CANSANCIO

El cansancio nos llega a todos.... El agotamiento de nuestras fuerzas es un hecho ineludible y debemos hacer uso de todas nuestras facultades para no caer en el abandono de nuestros sueños y metas...

Hay personas que se cansan de amar. Se cansan de pedir perdón. Se cansan de vivir...

Un día Jesus le confesó a sus discípulos: "Mi alma está triste, hasta la muerte..." Y es en esos momentos en que uno necesita sacar fuerzas de flaqueza. Una mano amiga que lo levante. Unos ojos que lo vean con ternura y le envíen un mensaje sin palabras. Un roce de unos dedos tiernos sobre el brazo para darnos aliento...

Porque el cansancio llega y nos puede adormecer los sentidos y pedirnos que abandonemos. Que ya no sigamos y dejemos de lado lo que con tanto trabajo hemos logrado hasta ese momento: Un matrimonio que se cansa de esperar un beso. Una hija que se cansa de esperar a papá. Una madre que se cansa de esperar un "te amo" y nunca llegó...

Por eso debemos tener cuidado. No abandonemos la lucha que Dios está con nosotros. ¿Acaso no nos dejó dicho en su Palabra que seremos bienaventurados cuando lloremos? ¿O cuando nos sintamos pobres y desamparados? Hay un premio para los que continúan a pesar del cansancio. Hay una multitud de testigos, dice Pablo, viendo nuestra carrera y que por causa de ellos no desmayemos. Dice que sigamos a la meta del supremo llamamiento. Solo los cobardes abandonan...

A veces la neblina de la vida nos impide ver el camino. La neblina del dolor, del deseo de abandonar, del cansancio para ya no continuar en nuestro destino marcado por la Mano del Todopoderoso... Pero Èl nos manda a mirar la costa que nos espera. El mar que ruge dentro de nosotros debe impulsarnos para nadar a las playas que nos darán la bienvenida cuando lleguemos triunfantes a nuestra meta y sintamos la adrenalina del placer de haber alcanzado nuestro sueño... Miremos la costa que nos espera. Que no nos engañe la neblina de la depresión. La meta final podría estar más cerca de lo que nos imaginamos. Dios quizá, en ese momento, levante su mano haciéndole una señal a Gabriel para que tome su trompeta y anuncie nuestro triunfo.  Los ángeles quizá estén juntos, los santos reunidos, siendo testigos de nuestra victoria...

No abandonemos el combate contra la adversidad. Que las olas del mar sirvan para llevarnos a la playa y sentir bajo nuestros pies la arena que nos dará descanso. ¡No nos demos por vencidos! Quedémonos en la carrera. Sigamos dando de gracia lo que de gracia hemos recibido. Sigamos amando, sigamos dando besos tiernos y dulces al alma sedienta, sigamos dando abrazos, sigamos siendo generosos y dadores. Un saludo más. Un "te amo" más. Una tierna mirada más. Un abrazo mas. Un dólar más. Una sonrisa más...

O que tal... un café más con un delicioso tiramizù y un buen momento de platica amistosa. Solo eso. Un momento más...

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