¿QUÈ ESCRIBIÒ?

Escribió para usted. Escribió para mí. Solo para nosotros. Nadie más podía leer lo que Jesus escribió en el polvo del suelo del Templo aquella vez que le llevaron a una mujer acusada de adulterio... Ni siquiera el escritor de la historia vio lo que Jesus había escrito sobre la tierra... Solo Èl y la mujer...

¿Le parece atrevido mi pensamiento? Es que cuando la Escritura guarda silencios es porque tiene mucho que decir. Pero en privado. Es un asunto para no hacerlo público. Porque a nadie más le interesa lo que Jesus nos dice a cada uno de nosotros...

Así que permítame transmitirle mi sentir con respecto a esta historia...

La mujer está frente a Jesus con los ojos clavados en la tierra. Avergonzada. Humillada. Esperando. No esperaba compasión ni amor ni lastima. Esperaba pedradas. Semi desnuda, exhibida a los ojos lujuriosos de sus detractores, estos se gozaban al ver la trasparencia de su ropa interior mientras imaginaban sus formas voluptuosas. Los ojos de ella están enrojecidos por el llanto que llenaba su corazón avergonzado. Los ojos de ellos están encendidos de lujuria y deseo reprimido. Solo los ojos de Jesus están en otro lugar. Sus Ojos están escudriñando el corazón de la víctima de la ley y los hipócritas. Los fariseos sufren de hipocresía. Ella sufre de vergüenza. Jesus sufre de dolor. De dolor al ver a una de sus criaturas siendo humillada y pisoteada aún más de lo que la vida la ha pisoteado...

Así que mientras sus acusadores no dejan de verla a ella, ella no deja de ver el suelo. Esta viendo lo que Jesus está escribiendo. Esta viendo los dedos de Jesus escribiendo su historia en el polvo. Creo, conociendo a Jesus, que le está enviando un mensaje de consuelo a ella. Solo para ella. Mi imaginación me hace creer que él le está diciendo a través de su escritura...

"Te entiendo, hija, te entiendo. Comprendo que la vida te ha tratado mal. Sè que tus padres te abandonaron siendo niña. Sè que tu madre no te cargó cuando caíste aquella vez. Conozco tu dolor cuando te enamoraste la primera vez y te traicionaron. Comprendo tu necesidad de abrazos y calor humano. Sè que eso es lo que estabas buscando pero los pícaros se aprovecharon de ti. Sufrí contigo cuando creciste y tu cuerpo se volvió un trofeo para los sucios. Sè que eres pura, sincera y franca. Sè que quieres amor, no sexo. Sè que buscas brazos que te sostengan en tus momentos difíciles. Sè que buscas unos ojos cristalinos donde verte cada mañana. Conozco tu necesidad de amistad. Y, querida hija, sé que estos hipócritas lo que buscan no es a ti sino a Mi. Te están usando para avergonzarme a Mi. Se quieren vengar de Mi porque te amo. Porque daré mi vida por ti. Porque mi gracia y misericordia están contigo y no con ellos... Pequeña mía, no dejaré que te golpeen más. Haré que sus piedras se vuelvan contra ellos. Tù solo confía en Mi y Yo te daré la victoria..."

Luego, levantando los ojos y la voz, Jesus dijo: "El que esté limpio, tire la primera piedra..." Y nadie lo hizo. Todos se fueron. Ahora sus ojos ya no están sobre la mujer sino sobre sus hipocresías. Sobre su propia miseria y suciedad... Ahora la mujer, usted y yo, podemos levantar los ojos y ver a Jesus cara a cara. Vernos en sus prístinos Ojos cada mañana y vernos limpios, puros, santos y hechos perfectos por Èl. No por nosotros. Por él. Porque Èl escribió en el polvo nuestros pecados, vino el viento y los borró... Ahora piense por un momento: Si usted hubiera estado frente a Jesus aquella mañana... ¿Qué hubiera leído usted de lo que Jesus ha escrito sobre el polvo...?