ESPERANZA
"...Busqué la respuesta del por qué el examen de mis pulmones estaban correctos. Habían dicho que el cáncer se había convertido en metástasis pero ahora el cuadro clínico había cambiado radicalmente. El médico, sin saber explicar cómo y cuando había sucedido, me enseño los resultados: Cero cáncer... Quise encontrar en vano una explicación tangible. Quería encontrar tendencias que explicaran como había sucedido para poder enseñar a otros... Nunca las encontré. Simplemente que que Dios había hecho algo en mi cuerpo y lo había sanado... Todo lo que tenìa era a Dios y la oración..."
Fueron las palabras que me expreso un hermano de una congregación a donde fui a predicar este mes. De la vida a la muerte. En un abrir y cerrar de ojos. Después de preparar a su familia para un funeral ellos se prepararon para una fiesta de fin de año. Todo porque ellos no tuvieron nada más que a Dios y sus oraciones...
Quizás lo único que usted tiene es a Dios y la oración. Como Josué, como Moisés, Elías y Jesus, usted está enfrentando batallas. Para Josué fueron cinco reyes que lo estaban amenazando en aquella cueva. Solo tuvo una opción: Poner rocas y humo. A Dios y la oración. Como Moisés en el monte. Levantando los brazos en oración y dejando que Dios peleara contra Amalec. Como Elías, doblando sus rodillas en oración y dejando que el Señor enviara la lluvia como el puño de una mano. Y como Jesus, pegando su frente a la roca y dejando que el Padre le enviara sus ángeles a consolarlo...
A usted posiblemente no le están amenazando cinco reyes, ni sequía, ni la cruz. Pero le están amenazando el desaliento, la decepción, la derrota, la destrucción y quizá la muerte. Rugen en su mundo como una pandilla de demonios que le susurran palabras de fracaso y de miedo... Su meta es perseguirle hasta que regrese al desierto de la inutilidad, de la derrota y de la enfermedad...
No ceda ni un poquito. Responda con oración. Oración honesta, continua y audaz...Usted es un miembro de la familia de Dios. Usted no se acerca al Trono como un extranjero sino como heredero. Acèrquese confiadamente a su trono. Preséntele sus peticiones con fervor no debido a lo que usted ha alcanzado sino por lo que Cristo ha hecho. Jesus derrramò su sangre por usted. Usted puede derramar su corazòn ante Dios...
¿Acaso no dijo Jesus que si tiene fe, puede decirle a una montaña que se mueva y salte al mar? (Mr. 11:23). ¿Qué es su montaña? ¿Cual es el reto de su vida? Pídale ayuda al Señor. ¿Hará él lo que usted quiere? No lo puedo decir, pero de algo sí estoy seguro: Èl hará lo que es mejor para usted...
Yo lo he probado por años y sé de lo que le estoy escribiendo. Pruébelo. Èl no lo dejará sin respuesta...
Fueron las palabras que me expreso un hermano de una congregación a donde fui a predicar este mes. De la vida a la muerte. En un abrir y cerrar de ojos. Después de preparar a su familia para un funeral ellos se prepararon para una fiesta de fin de año. Todo porque ellos no tuvieron nada más que a Dios y sus oraciones...
Quizás lo único que usted tiene es a Dios y la oración. Como Josué, como Moisés, Elías y Jesus, usted está enfrentando batallas. Para Josué fueron cinco reyes que lo estaban amenazando en aquella cueva. Solo tuvo una opción: Poner rocas y humo. A Dios y la oración. Como Moisés en el monte. Levantando los brazos en oración y dejando que Dios peleara contra Amalec. Como Elías, doblando sus rodillas en oración y dejando que el Señor enviara la lluvia como el puño de una mano. Y como Jesus, pegando su frente a la roca y dejando que el Padre le enviara sus ángeles a consolarlo...
A usted posiblemente no le están amenazando cinco reyes, ni sequía, ni la cruz. Pero le están amenazando el desaliento, la decepción, la derrota, la destrucción y quizá la muerte. Rugen en su mundo como una pandilla de demonios que le susurran palabras de fracaso y de miedo... Su meta es perseguirle hasta que regrese al desierto de la inutilidad, de la derrota y de la enfermedad...
No ceda ni un poquito. Responda con oración. Oración honesta, continua y audaz...Usted es un miembro de la familia de Dios. Usted no se acerca al Trono como un extranjero sino como heredero. Acèrquese confiadamente a su trono. Preséntele sus peticiones con fervor no debido a lo que usted ha alcanzado sino por lo que Cristo ha hecho. Jesus derrramò su sangre por usted. Usted puede derramar su corazòn ante Dios...
¿Acaso no dijo Jesus que si tiene fe, puede decirle a una montaña que se mueva y salte al mar? (Mr. 11:23). ¿Qué es su montaña? ¿Cual es el reto de su vida? Pídale ayuda al Señor. ¿Hará él lo que usted quiere? No lo puedo decir, pero de algo sí estoy seguro: Èl hará lo que es mejor para usted...
Yo lo he probado por años y sé de lo que le estoy escribiendo. Pruébelo. Èl no lo dejará sin respuesta...
Amén Pastor, gracias por su pasión por ayudarnos en nuestro andar por fe, bendiciones F. Alex Valle.
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