BASURA

Todos, en algún momento, tenemos basura acumulada en algún lugar de nuestras casas...

Por ejemplo, yo mismo, de vez en vez tengo que hacer una revisión de los papeles y objetos que tengo sobre mi escritorio y en mi closet para ver qué puedo seguir guardando y qué debo tirar. Son papeles y cosas que ya no uso ni me van a servir pero se están acumulando en esos lugares y si no pongo cuidado en limpiarlos de vez en cuando me llenaré de basura y cosas inservibles...

En la TV americana pasan un programa que se llama "Acumuladores". Lo veo cada vez que tengo tiempo y me da espanto ver esas casas llenas de basura. Sus dueños ya no tienen ni donde comer o dormir ni siquiera encuentran el baño porque toda su casa se ha llenado de inmundicias. Está de más decir que debajo de esa basura se han encontrado nidos de ratas, cucarachas y todo tipo de bichos, además del olor que despide lo acumulado...

Sin embargo, los acumuladores se niegan muchas veces a deshacerse de esa basura porque se han acostumbrado a ella y se han hecho parte uno del otro... No se si da miedo, asco o lastima. Pero usted no puede ver ese programa y quedar igual...

Eso es para nosotros las luchas diarias que la vida nos presenta. Dios nunca nos promete eximirnos de nuestras luchas. O sea de la basura que la vida nos trae a nuestras vidas como las bolsas vacías de plástico que vuelan por el viento en la ciudad. Lo que sí promete, es cambiar la manera en que vemos las luchas.

Pablo dedica un párrafo para hacer una lista de esas bolsas de basura que llegan a nosotros: aflicciones, problemas, sufrimientos, hambre, desnudez, peligro y muerte violenta. Son los verdaderos botaderos de basura de dificultad de la que anhelamos escapar. Pablo, sin embargo, indica su valor: "En todas estas cosas somos más que victoriosos por medio de Jesucristo..." (Rom. 8:37)...

Quizá nos gustaría que dijera: "Aparte de estas cosas". O "Lejos de todas estas cosas". O incluso "Sin todas estas cosas". Pero Pablo dice: "En"...

La solución entonces, no es evadir el problema, sino cambiar la forma en que vemos nuestros problemas...

Esto es lo que agobia a la humanidad incluyéndonos a nosotros si nos descuidamos. Si acumulamos rencor por las cosas negativas que nos visitan y las dejamos en las bolsas negras en algún rincón de nuestro corazón. Cólera acumulada, odios escondidos en algún lugar del alma. Rencor por el pasado doloroso que nos tocó vivir. Divorcios que nos salieron en el camino. Abandono de nuestros padres. Haber abandonado la universidad por falta de dinero. Nunca haber estrenado un par de zapatos sino siempre usar los de mi hermano mayor...

Es la basura que se acumula en muchos corazones y que van llenando los cuartos del alma hasta que el hedor se hace insoportable y entonces se necesitará el trabajo arduo e insistente del Espíritu Santo para que nos haga ver que podemos vencer toda esa pestilencia con una sola palabra: "Perdono..."


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