MILAGROS

Vivimos en una época en la que la prisa es el sistema número uno en nuestras rutinas. Vivimos tan de prisa que los hijos nacen, crecen, se van y ni cuenta nos damos. Los días pasan como minutos y los minutos pasan como segundos... Ahora se utiliza el término "nano segundo". ¿Cuánto es eso? No me lo pregunte. Solo lo escucho y me quedo en la luna...

Y claro que el progreso es necesario. Si no fuera por él, estaríamos aún en la edad de piedra. Encendiendo fuego frotando dos palitos y gruñendo en vez de hablar...

El progreso. La era industrial vino a quitarnos algo hermoso... Nos vino a quitar los ojos que antes se posaban en la puesta del sol para ponerlos en lo material. Nos quitó el sentimiento de ver una flor para ver el dinero.  Nos ha privado de ver las olas del mar para ver el problema que causan... Lo feo en vez de lo bello...

Y ese es el meollo del asunto con mi artículo de hoy: Ya no vemos milagros. No estoy hablando de los milagros que comúnmente conocemos en la Biblia.  Esos milagros ya ni cosquillas nos hacen. Estamos tan acostumbrados a vivir el día a día que cuando leemos la historia de Bartimeo ya no nos asombramos. No nos asombramos cuando leemos la curación de los ciegos, cojos y mudos. Ya no. El tiempo, el progreso, lo rápido, lo desechable nos han robado el privilegio de detenernos un momento en el tráfago de la vida y disfrutar de un milagro...

¿Como cual, por ejemplo, pastor Berges? Plante una palabra de amor a nivel del corazón en la vida de una persona. Nùtrala con una sonrisa y una oración, y observe lo que pasa...

Vea a la cajera del supermercado a los ojos, dele una sonrisa suave y si puede, cuando le pague, solamente roce sus dedos como por accidente y vea lo que sucede con esa persona...

Dele un elogio a un compañero de trabajo. Dígale que su corbata le queda muy bien.  Llévele a su esposa un ramo de rosas... Hornee un pastel, pártalo en porciones y llévelo a su oficina y repàrtalo entre sus compañeras y vea lo que sucede. Si conoce a alguna viuda, abrácela tiernamente y dígale algo que le haga sonrojarse... Cuando eche gasolina a su carro, dígale al gasolinero algo que le haga sonreír, dígale "gracias" con una buena sonrisa... ¡Ah! y déjele una propina... Verá algo asombroso.

Sembrar semilla de paz se parece a sembrar un árbol frutal. No sabe por qué da resultado, solo sabe que lo hace.  Las semillas que son plantadas en la tierra herida, ofendida, lastimada, humillada y muchas otras cosas feas empieza a responder de una manera milagrosa... Porque eso es lo que sucede: un milagro. Un milagro que no fue abrir los ojos a un ciego pero sí se abrió una puerta de esperanza en un corazón cerrado por el rencor y los recuerdos del pasado. Quizá no se sanó a una mujer con flujo de sangre pero sí se sanó un corazón con flujo de dolor y amargura.

En medio del caos en que vivimos, en medio de la prisa y lo desechable, nosotros los cristianos podemos hacer la diferencia: Detener el tiempo como Josué detuvo el sol y hacer un milagro en la vida de quienes nos rodean... Solo pensemos en eso. Existen aún los milagros. Para eso estamos nosotros...Y Jesus nos dio el ejemplo, sigamos sus pasos...

Comentarios

  1. Saludos Pastores Berges!

    Gracias nuevamente por ser dócil al Espíritu de verdad, quien lo guía a escribir con sencillez y veracidad ....

    Tantas veces que leemos o escuchamos dichos, lecturas bíblicas, proverbios de no sé quiénes y la mayoría habla de estar en paz con nuestros prójimos .... Pero no dicen cómo generar ese ambiente armonioso.

    Gracias por escribir.

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