LECHE Y MIEL

Vamos a romper un mito: Cuando se trata de la expresión "leche y miel" siempre lo adjudicamos a la Tierra Prometida en el Antiguo Testamento prometida a los israelitas, ¿cierto? Pero hoy vamos a ver otro ángulo de esa promesa...

Cuando usted y yo oramos "hágase Tu voluntad así como en el cielo, también en la tierra", estamos pidiendo que la Voluntad de Dios se haga en nuestra tierra. Pero no hablo de El Salvador solamente, también significa "nuestra tierra, nuestro cuerpo" ya que somos hechos del polvo. De manera que cuando le pedimos que se haga su Voluntad en la tierra, estamos hablando que se haga en nuestros corazones. En nosotros. Dentro de nosotros. Que su Voluntad sea hecha en nuestras vidas...

Ahora volvamos a la leche y la miel...

Cuando alguien necesita descanso, ¿a donde se supone que debe ir? A una tierra que ya tiene leche y miel. Y... esa tierra somos usted y yo. Sencillamente porque desde el momento en que usted y yo aceptamos que Jesus sea nuestro Señor, Èl nos convierte en tierra que fluye esos elementos para que otros puedan conocer lo que Jesus hace con aquellos que lo reconocen como Salvador y Señor. Antes lo único que teníamos era amargura, soledad, ira, enojos y celos. Ahora Jesus ha cambiado todo eso por leche y miel...

Esto significa que ya no somos tierra estéril. Ya no estamos secos ni áridos. Los que nos rodean pueden ver en nosotros la esperanza que significa conocer al Señor de los Cielos y que ahora vive en nuestros corazones. Eso nos convierte en tierra prometida para otros. Es decir que cuando alguien quiere conocer como es Jesus, basta que nos vea a nosotros (se supone) para ver Sus Virtudes y su Carácter que está siendo formado en nosotros.

Entonces, mis queridos lectores, preparémonos para que este día todo aquel que necesite refrescar su vida con una gota de leche la encuentre en nuestras palabras. Cuando alguien esté necesitado de cambiar su amargura en dulzura, que encuentre en nosotros una gota de miel en nuestra compañía, en nuestras palabras y en nuestra amistad...

Ese es nuestro compromiso. Así como fuimos llevados a la Fuente de Leche y Miel que es Jesus, así ahora nosotros somos los encargados de compartir con los tristes, los abandonados, las divorciadas, los amargados, los pobres, los hambrientos la leche y la miel de la que disfrutamos por ser Templos en donde mora la Justicia del Señor...

¿Què piensa? ¿Creyó que ser cristiano se trata solo de cantar coritos y sentarse en una silla de la iglesia los domingos a dormitar un poco mientras se predica la Palabra? No. Su compromiso va mas allá de lo que usted cree. Su compromiso es mantener leche fresca para el sediento, miel pura para el amargado y solitario que encontrará en su camino diario... Piénselo.


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