VIERNES
A todos nos va a llegar un día viernes. No hablo del viernes semanal, del que muchos llaman "sábado pequeño". No. hablo del viernes de dolores. Pero tampoco hablo de dolores de cabeza. Hablo de dolores del corazón. El dolor de haber sido traicionado. El dolor de haber sido abandonado. El dolor de haber sido dejado tirado como la basura en el zofacòn de la acera... El dolor de la indiferencia. Como cuando el esposo abandona a la mujer de su juventud porque se fue con otra mas joven. O el dolor del hombre que fue abandonado con tres hijos por su mujer se buscó otro horizonte. O el dolor de la madre que pierde al hijo que ama, la casa que la cobijaba fue embargada por el banco y ahora no tiene a donde ir. Cuando se pierde el trabajo y el hombre se siente mutilado. Castrado. Ya no sirve. Su edad no nos garantiza que usted todavía es útil. Le tiemblan mucho las manos y sus rodillas ya no soportan el peso de antes. Desempleado. Inútil. Abandonado. Le llegó su viernes...
Así está el Hombre de la Cruz. Para nosotros es un día viernes cualquiera. Pero no para el que está colgando de ella. Hay tres hombres, tres cruces, pero el del Centro es el mas importante. Porque los otros dos habían delinquido. Lo merecían. Pero, ¿el del centro? ¿Qué hizo para que lo colgaran? Amo. Solo por eso. Por amar. Por eso está ese viernes colgando, siendo ejecutado por los que debieron haberlo amado. Lo odiaron... Lo despreciaron y lo dejaron a su suerte...
Saliva y sangre cubren sus mejillas, y sus labios están partidos e hinchados. Espinos rasgan su frente. Sus pulmones gritan de dolor. Sus piernas retorcidas con calambres. Nervios tiesos amenazan con romperse mientras el dolor hace vibrar su mórbida canción. Con todo, la muerte aun no está lista. Y no hay nadie que lo salve, porque Èl, Jesus, se está entregando a sí mismo por nosotros...
Sus paisanos exigieron su muerte. Su discípulo le dio el beso de la traición. Sus amigos huyeron para esconderse... Y ahora su Padre está empezando a darle la espalda dejándolo solo... Solo con nuestros pecados...
Viernes...
¿Ha tenido usted algún viernes? ¿Un viernes cualquiera en donde se ha sentido abandonada? Como cuando ya no hay dinero en el monedero. Busca hasta las monedas mas pequeñas y no alcanzan para las tortillas del día. Usted está sola. Puede ser lunes o martes o miércoles... pero para el caso, es su viernes. No hay nadie que la ayude. Usted siente y se ve abandonada. Y sus hijos no preguntan si hay. Ellos solo piden. Y usted cuelga de esa cruz de dolor, impotencia y sentido de abandono... ¿Le ha pasado?
No será para siempre. Habrá un domingo de resurrección. Solo espere. Algo va a cambiar ese domingo. Algo va a suceder pero usted no está sola. Usted no está inútil. No está mutilado. No está inservible. Si usted está en un viernes, usted es candidato y candidata para que también le llegue su Domingo. Usted resucitará también a una nueva esperanza, a una nueva experiencia de vida... Solo espere. Si llegó el viernes, también llegará el domingo. Se lo garantizo. Yo he estado allí...
Así está el Hombre de la Cruz. Para nosotros es un día viernes cualquiera. Pero no para el que está colgando de ella. Hay tres hombres, tres cruces, pero el del Centro es el mas importante. Porque los otros dos habían delinquido. Lo merecían. Pero, ¿el del centro? ¿Qué hizo para que lo colgaran? Amo. Solo por eso. Por amar. Por eso está ese viernes colgando, siendo ejecutado por los que debieron haberlo amado. Lo odiaron... Lo despreciaron y lo dejaron a su suerte...
Saliva y sangre cubren sus mejillas, y sus labios están partidos e hinchados. Espinos rasgan su frente. Sus pulmones gritan de dolor. Sus piernas retorcidas con calambres. Nervios tiesos amenazan con romperse mientras el dolor hace vibrar su mórbida canción. Con todo, la muerte aun no está lista. Y no hay nadie que lo salve, porque Èl, Jesus, se está entregando a sí mismo por nosotros...
Sus paisanos exigieron su muerte. Su discípulo le dio el beso de la traición. Sus amigos huyeron para esconderse... Y ahora su Padre está empezando a darle la espalda dejándolo solo... Solo con nuestros pecados...
Viernes...
¿Ha tenido usted algún viernes? ¿Un viernes cualquiera en donde se ha sentido abandonada? Como cuando ya no hay dinero en el monedero. Busca hasta las monedas mas pequeñas y no alcanzan para las tortillas del día. Usted está sola. Puede ser lunes o martes o miércoles... pero para el caso, es su viernes. No hay nadie que la ayude. Usted siente y se ve abandonada. Y sus hijos no preguntan si hay. Ellos solo piden. Y usted cuelga de esa cruz de dolor, impotencia y sentido de abandono... ¿Le ha pasado?
No será para siempre. Habrá un domingo de resurrección. Solo espere. Algo va a cambiar ese domingo. Algo va a suceder pero usted no está sola. Usted no está inútil. No está mutilado. No está inservible. Si usted está en un viernes, usted es candidato y candidata para que también le llegue su Domingo. Usted resucitará también a una nueva esperanza, a una nueva experiencia de vida... Solo espere. Si llegó el viernes, también llegará el domingo. Se lo garantizo. Yo he estado allí...
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