EL CIELO
La niña, ocho años de edad, ha estado asistiendo a clases sin nunca decir ni una palabra... Siempre callada. Siempre atenta. Siempre en silencio. Siempre estaba presente. Siempre escuchaba. Nunca faltaba... Pero nunca hablaba.
La maestra se mostraba intrigada del por qué esa preciosa niña nunca hablaba. Es cierto, asistía a clases sin faltar pero no participaba. Solo observaba y escuchaba...
Hasta que la maestra un día enseño acerca del cielo... La maestra hablò acerca de ver a Dios. Hablò de ojos sin lágrimas y vidas sin muerte. Les explicó que en el cielo está Dios sentado en su trono de justicia y que allí no habrá frío ni calor, no habrá odio ni rencor. Que allí los niños serían felices, sin golpes ni ultrajes. Que allí solo escucharán sonrisas y que los brazos amorosos del Padre Dios les abrazaría con ternura y mucho cuidado... Les dijo que Jesus estaría con ellos para siempre consolándolos y proveyéndoles protección. Que allí nadie les haría daño. Que sus corazoncitos estarían al amparo del Señor...
La niña escuchaba fascinada las historias que la maestra les impartía. No le despegaba la mirada a la profesora. Escuchaba con mucho interés... Entonces levantò la mano. "Señorita..." La maestra quedó estupefacta. Sorprendida. Esa niña nunca había hecho una pregunta. "Dime, ¿qué quieres saber...?
"¿El cielo es para niñas como yo...?" Me quebranta esta pregunta. Me llena de lágrimas mis ojos al imaginar esta historia y esta pregunta de una niña de ocho años que tenía serias dudas con respecto a si en el cielo aceptarán niñas como ella... Y me hace preguntarme lo mismo...
¿El cielo es para personas como yo? Yo no tengo ocho años. Ya pasé las seis décadas y me sigo preguntando cómo es que Jesus ha sido tan bueno como para llevarme a la Presencia del Padre para ser adoptado como hijo suyo. Y como es que el Padre, sabiendo quién y como soy, abre sus amorosos brazos para cobijarme entre ellos y su pecho paterno lleno de ternura y calor...
Personas como usted que siente que no vale nada porque la vida la ha arrastrado a situaciones de vergüenza, la vida le ha mancillado su pureza. La vida le ha ultrajado sus más íntimos pensamientos y le ensuciaron su alma. Personas como usted, amigo, que cree que porque le ha fallado al Señor ha quedado fuera de su lista de invitados. Personas como usted, hermanita querida, que cree que porque se fue con el hombre equivocado ya no tiene oportunidad de ser feliz. O personas como usted, hermano pastor, que piensa que porque le falló a su esposa ya no tiene lugar en el Cielo de Dios... ¿Era un borracho empedernido? Usted lo ha dicho. "Era". Por eso hay un lugar para usted.
La pregunta de esta niña tiene una sola respuesta... Sì. En el cielo sí hay lugar para personas como nosotros...Es más. Estará lleno. Se lo aseguro.
La maestra se mostraba intrigada del por qué esa preciosa niña nunca hablaba. Es cierto, asistía a clases sin faltar pero no participaba. Solo observaba y escuchaba...
Hasta que la maestra un día enseño acerca del cielo... La maestra hablò acerca de ver a Dios. Hablò de ojos sin lágrimas y vidas sin muerte. Les explicó que en el cielo está Dios sentado en su trono de justicia y que allí no habrá frío ni calor, no habrá odio ni rencor. Que allí los niños serían felices, sin golpes ni ultrajes. Que allí solo escucharán sonrisas y que los brazos amorosos del Padre Dios les abrazaría con ternura y mucho cuidado... Les dijo que Jesus estaría con ellos para siempre consolándolos y proveyéndoles protección. Que allí nadie les haría daño. Que sus corazoncitos estarían al amparo del Señor...
La niña escuchaba fascinada las historias que la maestra les impartía. No le despegaba la mirada a la profesora. Escuchaba con mucho interés... Entonces levantò la mano. "Señorita..." La maestra quedó estupefacta. Sorprendida. Esa niña nunca había hecho una pregunta. "Dime, ¿qué quieres saber...?
"¿El cielo es para niñas como yo...?" Me quebranta esta pregunta. Me llena de lágrimas mis ojos al imaginar esta historia y esta pregunta de una niña de ocho años que tenía serias dudas con respecto a si en el cielo aceptarán niñas como ella... Y me hace preguntarme lo mismo...
¿El cielo es para personas como yo? Yo no tengo ocho años. Ya pasé las seis décadas y me sigo preguntando cómo es que Jesus ha sido tan bueno como para llevarme a la Presencia del Padre para ser adoptado como hijo suyo. Y como es que el Padre, sabiendo quién y como soy, abre sus amorosos brazos para cobijarme entre ellos y su pecho paterno lleno de ternura y calor...
Personas como usted que siente que no vale nada porque la vida la ha arrastrado a situaciones de vergüenza, la vida le ha mancillado su pureza. La vida le ha ultrajado sus más íntimos pensamientos y le ensuciaron su alma. Personas como usted, amigo, que cree que porque le ha fallado al Señor ha quedado fuera de su lista de invitados. Personas como usted, hermanita querida, que cree que porque se fue con el hombre equivocado ya no tiene oportunidad de ser feliz. O personas como usted, hermano pastor, que piensa que porque le falló a su esposa ya no tiene lugar en el Cielo de Dios... ¿Era un borracho empedernido? Usted lo ha dicho. "Era". Por eso hay un lugar para usted.
La pregunta de esta niña tiene una sola respuesta... Sì. En el cielo sí hay lugar para personas como nosotros...Es más. Estará lleno. Se lo aseguro.
¡¡Gloria, gloria !! a mi bendito Jesús tenemos ese lugar Aleluya
ResponderEliminarD.Castillo