ANTAGONISTAS
Los antagonistas siempre estarán presentes en todos los aspectos de nuestra vida...
Todos los seres humanos tenemos momentos en que debemos tomar una decisión. Y esas decisiones no siempre serán fáciles especialmente en lo que se refiere a la vida espiritual. Muchas veces caemos en condiciones que nos alejan de Dios, de la congregación y de los amigos. Sin embargo hay un vértice en nuestro camino en el cual debemos decidir qué dirección vamos a tomar...
Son dos caminos. Uno solo nos lleva a la solución. Uno al fracaso, el otro al triunfo. Uno a la pocilga y el otro al hogar. Uno a cuidar cerdos, el otro a los brazos del Padre...
Pero para eso hay que vencer... ¿Vencer qué? El orgullo y la vergüenza...
¿Sabía usted que son hermanas? Parecen ser diferentes. El orgullo le infla el ego. La vergüenza le hace agachar la cabeza. El orgullo alardea. La vergüenza hace ocultarse. El orgullo procura ser visto. La vergüenza trata de evitarse...
Pero no se llame a engaño: Las emociones tienen el mismo parentesco y el mismo impacto. Le mantienen alejado de su Padre...
El orgullo dice: Usted es demasiado bueno para aceptarlo como Padre.
La vergüenza dice: Usted es demasiado malo para ser su hijo.
El orgullo lo aleja del Reino de Dios.
La vergüenza lo mantiene alejado y le evita regresar...
Si el orgullo es lo que hay antes de una caída, la vergüenza es lo que nos impide levantarnos después.
Tenemos ante nosotros dos antagonistas. Uno nos dice que nunca veremos el Rostro del Señor. El otro nos dice que creamos. ¿No te he dicho que si crees? fueron las palabras del Señor para Marta y Maria y lo son para nosotros.
Volvamos. Solo volvamos a la casa del Padre. Volvamos nuestros ojos a Èl que siempre estará esperándonos no para acusarnos ni señalarnos nuestras faltas sino para abrir sus brazos llenos de amor y calor que tanto necesitamos en medio de la frialdad de este mundo... Volvamos pues...
Todos los seres humanos tenemos momentos en que debemos tomar una decisión. Y esas decisiones no siempre serán fáciles especialmente en lo que se refiere a la vida espiritual. Muchas veces caemos en condiciones que nos alejan de Dios, de la congregación y de los amigos. Sin embargo hay un vértice en nuestro camino en el cual debemos decidir qué dirección vamos a tomar...
Son dos caminos. Uno solo nos lleva a la solución. Uno al fracaso, el otro al triunfo. Uno a la pocilga y el otro al hogar. Uno a cuidar cerdos, el otro a los brazos del Padre...
Pero para eso hay que vencer... ¿Vencer qué? El orgullo y la vergüenza...
¿Sabía usted que son hermanas? Parecen ser diferentes. El orgullo le infla el ego. La vergüenza le hace agachar la cabeza. El orgullo alardea. La vergüenza hace ocultarse. El orgullo procura ser visto. La vergüenza trata de evitarse...
Pero no se llame a engaño: Las emociones tienen el mismo parentesco y el mismo impacto. Le mantienen alejado de su Padre...
El orgullo dice: Usted es demasiado bueno para aceptarlo como Padre.
La vergüenza dice: Usted es demasiado malo para ser su hijo.
El orgullo lo aleja del Reino de Dios.
La vergüenza lo mantiene alejado y le evita regresar...
Si el orgullo es lo que hay antes de una caída, la vergüenza es lo que nos impide levantarnos después.
Tenemos ante nosotros dos antagonistas. Uno nos dice que nunca veremos el Rostro del Señor. El otro nos dice que creamos. ¿No te he dicho que si crees? fueron las palabras del Señor para Marta y Maria y lo son para nosotros.
Volvamos. Solo volvamos a la casa del Padre. Volvamos nuestros ojos a Èl que siempre estará esperándonos no para acusarnos ni señalarnos nuestras faltas sino para abrir sus brazos llenos de amor y calor que tanto necesitamos en medio de la frialdad de este mundo... Volvamos pues...
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