MATEO 5...(6)

"Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios"

Limpio corazón. Limpio corazón... ¿Qué podemos decir de los que son limpios de corazón? Tenemos que ser niños para tener un corazón limpio...

Limpio de rencores. Usted lo lastima, lo ofende, le dice que es feo y el niño le sigue sonriendo. Èl cree que usted está bromeando porque aún tiene limpio el corazón...

Limpio de odios. Aún no ha vivido lo suficiente como para acumular odio hacia otras personas. Su corazón permanece intachable. Tal como vino al mundo...

Limpio de rechazos. El niño acepta a todos. Gordos. Flacos. Blancos. Negros. Cenizos... de todo. Porque él no conoce barreras raciales. No sabe a qué huele el caballero que nos recoge la basura. No le importa la ropa que usa. No califica a nadie por lo que muestra. El niño solo sabe y cree que todos lo aman y que nadie desea hacerle ningún mal...

Limpio de sospechas. Cuando le dicen "te amo" no malinterpreta las palabras. Solo sonríe y si tiene, muestra sus camanances en todo su esplendor. No tiene miedo que le toquen las mejillas porque sabe que no es para pegarle (aún). No mira a nadie por sobre el hombro ni tiene doble moral con la gente que le rodea... No desconfía de nadie porque cree que todos son sinceros con él...

Limpio de vicios. No guarda un cofre sellado en su corazón con cosas que asustan a los adultos. El niño que aún tiene limpio el corazón no esconde sus cigarrillos en la bolsa de atrás. No se esconde en la oscuridad para cometer pecados. No murmura en su interior porque no sabe qué es eso...

Muy bien...

Pero resulta que Jesus está hablando a una audiencia mucho mayor que un niño. Son adultos que le siguen por donde quiera que Èl va y en este momento está sentado en un monte hablando a esa multitud de gente que están embelesados escuchando su Sermón del Monte... Y es cuando llega a esta parte de su discurso... "Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios..."

¿Cómo un adulto de los que están escuchándolo, y nosotros que lo estamos leyendo podemos tener nuestro corazón limpio? ¿Como tenerlo limpio si nos han herido tanto? Nos han engañado. Nos han traicionado. Nos han defraudado. Nos han golpeado. Murmurado de nosotros. Han sido infieles. Nos han mentido y muchas cosas más. ¿Como mantenerlo limpio con todas esas cosas que han pasado en nuestra vida desde que tenemos memoria? ¿Vemos a Dios entonces con toda esa basura que empaña nuestra vista? De ninguna manera. ¡Ah! aquí está el meollo del asunto...

Si en realidad quiero ver a Dios actuando en mi vida, en mis finanzas, en mi matrimonio, en el ministerio y en todas las áreas de mi vida, solo necesito una cosa...

Un limpio corazón. Y eso solo se logra, como la ropa sucia, metiéndolo en la lavadora de Su Santidad. En la lavadora de su Amor. En la lavadora de Su Presencia... Para que Èl sea quien lo lave con su Sangre que nos limpia de todo pecado. Buen reto, mis queridos lectores. Buen reto. Limpiar el corazón no es cosa de un día para otro. Nos lleva toda la vida. Porque todos los días se nos ensucia y eso nos impide ver la Gloria de Dios actuando a nuestro favor...

Un corazón limpio. Es cosa de todos los días. Como el baño diario: Perdonar, perdonar y seguir perdonando...

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