YA PUEDES
"A ti te digo:Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa" Marcos 2:11
Al hombre lo llevan postrado en una camilla a donde se encuentra Jesus. Tiene mucho tiempo de necesitar que alguien mas lo ayude. Está inutilizado porque su parálisis no le permite movimiento alguno. Depende de los demás. Es decir, de todos. ¿Tiene hambre? Hay que darle de comer. ¿Le pica la espalda? Hay que rascarlo. ¿Tiene sed? Alguien tiene que darle agua... Hay que bañarlo. Hay que echarle su crema. Hay que afeitarlo. Cortarle el cabello. Peinarlo. Todo. Todo había que hacérselo. No hay manera que se valga por sí solo. Incluso, en algunos momentos, alguien debe preguntarle si necesita algo...
Paralizado. Inutilizado. Como estuvimos usted y yo por mucho tiempo. El mundo nos tenía que servir porque nosotros no servíamos. Y, para ser sinceros, el mundo se cansa. Se cansa de vernos inútiles. Parias. Inservibles. Inútiles. Entonces ¿qué? Nos daban las sobras. Lo que otros desechaban era nuestro alimento. El pan que otros tiraban era nuestra comida. Los abrazos que la otra desechaba eran los nuestros. Los besos que sobraban del matrimonio eran nuestro consuelo. El placer que otros no querían eran nuestros... Sobras. Cansancio. Aburrimiento...
Y, lógicamente, eso produce ira. Enojo contra todo y contra todos. Nos enojamos contra el mundo y contra nuestra familia. El hombre no fue hecho para estar postrado. El hombre fue hecho para moverse a su libre albedrío, a su deseo. Dios dijo: "Conquista" y le hizo el huerto para que lo conquistara. Le dijo: "Procrea" y le dio a la mujer para que lo completara y llenara la tierra. Le dijo: "Sojuzga" y le hizo a los animales para que los dominara... Pero algo pasó en el camino. Algo lo dejó paralizado. Algo lo dejó postrado en esa situación de la que no puede levantarse y cumplir el papel que Dios le asignó. Y esa postración lo castrò. Lo dejó sin valor alguno.
Por eso hay tanto desprecio. Por eso el esposo se va con otra mas joven. Por eso el hombre frustrado se esconde en el bar. Se escabulle entre los cigarrillos y los vicios. La madre de familia, cansada de tanto engaño y encierro se va con otro que la adorna con besos y cariño. La hija se va de casa buscando una camilla donde quedarse postrada. Pueden ser los brazos de un abusador. O de un vicio. De una aguja. De un cigarrillo de marihuana. Mejor esto que lo otro. El muchacho, cansado de tanto insulto y desprecio se aleja de casa y se esconde en el homosexualismo. Mejor un novio que un padre abusador o una madre intolerable... O mejor la càrcel que la calle... Postrados. Inútiles. Basura.
Hasta que alguien se compadeció de usted. Lo llevaron a Jesus. Y Jesus sabe que hacer: Lo sana. Lo liberta. Lo desata de ese catre que lo tiene atado a la amargura y soledad. ¡Ah! y lo hace útil. Ahora ya puede hacer algo por usted mismo. Léalo otra vez: "A ti te digo:Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa" Ahora puedes cargar tú mismo tu camilla. Ya puedes ir a tu casa y darle un beso a tus hijos. Ahora ya puedes decir "te amo". Ya puedes caminar y trabajar. Ya puedes dar abrazos. Ya puedes mirar recto a los ojos. Ya puedes valerte por ti mismo. Ya no dependas de otros. Ya puedes estudiar tu licenciatura. Ya puedes salir adelante. Ya eres libre. Ya estas de pie. Ya puedes caminar y llevarle flores a tu esposa. Ya estas sana, puedes perdonar. Ya estas liberada, puedes orar, puedes llorar de alegría y no de dolor...Ya puedes ver el sol, la luz, la vida, la esperanza, el amor y la ternura...
Ahora que te han sacado de esa postración ya puedes decirle a tus hijos que los amas. Que no tienen la culpa de haber nacido. Ya no estas aislada, amargada ni solitaria. Ya no eres un inútil. Ahora ya eres alguien especial. Ya puedes mover no solo tus manos para bendecir sino tus labios para besar y sonreír... Vete, vete a tu casa. En donde te lastimaron. En donde te odiaron. En donde te aislaron y te dejaron postrado o postrada en una camilla de dolor, soledad y tristeza. Ve a tu casa y muestrales lo que Jesus ha hecho por ti... Ya puedes hacerlo. Hazlo...
