CONSUELO
Juan 11:35: "Jesús lloró"
Tan silenciosamente como una nube gris, se interpone entre usted y el sol de la tarde el recuerdo de la persona que se fue dejándola devastada y en un mar de incógnitas, dejándola en una sombra helada con el corazón sangrando de dolor...
Tan silenciosamente como una nube gris, se interpone entre usted y el sol de la tarde el recuerdo de la persona que se fue dejándola devastada y en un mar de incógnitas, dejándola en una sombra helada con el corazón sangrando de dolor...
Es el adios del que abandona el nido. Se fue con otra mujer mas joven que usted. Màs activa, dijo èl. Màs inteligente y con títulos universitarios... Como si eso fuera todo en el amor. Pero así son las personas. O por lo menos, algunas personas... Y se fue. Quedando un montón de preguntas...
Preguntas sin respuestas. Solo quedan dudas. Dolores escondidos detrás de sonrisas fingidas. Todo se acabó de repente, sin ningún aviso. Sin advertencia. Solo dijo que ya no la amaba. Que se buscara otro hombre que la amara, como si eso fuera tan fácil.
Y ahora, basta el olor de su loción favorita para lanzarla al recuerdo de aquellos tiempos en que su presencia era su consuelo. O aquel verso de la canción que ambos disfrutaron en aquella fiesta. O un ademán de alguien que le hace recordar su sonrisa y sus ojos en los que se miraba diariamente. Ahora solo queda la tristeza del recuerdo de la triste despedida...
¿Por què la tristeza no se aparta de usted? ¿Por qué una y otra vez lo recuerda en sus mejores momentos? Porque lo amó. Porque su corazón fue capaz de creer lo que le había prometido. Porque él era su ancla, su zona de confort y su futuro...
Pero tuvo que dejarlo ir. Más que dejarlo ir lo tuvo que sepultarlo entre las brumas del tiempo y tratar ahora de olvidarlo. Cuando él se fue, con él se fue una parte suya. Es normal. Ya no eran dos sino uno. Pero eso a él no le importo.
¿Son esos ojos que una vez brillaron los que están ahora derramando lagrimas de tristeza al leer este artículo? ¿Son esos ojos que una vez tuvieron ternura los que ahora lanzan chispas de rencor y odio? ¿Son esas manos que acariciaron sus mejillas las que ahora levantan un dedo amenazador? ¿Son esos labios los que una vez llenaron de besos los labios de su amado los que ahora insultan y profieren palabras de odio?
¿Por què permanece la tristeza? Porque usted está tratando con algo mas que recuerdos, lucha con mañanas grises y no vividas aun. Usted no solo está luchando contra la tristeza, también lucha contra la desilusión. Contra la ira.
Y aquí es donde entra el consuelo que su alma necesita. Y el único que puede darle ese ingrediente es Jesus. ¿Por qué lloro Jesus cuando Marta y Maria están sufriendo por la muerte de su hermano? porque Jesus se identifica con su dolor. Èl les acompaña en su llanto. Aunque tiene la respuesta a su dolor, él también llora. Llora con usted. Llora conmigo...Porque Èl no fue consolado por nadie puede consolarla a usted. A usted señora que lee con dolor este blog. A usted caballero que lee con enojo estas líneas. Usted necesita consuelo. Pero no el que da el baile, ni la fiesta, ni la bulla, ni la risa. Usted necesita el consuelo que solo puede venir de lo Alto, de ese Consolador que fue enviado para eso, precisamente, para consolarnos y llenarnos de paz: El Espíritu Santo. Basta con que usted lo llame y Èl estará a su lado llenando nuevamente su corazón y su futuro de consuelo y de vida. Llámelo, usted verá un milagro en su vida...
Y ahora, basta el olor de su loción favorita para lanzarla al recuerdo de aquellos tiempos en que su presencia era su consuelo. O aquel verso de la canción que ambos disfrutaron en aquella fiesta. O un ademán de alguien que le hace recordar su sonrisa y sus ojos en los que se miraba diariamente. Ahora solo queda la tristeza del recuerdo de la triste despedida...
¿Por què la tristeza no se aparta de usted? ¿Por qué una y otra vez lo recuerda en sus mejores momentos? Porque lo amó. Porque su corazón fue capaz de creer lo que le había prometido. Porque él era su ancla, su zona de confort y su futuro...
Pero tuvo que dejarlo ir. Más que dejarlo ir lo tuvo que sepultarlo entre las brumas del tiempo y tratar ahora de olvidarlo. Cuando él se fue, con él se fue una parte suya. Es normal. Ya no eran dos sino uno. Pero eso a él no le importo.
¿Son esos ojos que una vez brillaron los que están ahora derramando lagrimas de tristeza al leer este artículo? ¿Son esos ojos que una vez tuvieron ternura los que ahora lanzan chispas de rencor y odio? ¿Son esas manos que acariciaron sus mejillas las que ahora levantan un dedo amenazador? ¿Son esos labios los que una vez llenaron de besos los labios de su amado los que ahora insultan y profieren palabras de odio?
¿Por què permanece la tristeza? Porque usted está tratando con algo mas que recuerdos, lucha con mañanas grises y no vividas aun. Usted no solo está luchando contra la tristeza, también lucha contra la desilusión. Contra la ira.
Y aquí es donde entra el consuelo que su alma necesita. Y el único que puede darle ese ingrediente es Jesus. ¿Por qué lloro Jesus cuando Marta y Maria están sufriendo por la muerte de su hermano? porque Jesus se identifica con su dolor. Èl les acompaña en su llanto. Aunque tiene la respuesta a su dolor, él también llora. Llora con usted. Llora conmigo...Porque Èl no fue consolado por nadie puede consolarla a usted. A usted señora que lee con dolor este blog. A usted caballero que lee con enojo estas líneas. Usted necesita consuelo. Pero no el que da el baile, ni la fiesta, ni la bulla, ni la risa. Usted necesita el consuelo que solo puede venir de lo Alto, de ese Consolador que fue enviado para eso, precisamente, para consolarnos y llenarnos de paz: El Espíritu Santo. Basta con que usted lo llame y Èl estará a su lado llenando nuevamente su corazón y su futuro de consuelo y de vida. Llámelo, usted verá un milagro en su vida...
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