¿QUE ES MAS FÀCIL?

Los fariseos están rezongando porque acaban de escuchar una frase que los dejo fuera de sí... "Hijo, tus pecados te son perdonados" (Mr. 2:5). Para ellos, Jesus está diciendo una blasfemia. Esas palabras les esta moviendo su zona de confort religiosa. Su zona de comodidad legalista se ha movido y los está dejando en el aire incierto de la incredulidad... Lo que Jesus está haciendo no está autorizado por la ley judía.  Hasta un judìo inexperto lo sabe...

¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios? (Mr. 2:7)...

Y aquí viene el golpe de gracia... Jesus expresa una de las preguntas más importantes de la vida... "¿Qué es más fácil decir al paralìtico: Tus pecados te son perdonados o decirle: Levàntate, toma tu lecho y anda?"

Responda usted a esa pregunta. Responda usted con corazón sincero lo que pregunta Jesus en este verso lapidario...

¿Que es más fácil: odiar o amar? ¿Aceptar a su cónyuge tal como es o tratar de cambiarlo a su gusto? ¿Rechazar a su hija porque hace cosas que a usted no le agradan o ayudarla a agradar a Dios? ¿Aceptar el mensaje que su pastor predicó el domingo o rechazarlo porque la Palabra era para usted?

¿Que es mas fácil? ¿Darle una moneda al limosnero de la esquina o negársela porque usted cree que quiere dinero para drogarse? ¿Qué es más fácil? ¿Darle de comer al que tiene hambre o criticarlo por no trabajar? ¿Ver a la madre con su niño en brazos todo el día pidiendo dinero en la esquina y tratar de entenderla o enviarla a lavar ropa ajena?

¿Que es mas fácil? ¿Aceptar al que se equivoca y justificarlo o criticarlo? ¿Aceptar que su vecino que no conoce a Jesus ponga su música a todo volumen o criticarlo por mundano? ¿Qué éramos nosotros antes de Cristo? ¿Acaso, como el paralìtico de la historia no estábamos  en malas condiciones espirituales y materiales? ¿Se nos olvida acaso que también nosotros estábamos atados a un catre de miseria, pobreza y llenos de llagas por el pecado que llenaba nuestra alma? Sin embargo Jesus no dudó ni un instante en tomar una decisión: Perdonarnos. Justificarnos. Quitarnos ese peso de pecado que nos agobiaba y avergonzaba diciendo una sola frase: "Tus pecados te son perdonados".

Ahora nos toca a nosotros decir lo mismo... "Si, amor, tu pecado ha sido perdonado". "Sì, hijo, tu pecado queda perdonado". "Sì, vecino, su pecado ha sido perdonado". "Sì, pastor, perdono su pecado". "Sì, chofer, perdono su imprudencia..."

Una simple palabra sanò el cuerpo del paralìtico. Fue más duro salvar su alma. Para sanar el cuerpo solo se necesitó una palabra. Para salvar su alma se necesitó derramar Sangre. Para quitar la vergüenza del pecado se necesitó la Cruz. Para quitar la tristeza, el desamor, el rencor, el rechazo, la amargura, el error, la falta de educación solo se necesita una palabra: "Te perdono..." Entonces, nuevamente responda la pregunta... ¿Qué es más fácil...?

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA NIÑERA Y SUS "BUENAS" INTENCIONES... (Parte 1)

DESATADLO Y DEJADLO IR. (Jn. 11:44)

PASAS Y MANZANAS