PIEDRAS

El muchacho ve su imagen reflejada en el agua del río... Puede ver sus facciones en el agua. Su pelo del color del cobre. Sus facciones son bellas. Su piel bronceada y rubicunda y ojos que  hacen suspirar a las doncellas. Es esbelto y joven. Su cuerpo tiene una elasticidad que solo el aire libre y el ejercicio pueden proveer. Músculos suaves y fuertes. Dientes casi perfectos...

Pero no ha venido al río a admirar su reflejo. Vino a buscar piedras. Piedras lisas de tanto rodar por las praderas del río. Piedras que le sirvan para algo que tiene en mente: Vencer a un gigante que ha estado molestando a su pueblo. Es uno de los Goliat. Una raza de gigantes que Josué no pudo vencer cuando entrò a la Tierra Prometida hace varios años...

Ahora, necio, aparece uno de ellos provocando y avergonzando al Dios de su pueblo Israel. David sabe que no lo puede vencer de cerca. Sus fuerzas no alcanzan ni su tamaño para pelear cuerpo a cuerpo... Pero sí lo puede vencer con rocas. Tiene lo que necesita: Una honda. Tiene experiencia en eso. Ha vencido osos, leones y chacales que han tratado de quitarle alguna de las ovejas de Isahì.  Así que si ha vencido osos y leones con su honda y sus piedras, este gigante tiene que andarse con cuidado. Tiene los minutos contados. Goliat no sabe con quien se está metiendo. Puede ser grande, es cierto, puede ser fiero, también es cierto, pero no puede ser mas grande que la fe y la confianza de este rubio muchacho que ha aceptado el reto de verse cara a cara... A su Dios nadie le falta el respeto...

Como usted, querida dama, que ha sido retada a perder sus virtudes por el gigante de su marido que la abusa, la insulta y la ofende cada vez que quiere. Busque las piedras que necesita en la Biblia, la Palabra de Dios, en ese río de sabiduría que le darà las necesarias para enviarlas con su honda de fe contra ese abusivo que la hace sentir menos que cucaracha y permita que le demuestre no quien es usted, sino quien es Su Dios...

Usted, hermanita, que trabaja en esa oficina en donde su jefe quiere obligarla a irse con él a un motel a cambio de mantener su trabajo que tanto necesita. No. No ceda. Vaya al río y busque la Piedra de la Palabra para vencer y demostrarle a ese oso inexperto que usted es mas grande que él. Que usted es mas poderosa con su piedra que es la Palabra de Dios. Demuéstrele que no es en un motel donde usted se gana el respeto sino en sus virtudes, en su trabajo y en su honestidad. Demuéstrele que él solo tiene dinero, pero usted tiene al Señor del Cielo de su lado...

O usted, amable lector que tiene un jefe que es un ogro y que lo hace trabajar duro sin pagarle lo que merece. No lo insulte. No le grite. No renuncie. Solo vaya al río de la Palabra y encuentre allí las promesas de Su Padre que le servirán para vencer ese gigante que de gigante no tiene nada mas que el puesto...

Porque con nosotros está el Verdadero Gigante: El Señor de señores... Èl nunca ha perdido una batalla. Èl ha prometido estar con nosotros todos los días, incluso, los días en que los gigantes tratan de vencernos. No ceda. No claudique. No se deje vencer. No abra su boca. Abra su Biblia...


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