DIPLOMAS

Como cualquier hombre de barro, me gusta recibir diplomas o placas de reconocimiento u otra clase de honores. Creo que no peco al confesar que al igual que muchos de mis contemporáneos, soy hedonista ya que necesito saber que hago bien las cosas... Por lo menos algunas veces...

Pero desde hace un tiempo, he quitado todos los diplomas que me servían de testimonio de mi trabajo y que me  han dado a lo largo de 30 años de ministerio en el Señor. Creo que ya sobrepasé la edad en que necesitaba demostrar lo que he hecho cuando en realidad, según Jesus, yo no he hecho nada. Todo lo ha hecho Èl... Ya me convencí de que así es...

Y los he quitado de las paredes de la oficina que tengo en mi congregación. Al menos he dejado unas cuantas placas de reconocimiento que me han brindado otros ministerios, pero ya ni en mi casa cuelgan de las paredes esos regalos... Quizá, para no ser exagerado, he dejado en los marcos uno que otro título que he alcanzado a ganar a base de estudios y esfuerzo... Todo lo demás ya está guardado en algún rincón de mi oficina y de mi casa...

Por una razón...

Dios me supera en diplomas. Y lo más irónico de todo, Èl no hace alarde de sus triunfos... Al contrario, Jesus es tan humilde que no presume de sus logros. Basta con abrir un poco más los ojos para darnos cuenta que en las paredes del firmamento cuelgan sus diplomas que dan testimonio de su poder, de su Magnificencia y de su Presencia en la bóveda celeste...

Dios ha colgado sus diplomas en el universo... El arco iris, las puestas de sol, el horizonte y los cielos adornados con estrellas, los pájaros que desde temprano entonan sus himnos de alabanza y que nos retan para hacer lo mismo... Dios ha colgado en el firmamento la luna que a veces se asoma tímida entre las nubes que tratan de opacar su luz...

Dios ha colgado sus diplomas en el cielo... Las nubes que forman figuras extravagantes y asombrosas que dan deseos de fotografiarlas en el instante o que despiertan la admiración de los niños que ven figuras hermosas e impotentes en ellas... Dios ha colgado sus diplomas en el firmamento y nos asombra de cómo sus pinceles pueden dar vida a la imaginación cuando observamos un amanecer, la aurora de cada mañana y el ocaso de su sol que muestra la infinidad de colores con los que puede despedirse cada tarde...

Dios ha colgado sus diplomas en el cielo que cuenta la Gloria de Sus Manos y nos invita a verlo en la inmensidad del firmamento y sentir que su Presencia llena toda la tierra y sus ojos nos observan con piedad infinita... Dios ha adornado su cielo con las estrellas cada noche y los astros nos cuentan sus maravillas... Su currículum vitae incluye proezas como haber abierto el mar Rojo, cerró las bocas de los leones, derrotó a Goliat, resucitó a Lázaro, calmó la tormenta y su caminata en el mar...

Su lección es clara: ¿Podremos nosotros, simples mortales presumir de nuestros diplomas entonces...?

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