RECUERDOS
La amnesia promueve la arrogancia...
Cuando olvidamos quienes fuimos, què èramos y que hicimos nos puede llevar al orgullo. Necesitamos recordar. Pero no para amargarnos sino para ver nuestro pasado y nuestro presente.
Ya lo dijo Pablo: "Piensen en lo que eran cuando fueron llamados" (1 Cor. 1:26). Es necesario que contemos nuestra historia. Necesitamos recordar y no podemos permitir que se nos olvide de donde salimos... Claro, no se lo contemos a todo el mundo, pero sì a alguno. Existe alguien que es como usted era. Èl o ella necesitan saber lo que Dios puede hacer. El retrato sincero de su pasado puede ser el impulso para el futuro de otro...
Los recuerdos pueden doler. Algunas partes de nuestro pasado no resultan agradables de recordar. Hay personas que nos dicen: "de eso no me hable", pero esta claro: No han sanado ese pasado. Duele, nos avergüenza pero es necesario traerlos a la memoria. Nosotros, los adoptados, no podemos olvidar como era la vida siendo huérfanos.
Nosotros, los liberados, debiéramos volver a visitar la prisiòn para apreciar la libertad que Cristo nos ha dado. Los hallados, no podemos olvidarnos de la desesperación de estar perdidos...
Pero, ¡ojo!, no hagamos un retrato del pasado solamente, pintemos también el presente. Describa sus cambios. Exhiba el cambio que ha hecho Cristo en su vida. Esta tarea también tiene sus desafíos. Mientras que puede resultar doloroso contar el "antes", el cuadro del "presente" puede resultar impreciso... ¡Dios no ha terminado con nosotros!. Aún sigue haciendo los cambios necesarios. Y eso puede ayudar a quien le está escuchando. También èl o ella tendrán la esperanza de no seguir siendo los mismos. Cuando usted cuente su historia. Su pasado y su presente.
Què hermoso es cuando contamos lo que fuimos y lo que somos. No somos los mismos. El orgulloso y pedante ahora es humilde. El enfermizo y débil ahora está sano. El fumador ahora ya ni recuerda el olor al tabaco. El pegador de mujeres ahora es un manso y tierno amante. La que era fácil de llevar a la cama ahora es una virtuosa esposa y madre abnegada. El borracho del pasado ahora es un hombre responsable de su familia. El gritòn y abusivo ahora es respetuoso...
Todos han cambiado. No. Los han cambiado. Jesus los tomo en sus Brazos de amor y los llevo a su clínica del alma, vendo heridas, sanò quebrantos, abriò ojos y cerró heridas...Ahora podemos contar quienes fuimos con libertad para ayudar a otros. Ahora podemos ir y hacer discípulos porque podemos recordar sin amargura nuestro pasado convertido en un jardín de flores del presente...
Recordar es bueno. Bueno para otros y para nosotros. Para no olvidar lo que Dios ha hecho en nuestra vida...Y para que otros se animen a entregarle su pasado al Señor y Èl les devolverá un presente de alegría, fe y esperanza. Como lo hizo con usted y conmigo...
Cuando olvidamos quienes fuimos, què èramos y que hicimos nos puede llevar al orgullo. Necesitamos recordar. Pero no para amargarnos sino para ver nuestro pasado y nuestro presente.
Ya lo dijo Pablo: "Piensen en lo que eran cuando fueron llamados" (1 Cor. 1:26). Es necesario que contemos nuestra historia. Necesitamos recordar y no podemos permitir que se nos olvide de donde salimos... Claro, no se lo contemos a todo el mundo, pero sì a alguno. Existe alguien que es como usted era. Èl o ella necesitan saber lo que Dios puede hacer. El retrato sincero de su pasado puede ser el impulso para el futuro de otro...
Los recuerdos pueden doler. Algunas partes de nuestro pasado no resultan agradables de recordar. Hay personas que nos dicen: "de eso no me hable", pero esta claro: No han sanado ese pasado. Duele, nos avergüenza pero es necesario traerlos a la memoria. Nosotros, los adoptados, no podemos olvidar como era la vida siendo huérfanos.
Nosotros, los liberados, debiéramos volver a visitar la prisiòn para apreciar la libertad que Cristo nos ha dado. Los hallados, no podemos olvidarnos de la desesperación de estar perdidos...
Pero, ¡ojo!, no hagamos un retrato del pasado solamente, pintemos también el presente. Describa sus cambios. Exhiba el cambio que ha hecho Cristo en su vida. Esta tarea también tiene sus desafíos. Mientras que puede resultar doloroso contar el "antes", el cuadro del "presente" puede resultar impreciso... ¡Dios no ha terminado con nosotros!. Aún sigue haciendo los cambios necesarios. Y eso puede ayudar a quien le está escuchando. También èl o ella tendrán la esperanza de no seguir siendo los mismos. Cuando usted cuente su historia. Su pasado y su presente.
Què hermoso es cuando contamos lo que fuimos y lo que somos. No somos los mismos. El orgulloso y pedante ahora es humilde. El enfermizo y débil ahora está sano. El fumador ahora ya ni recuerda el olor al tabaco. El pegador de mujeres ahora es un manso y tierno amante. La que era fácil de llevar a la cama ahora es una virtuosa esposa y madre abnegada. El borracho del pasado ahora es un hombre responsable de su familia. El gritòn y abusivo ahora es respetuoso...
Todos han cambiado. No. Los han cambiado. Jesus los tomo en sus Brazos de amor y los llevo a su clínica del alma, vendo heridas, sanò quebrantos, abriò ojos y cerró heridas...Ahora podemos contar quienes fuimos con libertad para ayudar a otros. Ahora podemos ir y hacer discípulos porque podemos recordar sin amargura nuestro pasado convertido en un jardín de flores del presente...
Recordar es bueno. Bueno para otros y para nosotros. Para no olvidar lo que Dios ha hecho en nuestra vida...Y para que otros se animen a entregarle su pasado al Señor y Èl les devolverá un presente de alegría, fe y esperanza. Como lo hizo con usted y conmigo...
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