RETAZOS

Como somos autosuficientes, creemos que no necesitamos la ayuda de nadie para salir adelante con nuestros conflictos internos, deudas morales, recuerdos amargos del pasado que nos atormentan como demonios que buscan robarnos la paz...

Como somos autosuficientes, creemos que no necesitamos una mano amiga que nos ayude a salir del embrollo en que caímos por nuestra propia culpa y ahora, como Pedro, estamos a punto de ahogarnos en el mar de la desesperación...

Como somos autosuficientes, las damas y madres solteras creen que pueden salir adelante sin ayuda de nadie para resolver el "asunto" que se les cruzó en el camino y que resultó en un hijo sin padre...

Como somos autosuficientes, los hombres que han caído hondo en los vicios, aberraciones y deudas que lo tienen al borde del abismo creen que abriendo un hoyo pueden llenar otro...

Así somos. Creemos que podemos salir solos. Como se dice en Guatemala: "No necesito tecomates para nadar"...

Pero no es cierto. Pregùntele a los discípulos de Jesus. Hable con ellos y le dirán la verdad. No podemos salir solos. Necesitamos la ayuda de Alguien más fuerte, más sabio, más poderoso que nuestras pocas y débiles fuerzas humanas.

¿Salir de un adulterio? ¿Cómo deshacer ese nudo en que se convirtió el matrimonio por un momento de placer prohibido? Ahora la amante exige su lugar como segunda "esposa" del que le prometió estar siempre a su lado... Pero las cosas no fueron color de rosa. No salieron como pensaba el ignorante que se atrevió a esta aventura extramatrimonial... Y se da cuenta que no puede salir solo de ese embudo que amenaza con tragárselo totalmente... Hasta que pide auxilio a Alguien más sabio... A Jesus...

O la señora que no supo cuidar a su niña y ahora está embarazada de a saber quien... ¿Como arreglarlo? Ya buscó todas las soluciones posibles y el muchacho ya cruzó la frontera y desapareció. Nuevamente acude al que nunca le dirá que no hay solución... Jesus...

Y ese es el misterio de los retazos. Retazos de corazón destrozado. Sueños mutilados. Hombres castrados. Niñas abusadas. Retazos de futuro destrozado porque no salieron bien las cosas. "Yo no esperaba que mi matrimonio fuera así". "Me dijeron que no era cáncer pero ahora dicen que sí". "El dolor de estómago no era cólico, es que estoy embarazada nuevamente y el padre no es mi esposo"

Retazos de vidas rotas por el infortunio. Por un mal paso. Por una mala decisión... Pero hay un Camino. El camino que nos lleva a la solución: Jesus...

Juntamos nuestros mancillados corazones y se los ofrecemos a Dios como si fueran una flor aplastada y sin  perfume. "¿Puedes arreglar esto, Señor?" Le presentamos los retazos de nuestras vidas y le preguntamos: "¿Puedes darle vida a este muerto?"

Y, ¿sabe què? Èl lo hace. Èl, no nosotros. Èl es el que hace el milagro de la restauración. Nos sumerge en misericordia. Cose los retazos de nuestro fracaso. Pone nueva vida en nuestra alma y llena nuestro corazón de esperanza... ¡Oh! y lo mejor es... cuantas veces lo necesitemos, allí estará Èl con su aguja y su hilo celestial para volver a recomponer los retazos de nuestro accidentado caminar...

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