LEALTAD

Hay cosas tan raras que no tienen valor. Vi un programa de TV en donde explicaron que los tesoros del Vaticano no tienen valor. Y no lo tienen porque cuestan mucho. Tienen años de antigüedad, además están pintados en la pared que Miguel Angel tuvo el privilegio de estampar allí... No tienen valor porque tienen tanto que no hay dinero que los pueda comprar. Entonces -concluyó el exponente- los tesoros del Vaticano no tienen ningún valor porque no se pueden vender... Punto. Caput...

Usted tiene un tesoro también. Es tremendamente caro. Es una reliquia en estos tiempos en que todo es desechable. Platos desechables. Vasos desechables. Cubiertos desechables. Bebes desechables. Todo se tira a la basura porque ha perdido su valor...

¿Como cree usted que tratan las reliquias del Vaticano? Con guantes de seda. No los tocan sin ellos para protegerlos del sudor de las manos y de las impurezas de la piel... Son cosas si no sagradas, sí carísimas...

Ahora bien, la pregunta que me inspira estos datos...

¿Cómo trata usted su matrimonio? Porque el día de su boda Dios le prestò una reliquia. Su matrimonio es un trabajo finamente diseñado por el Señor desde el principio de la creación. Es una obra maestra formada con precisión y delicadeza. El Señor invirtió más tiempo que el pintor de la Capilla Sixtina en darle forma a lo que le regaló en el altar... Su matrimonio no tiene precio. No se puede comprar ni vender...

El Señor le encargó una creación única para que la valore, para que la honre. Usted y yo fuimos bendecidos con ese regalo único que Dios nos dio para que lo honremos... Honroso sea en todos el matrimonio, escribió el apóstol. ¿Para qué perder el tiempo en alguien más? Hay suficiente labor para mantener limpio nuestro hogar. Tratarlo con guantes de seda. Con amor. Con delicadeza. Con lealtad. Dios espera que seamos fieramente leales a nuestra pareja. A nuestro compromiso de ser fieles hasta el fin...

David fallò en eso. Colecciono esposas como trofeos. Vio en las esposas un medio para su placer, no como parte del plan de Dios. No cometa usted el mismo error. Sea ferozmente leal a su pareja. Ferozmente leal. Ni siquiera mire dos veas a otra persona. No coquetee. No provoque. No merodee otros escritorios ni se demore en esa oficina. No haga esa llamada a escondidas. Lo pueden acusar de tener una actitud de mojigatería o maleducada, pero usted hizo una promesa: Mantengala. Cuídela...

Esto nos lleva a otro punto... ¿Qué están viendo sus hijos...?

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