CARPE DIEM
Todos conocemos lo que se dice acerca de los que Dios llama: "Dios no llama a los calificados, sino que califica a los que llama". Si no creemos esto, nunca estaremos listos para recibir su llamado pues nos sentiremos inútiles si no estudiamos teología, filosofía y ciencias religiosas...
Usted no debe permitir que Satanàs le convenza de lo contrario. Èl lo intentará. Le dirá que Dios pide un coeficiente intelectual altísimo para aquellos que deseen servirlo. Craso error... Èl le dirá también que solo emplea a especialistas, expertos, personas de alto perfil e influyentes... Nada más lejos de la verdad. Cuando el Diablo susurre estas mentiras, rechácele con esta verdad: Dios impacto a la sociedad del primer siglo con caballos salvajes, indomables a simple vista y no con caballos pura sangre. Antes que Jesus viniera, los discípulos eran camioneros, agricultores, recogedores de higos, servidores de vino, meseros y hasta miedosos que se escondían en lo más profundo de los barcos...
Fueron obreros, con callos en las manos cuando dirigían sus yuntas de bueyes. No hay ninguna evidencia de que los haya escogido por ser intelectuales o porque eran los más listos de la aldea. No. Eran personas como usted y como yo. Gente del pueblo. Gente común para hacer cosas fuera de lo común como hacer bajar fuego del cielo. O provocar que los cuervos le llevaran su pan y su carne dos veces al día a su lugar de descanso. Fueron hombres que hicieron que Dios moviera su Mano a su favor aunque parecieran rebeldes, aunque sabemos que no lo eran sino que fueron hombres con necesidades, virtudes y defectos como nosotros...
Dios usó mujeres que en un momento se portaron cobardes y miedosas pero al siguiente segundo se convirtieron en valientes y desafiantes ante el peligro que significaba plantarse ante el rey y pedirle lo que necesitaba para su pueblo. Dios usó a esta clase de mujeres para impactar con su belleza al rey Asuero y hacer que la eligiera por su esposa, no con lagrimitas ni chillidos sino mostrando toda su belleza y su esplendor que emanaba de su interior...
Dios usó jóvenes que no temieron ser echados al foso de los leones con tal de no vender su conciencia y convertirse con el tiempo, en consejeros del gobernante de turno. Dios usó a un hombre de noventa años para fundar una dinastía que hasta el día de hoy prevalece ante sus enemigos. Dios llamo a hombres que habían perdido su identidad vendiendo al mejor postor su honor y los usó para que escribieran su Historia... Usó a un fariseo orgulloso y petulante para darle forma arquitectónicamente a su Iglesia... Hasta el día de hoy estudiamos sus cartas. Usted sabe de quien estoy hablando.
Ahora bien: ¿Qué tuvieron en común estas personas que alegraron el corazón de Dios? No fueron sus títulos ni su educación. Fue su decisión y la disposición de dar un paso cuando el Señor les dijo: "Sígueme".
¿Ha sido usted llamado a arriesgarse por causa de Dios? Puede apostar que no será fácil. Arriesgarse nunca lo ha sido. Pregùntele a Mateo, Lucas o Juan. O mejor aún, pregùntele a Jesus... Èl conoce mejor que nadie lo que cuesta y duele ser colgado de una cruz...
Usted no debe permitir que Satanàs le convenza de lo contrario. Èl lo intentará. Le dirá que Dios pide un coeficiente intelectual altísimo para aquellos que deseen servirlo. Craso error... Èl le dirá también que solo emplea a especialistas, expertos, personas de alto perfil e influyentes... Nada más lejos de la verdad. Cuando el Diablo susurre estas mentiras, rechácele con esta verdad: Dios impacto a la sociedad del primer siglo con caballos salvajes, indomables a simple vista y no con caballos pura sangre. Antes que Jesus viniera, los discípulos eran camioneros, agricultores, recogedores de higos, servidores de vino, meseros y hasta miedosos que se escondían en lo más profundo de los barcos...
Fueron obreros, con callos en las manos cuando dirigían sus yuntas de bueyes. No hay ninguna evidencia de que los haya escogido por ser intelectuales o porque eran los más listos de la aldea. No. Eran personas como usted y como yo. Gente del pueblo. Gente común para hacer cosas fuera de lo común como hacer bajar fuego del cielo. O provocar que los cuervos le llevaran su pan y su carne dos veces al día a su lugar de descanso. Fueron hombres que hicieron que Dios moviera su Mano a su favor aunque parecieran rebeldes, aunque sabemos que no lo eran sino que fueron hombres con necesidades, virtudes y defectos como nosotros...
Dios usó mujeres que en un momento se portaron cobardes y miedosas pero al siguiente segundo se convirtieron en valientes y desafiantes ante el peligro que significaba plantarse ante el rey y pedirle lo que necesitaba para su pueblo. Dios usó a esta clase de mujeres para impactar con su belleza al rey Asuero y hacer que la eligiera por su esposa, no con lagrimitas ni chillidos sino mostrando toda su belleza y su esplendor que emanaba de su interior...
Dios usó jóvenes que no temieron ser echados al foso de los leones con tal de no vender su conciencia y convertirse con el tiempo, en consejeros del gobernante de turno. Dios usó a un hombre de noventa años para fundar una dinastía que hasta el día de hoy prevalece ante sus enemigos. Dios llamo a hombres que habían perdido su identidad vendiendo al mejor postor su honor y los usó para que escribieran su Historia... Usó a un fariseo orgulloso y petulante para darle forma arquitectónicamente a su Iglesia... Hasta el día de hoy estudiamos sus cartas. Usted sabe de quien estoy hablando.
Ahora bien: ¿Qué tuvieron en común estas personas que alegraron el corazón de Dios? No fueron sus títulos ni su educación. Fue su decisión y la disposición de dar un paso cuando el Señor les dijo: "Sígueme".
¿Ha sido usted llamado a arriesgarse por causa de Dios? Puede apostar que no será fácil. Arriesgarse nunca lo ha sido. Pregùntele a Mateo, Lucas o Juan. O mejor aún, pregùntele a Jesus... Èl conoce mejor que nadie lo que cuesta y duele ser colgado de una cruz...
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