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El padre está cansado, desvelado, agotado por la larga jornada que les ha tocado andar para dar cumplimiento a la orden del Emperador: Todos debían ir a su lugar de nacimiento a empadronarse... No sabían que tenían que ir no para obedecer a un monarca terrenal sino a un profeta que siglos antes había dicho que un Niño iba a nacer en Belén..."Hijo nos es dado..."

Si hay alguien cabeceando, es el padre. No puede recordar la última vez que estuvo sentado. Y ahora que ha pasado un poco la emoción, ahora que Maria y el bebé están cómodos, se recuesta contra el muro del establo y siente sus párpados cada vez más pesados.  Todavía no ha entendido todos los detalles. El misterio todavía lo desconcierta.  Pero no tiene la energía para lidiar con preguntas.  Lo importante es que el bebe está bien y que su esposa está segura...Con el sueño llega también el recuerdo del nombre que el ángel le indicó: Jesus. "Lo llamaràn Jesus..."

El establo apesta como cualquier otro. Es penetrante el hedor de la orina, el estiércol y las ovejas.  El suelo es duro, la paja escasa. Telarañas cuelgan del techo y un ratón corre en el suelo buscando escondite... Nadie se ha dado cuenta del Milagro de los siglos que acaba de hacerse realidad... Dios vino al mundo...

La majestad en medio de lo mundano. La santidad en la inmundicia del estiércol y el sudor de ovejas. La divinidad visita el mundo en el suelo de un establo a través del vientre de una adolescente y en presencia de un carpintero...

Mientras tanto, la ciudad está llena de bulla. Los mercaderes no tienen idea de que Dios ha visitado su planeta. El mesonero nunca creería que acababa de enviar a Dios al frío de la noche. Y la gente se burlaría de cualquiera que les dijera que el Mesias estaba en brazos de una joven en las afueras de su aldea. Todos estaban demasiado ocupados para considerar la posibilidad...

Solo un pequeño grupo de gentes. Unos ignorantes. No sabían leer ni escribir. No sabían cantar himnos ni esperaban aplausos ni fanfarrias. Estaban en la oscuridad de la noche cuidando sus rebaños. Apestaban al olor de los animales que cuidaban. Hombres sin letras. Olvidados de los demás. Lo único que sabían hacer era cuidar animales... Eran pastores. Lo más bajo de la sociedad. Los parias sociales.  Pero, ¡Oh! misterios ocultos: Fue a ellos a quienes los ángeles les anunciaron que había nacido el Salvador. A los pobres, a los olvidados, los necesitados de eso, de un Salvador. Fue a ellos a quienes los ángeles llegaron con cantos de alabanza y adoración anunciando que la Aurora había llegado a sus vidas...

Y otro grupo: Los extranjeros. Los que no vivían cerca de Maria y José. No eran sus vecinos. No compartían la misma cuadra. No eran de su paìs. No eran ciudadanos romanos ni judìos... Eran los que no tenían nada que ver con la Salvación a quienes la Estrella de la Mañana les anunció el nacimiento del Creador de las estrellas...

¿No le parece curioso que es a nosotros, a usted y a mí a quienes se nos ha anunciado la llegada de la Salvación...? Razón tuvo Pablo cuando lo dijo: "Lo peor del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios..."  ¡Gracias, Jesus...!


Comentarios

  1. Gracias por escoger nos, no soy merecedor. El me hizo merecedor gracias padre

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