QUISE HACERLO...

"Entonces el rey David se puso en pie y dijo:Escuchadme, hermanos míos y pueblo mío; había pensado edificar una casa permanente para el arca del pacto del SEÑOR y para estrado de nuestro Dios. Así había hecho arreglos para edificarla" 1 Cron. 28:2

El rey David esta viejo. La barba canosa. Los músculos flácidos. El pelo ya no es tan rubio como cuando lo conocimos años atrás matando gigantes. Ahora lo tiene hirsuto y blanquecino. Su voz tiembla así como sus manos. Los años le están pasando factura. Sus ojos se están apagando y para poder ponerse en pie tiene que ser ayudado por sus asistentes... Una gran multitud se aglomera al pie de las escalinatas de su palacio. Cortesanos, asesores, tesoreros y soldados. El rey esta cansado. El momento de su partida se acerca inexorablemente... inexorablemente como con nosotros...

Y empieza su despedida. Era tan amado que indudablemente mas de alguna lágrima esta brotando de algún ojo femenino al observar a ese rey que una vez fue el paradigma del valor, de la entrega a Dios, de la perseverancia, de la insistencia de agradar al Dios de Israel, el mismo que lo había sacado de detrás del redil de Isaí y lo había colocado en el lugar más alto de la tierra: El trono de la casa de Israel...

David se está despidiendo y esta es una manera extraña de empezar una despedida. "Había pensado..." David no esta recordando lo que hizo sino lo que quiso hacer y no pudo. Un templo. Quiso construir un templo para su Dios pero no pudo. Sì pudo traer el Arca del Pacto. Sì pudo formar un coro que le adorara. Sì pudo hacer los planos del templo. Sì pudo ahorrar suficiente dinero para construirlo... Pero no pudo hacerlo. El templo hubiera sido la rúbrica final de su reinado. El epítome de su vida. El paradigma de su pasión por Dios para testimonio a las futuras generaciones...

"Hice preparativos... Lo intenté... Quise hacerlo..." Pero algo fallò en la vida de David para que no pudiera edificarle Casa al Señor. Algo falló... Algo no hizo bien.

En el caso de David, Dios no le permitió hacerlo porque había derramado mucha sangre. Sus manos no estaban del todo limpias. Sin embargo él trato de hacerlo. Se esmerò y luchó contra muchas cosas para lograr su meta... Pero no pudo...

Como nosotros. Quisimos ser buenos padres pero algo falló en nuestro pasado. Algo no hicimos bien para que en nuestra vejez nuestros hijos quisieran venir a visitarnos. Algo hicimos mal para que en sus corazones se incrustara el enojo, la ira y la desilusión. Hicimos todo lo posible por llenarlos de amor y atenciones pero nuestras fuerzas no fueron suficientes. No pudimos edificar sus vidas...Quisimos hacerlo, pero no pudimos...

O el esposo que se esmerò toda la vida por darle a su esposa lo que ella necesitaba. Pero no pudo. El enojo acumulado de tantos años pudo mas que el amor que le brindó. La cólera, la ira y el resentimiento pudieron mas y ahora que esta viejo y cansado no hay quien le sirva una taza de café...Quiso tener una eterna luna de miel pero no pudo...

O ella. Trabajó duro al lado de él. Se privó de tantas cosas para apoyarlo en el pago de la casa y de las deudas. Abandonó a su familia con tal de estar a su lado. Le dio hijos y mantuvo una actitud siempre optimista con respecto al futuro. Ahora esta anciana. Cansada. Su pelo ya no tiene el brillo de antes. Su piel esta ajada y gris. Sus dientes ya no están cabales. Ahora ya no sirve y él se fue con otra mas joven. Quiso terminar sus días al lado de aquel joven apuesto que la enamorò pero no pudo...

O el pastor que quiso guiar su rebaño hacia las alturas. Estudió todo lo que pudo. Se consagró. Trató de vivir en santidad para agradar al Señor, estudió las Escrituras para saber qué enseñar y abandonó los placeres mundanos con tal de no ser carga para las ovejas a su cargo... Quiso edificarlos para el Reino de Dios... pero no pudo. No respondieron como se esperaba. Algo no hizo bien. Amaron mas las tinieblas que la luz que él les predicaba. Sinceramente quiso hacerlo, pero no pudo... Ahora quizá ya sea tarde. Incluso quizá, ni siquiera fue llamado por Dios... Algo no estuvo bien. No pudo.

A Jesus le pasó lo mismo... Escuchemos su tristeza: "¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste!" Mat. 23:37... El tampoco pudo. Pero no pudo por distinta razón: Ellos no quisieron. En nuestro caso no pudimos. en el caso de Jesus ellos no quisieron...

No estas solo, rey David. No estas solo. Nosotros tampoco pudimos... Y eso nos da el privilegio de llorar juntos nuestra tristeza...


Comentarios

  1. Mensajero del cielo, no se canse, porque el galardón es grande en los cielos,creo que David al morir no supo que se le conoceria como un hombre conforme al corazón de Dios y como el dulce cantor de Israel, camine porque las huellas serán incontables. Bendiciones!!

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