AMOR

Nos engañamos la mayoría de las veces cuando del amor se trata... Es increíble la cantidad de gente que se enamora de una figura, de unos dientes blancos y parejos, de un par de piernas bien torneadas y una cintura de avispa...

Mujeres que se enamoran de una figura masculina de acuerdo a sus parámetros del hombre perfecto. Se enamoran de sus músculos, de su sonrisa y de su estatura... Y a eso le llamamos "amor..."

La palabra que brota de nuestros labios hacia la persona de la que nos enamoramos es "te amo". Sin saber exactamente qué implica esa declaración... Te amo. Te amo y te amo.

El problema se suscita en cuanto pasa el tiempo y los dientes blancos y parejos se empiezan a caer. Cuando la cintura de avispa se empieza a redondear. Cuando la sonrisa y los camances desaparecen a causa de las libras de más y que anuncia el sobrepeso... Allí empieza el problema... Porque decimos amar lo que es de la persona pero no a la persona per sé...

Lo pueden amar por sus hoyuelos en las mejillas pero es posible que no la amen a usted por usted misma. La aman por su manera de hablar tan suelta y culta. Le pueden decir que le aman por su educación. Por su forma de caminar. Por su pelo. Por su familia  y hasta por su dinero... Hay personas que nos aman debido a lo que somos, pero cuando eso desaparece, desaparece también el amor...

Por eso es importantísimo conocer lo que dice la Biblia sobre el amor. Y lo que dice es todo lo contrario a lo que decimos nosotros. "...Dios es amor..." 1 Juan 4:16. Aquí está el epítome de lo que es el amor. El amor es Dios. Èl no nos ama por nuestra sonrisa ni por nuestro carácter ni por lo que somos. Nos ama porque Èl es amor. Nos ama porque decide hacerlo. El Amor no tiene causa fuera de Èl y es espontáneo ciento por ciento porque solo depende de su elección para darlo. Su amor no es ocasional. No es esporádico. No nos ama en las buenas. Dios nos ama porque Èl es amor. Punto...

Y aquí está la enseñanza. Amárrese el cinturón y preparese para descubrir cómo debemos amar... Usted  y yo debemos amar como Dios nos ama. Si usted conoce el amor, que es Dios, según dice Juan, el amor de Dios está en usted y en mí. De manera que podemos, no, corrijo, debemos amar como Èl ama... ¿Qué tal esto? Su esposa está un poco pasadita de libras? Ámela así como está. ¿Ya sus dientes no son como al principio? Amela. ¿Su esposo ha perdido locuacidad y ya no habla como antes? Amelo. ¿Ya le tiemblan las rodillas para subir gradas? Amelo. ¿Su esposa ha perdido aquella cintura que tanto le cautivó hace años? Sígala amando. Respetemos el pacto que hicimos en el altar cuando estábamos empezando nuestro caminar matrimonial: "¿Promete usted...? Y usted dijo "Sì, lo prometo".  ¿Entonces? ¿Qué nos queda? Si somos hijos de Dios, debemos ser, amar, vivir, comprender, tolerar y muchas cosas mas como Dios. Si el amor de Dios está en nosotros, amemos como Dios nos ama. Aunque empecemos a perder el cabello. Aunque los camanances desaparezcan. Aunque la cintura ya no sea como de avispa. Aunque los dientes ya no estén completos... ¿Se convence ahora de lo que es el Amor...?

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