Al hombre lo llevan postrado en una camilla a donde se encuentra Jesus. Tiene mucho tiempo de necesitar que alguien mas lo ayude. Está inutilizado porque su parálisis no le permite movimiento alguno. Depende de los demás. Es decir, de todos. ¿Tiene hambre? Hay que darle de comer. ¿Le pica la espalda? Hay que rascarlo. ¿Tiene sed? Alguien tiene que darle agua... Hay que bañarlo. Hay que echarle su crema. Hay que afeitarlo. Cortarle el cabello. Peinarlo. Todo. Todo había que hacérselo. No hay manera que se valga por sí solo. Incluso, en algunos momentos, alguien debe preguntarle si necesita algo...
Paralizado. Inutilizado. Como estuvimos usted y yo por mucho tiempo. El mundo nos tenía que servir porque nosotros no servíamos. Y, para ser sinceros, el mundo se cansa. Se cansa de vernos inútiles. Parias. Inservibles. Inútiles. Entonces ¿qué? Nos daban las sobras. Lo que otros desechaban era nuestro alimento. El pan que otros tiraban era nuestra comida. Los abrazos que la otra desechaba eran los nuestros. Los besos que sobraban del matrimonio eran nuestro consuelo. El placer que otros no querían eran nuestros... Sobras. Cansancio. Aburrimiento...
Y, lógicamente, eso produce ira. Enojo contra todo y contra todos. Nos enojamos contra el mundo y contra nuestra familia. El hombre no fue hecho para estar postrado. El hombre fue hecho para moverse a su libre albedrío, a su deseo. Dios dijo: "Conquista" y le hizo el huerto para que lo conquistara. Le dijo: "Procrea" y le dio a la mujer para que lo completara y llenara la tierra. Le dijo: "Sojuzga" y le hizo a los animales para que los dominara... Pero algo pasó en el camino. Algo lo dejó paralizado. Algo lo dejó postrado en esa situación de la que no puede levantarse y cumplir el papel que Dios le asignó. Y esa postración lo castrò. Lo dejó sin valor alguno.
Por eso hay tanto desprecio. Por eso el esposo se va con otra mas joven. Por eso el hombre frustrado se esconde en el bar. Se escabulle entre los cigarrillos y los vicios. La madre de familia, cansada de tanto engaño y encierro se va con otro que la adorna con besos y cariño. La hija se va de casa buscando una camilla donde quedarse postrada. Pueden ser los brazos de un abusador. O de un vicio. De una aguja. De un cigarrillo de marihuana. Mejor esto que lo otro. El muchacho, cansado de tanto insulto y desprecio se aleja de casa y se esconde en el homosexualismo. Mejor un novio que un padre abusador o una madre intolerable... O mejor la càrcel que la calle... Postrados. Inútiles. Basura.
Hasta que alguien se compadeció de usted. Lo llevaron a Jesus. Y Jesus sabe que hacer: Lo sana. Lo liberta. Lo desata de ese catre que lo tiene atado a la amargura y soledad. ¡Ah! y lo hace útil. Ahora ya puede hacer algo por usted mismo. Léalo otra vez: "A ti te digo:Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa" Ahora puedes cargar tú mismo tu camilla. Ya puedes ir a tu casa y darle un beso a tus hijos. Ahora ya puedes decir "te amo". Ya puedes caminar y trabajar. Ya puedes dar abrazos. Ya puedes mirar recto a los ojos. Ya puedes valerte por ti mismo. Ya no dependas de otros. Ya puedes estudiar tu licenciatura. Ya puedes salir adelante. Ya eres libre. Ya estas de pie. Ya puedes caminar y llevarle flores a tu esposa. Ya estas sana, puedes perdonar. Ya estas liberada, puedes orar, puedes llorar de alegría y no de dolor...Ya puedes ver el sol, la luz, la vida, la esperanza, el amor y la ternura...
Ahora que te han sacado de esa postración ya puedes decirle a tus hijos que los amas. Que no tienen la culpa de haber nacido. Ya no estas aislada, amargada ni solitaria. Ya no eres un inútil. Ahora ya eres alguien especial. Ya puedes mover no solo tus manos para bendecir sino tus labios para besar y sonreír... Vete, vete a tu casa. En donde te lastimaron. En donde te odiaron. En donde te aislaron y te dejaron postrado o postrada en una camilla de dolor, soledad y tristeza. Ve a tu casa y muestrales lo que Jesus ha hecho por ti... Ya puedes hacerlo. Hazlo...
Comentarios
Publicar un comentario