DESESPERANZA
¿Cómo reacciona Dios ante las esperanzas destruidas? ¿Lo hace igual que nosotros? ¿Se queda impávido cuando ve a uno de sus hijos sufriendo por la pérdida de la fe? No. De ninguna manera...
Pregùntenle a Jairo qué hizo Jesus cuando su niña estaba enferma y luego durmió. Cuando Jairo entró en desesperación a la noticia de la muerte de su pequeña que era toda su esperanza...
Pregùntenle a la viuda que llevaba a enterrar a su único hijo y luego ella quedaría a merced de la caridad pública, pregùntenle que hizo Jesus...
Vaya al estanque de Bethesda y hable con el paralìtico que Jesus levantó aquel sábado y lo hizo llevarse todo su pasado para olvidarlo en algún rincón...
¿Se siente usted solitario, abandonado por su familia, arrinconado por las deudas que este año le ha dejado? ¿Se siente un paria del destino porque no entiende las cosas que sucedieron en su vida, su trabajo o su familia? Vaya y platique con los discípulos de Emaùs y que ellos le cuenten que hizo Jesus cuando ya habían perdido toda esperanza de verlo resucitado...
Observen a la mujer parada frente a Èl en el patio del Templo cuando estaba escribiendo en tierra su historia de amor... Pregùntenle que sintió cuando Jesus la dejo ir sin ninguna condenación...
Los recuerdos duelen. Indudable. Especialmente los recuerdos que avergüenzan. Los recuerdos de aquel amor que no fructificó porque no era el correcto. Recuerdos que llevamos en la espalda dolorosamente incrustados en nuestro corazón deseando olvidarnos de ellos. Algunas partes de nuestro pasado no son agradables de recordar. Aquella mentira que dijimos y fuimos avergonzados cuando se supo la verdad. Aquel agujero en donde vimos a la hermana bañándose en su privado. Aquellas cosas que hicimos en la fiesta de fin de año y que aún quedan secuelas en nuestra piel...
Todo eso nos trae vergüenza, desesperanza, humillaciones y deseos de volver la página de nuestra vida hacia atrás sin que nadie lea las líneas que quedaron escritas con esa tinta imborrable de nuestra memoria...
Pero, ¿qué hace Jesus con todo eso? ¿Con todas esas cosas que nos desesperan y nos dejan con un sabor amargo en la boca? ¿Qué hace Jesus con esos recuerdos viejos y añejados que no logramos dejar pasar de nuestra vida anterior? ¡Ah! Maravilloso lo que hace. Lo hecha todo en el fondo del mar... Y, ¿sabe qué? En ese lugar hay un letrero que dice: "Prohibido pescar". Y el Diablo que desea hacerlo no tiene permiso de saber nuestro pasado... "Ninguna condenación hay para los que estamos en Cristo Jesus..." Yo no los conozco a ustedes. Ustedes son una sombra en mi blog porque han transitado por estas líneas. Sè que están allí, leyendo, llorando algunas veces, riendo otras y dudando quizá otras, pero algo tenemos en común: Nuestro pasado ya no existe. La desesperanza se ha ido como el polvo de la calle en donde Jesus escribió nuestra historia... Sonría, Cristo le ama. Y yo tambèn...
Pregùntenle a Jairo qué hizo Jesus cuando su niña estaba enferma y luego durmió. Cuando Jairo entró en desesperación a la noticia de la muerte de su pequeña que era toda su esperanza...
Pregùntenle a la viuda que llevaba a enterrar a su único hijo y luego ella quedaría a merced de la caridad pública, pregùntenle que hizo Jesus...
Vaya al estanque de Bethesda y hable con el paralìtico que Jesus levantó aquel sábado y lo hizo llevarse todo su pasado para olvidarlo en algún rincón...
¿Se siente usted solitario, abandonado por su familia, arrinconado por las deudas que este año le ha dejado? ¿Se siente un paria del destino porque no entiende las cosas que sucedieron en su vida, su trabajo o su familia? Vaya y platique con los discípulos de Emaùs y que ellos le cuenten que hizo Jesus cuando ya habían perdido toda esperanza de verlo resucitado...
Observen a la mujer parada frente a Èl en el patio del Templo cuando estaba escribiendo en tierra su historia de amor... Pregùntenle que sintió cuando Jesus la dejo ir sin ninguna condenación...
Los recuerdos duelen. Indudable. Especialmente los recuerdos que avergüenzan. Los recuerdos de aquel amor que no fructificó porque no era el correcto. Recuerdos que llevamos en la espalda dolorosamente incrustados en nuestro corazón deseando olvidarnos de ellos. Algunas partes de nuestro pasado no son agradables de recordar. Aquella mentira que dijimos y fuimos avergonzados cuando se supo la verdad. Aquel agujero en donde vimos a la hermana bañándose en su privado. Aquellas cosas que hicimos en la fiesta de fin de año y que aún quedan secuelas en nuestra piel...
Todo eso nos trae vergüenza, desesperanza, humillaciones y deseos de volver la página de nuestra vida hacia atrás sin que nadie lea las líneas que quedaron escritas con esa tinta imborrable de nuestra memoria...
Pero, ¿qué hace Jesus con todo eso? ¿Con todas esas cosas que nos desesperan y nos dejan con un sabor amargo en la boca? ¿Qué hace Jesus con esos recuerdos viejos y añejados que no logramos dejar pasar de nuestra vida anterior? ¡Ah! Maravilloso lo que hace. Lo hecha todo en el fondo del mar... Y, ¿sabe qué? En ese lugar hay un letrero que dice: "Prohibido pescar". Y el Diablo que desea hacerlo no tiene permiso de saber nuestro pasado... "Ninguna condenación hay para los que estamos en Cristo Jesus..." Yo no los conozco a ustedes. Ustedes son una sombra en mi blog porque han transitado por estas líneas. Sè que están allí, leyendo, llorando algunas veces, riendo otras y dudando quizá otras, pero algo tenemos en común: Nuestro pasado ya no existe. La desesperanza se ha ido como el polvo de la calle en donde Jesus escribió nuestra historia... Sonría, Cristo le ama. Y yo tambèn...
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