefrenable curiosidad por la química. Otros ven de reojo ciertos proyectos y bosteza, pero usted los lee y se le hace agua la boca... Usted ve un pentagrama y lee música. Yo veo un montón de dibujos negros y no entiendo nada... "Fui creado para hacer esto", se dice usted misma... O usted mismo...

Ingrese a un aula de la escuela dominical: Verá un grupo de niños, todos con crayones de colores en su mesa y una hoja en blanco. Algunos estarán admirando los diversos colores mientras otros han puesto manos a la obra y han empezado a pintar sus Picasso infantiles. Los veo en mi oficina cuando llegan a saludarme después del mensaje dominical y llevan en sus manitas sus trabajos hechos en clase: Pedazos de cartulina pintados a rayones unos, dibujos deformes otros, coronados por una moña que la maestra le puso en la parte de arriba... Ese niño, cuando se encuentre con sus padres les enseñarà su obra maestra. "Papi, ese eres tú..." es posible que le diga. O "Mami, te hice un dibujo para ti...".  Estoy seguro que ningún padre se reirá de lo que hizo su hijo. Es más, en alguna oficina de ejecutivos de alto nivel debe haber un trozo de cartulina dibujada con una cara torcida en el mueble en donde están sus libros de consulta... Es el dibujo de su hija... Lo hizo con el mejor esfuerzo y con su mejor intención...

¿Actividades insignificantes a una edad insignificante?  ¿O sutiles indicios de fuerzas escondidas? Creo que es lo último. El niño silencioso con su fascinación por los colores podría embellecer algún día con murales los muros de la ciudad. Su hermana podría escribir guiones para el cine, o enseñar literatura a curiosos condiscípulos. Y esa personalidad fuerte que hoy recluta seguidores, un día podría  hacer lo mismo a los pobres, hambrientos, enfermos o caídos en pecado...

¿Y usted que? Nuestro Creador nos encomienda trabajos. Tal como nos llama nos equipa. Nos pone en nuestra vida las herramientas necesarias para que hagamos lo que nos toca: Cambiar el rumbo de aquellos que se mueven anodinos a nuestro alrededor sin tener un hombro donde llorar, unos ojos donde ver luz, una mano donde sentir calor, una palabra que les inspire vida...

Quizá ese sea su trabajo. Descùbralo y ¡manos a la obra! Empecemos hoy. Nunca es tarde...

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