¿MIRAS A ESTA MUJER...?
Jesùs està en la casa de Simòn el fariseo. Lo ha invitado a cenar con èl y Jesùs, cuando alguien lo invita no rechaza ninguna invitaciòn, aceptò con todo el gusto del mundo. Ah, pero tambièn van con èl todos los que lo siguen... (Luc. 7:44)
Asi que Simòn no solo ha recibido a Jesùs sino tambièn a sus discìpulos. Y entre ellos se colò tambièn Marìa...
Marìa es un caso ùnico. Es una mujer tan digna de ser mujer que rompiò todo el protocolo habido y por haber en cuestiones de reuniòn de hombres. No la invitaron. Nadie la llamò por telèfono para hacerle saber de la reuniòn. Pero fue. Cuando el amor por alguien es especial, supera cualquier obstàculo que haya que superar. No importa lo que sea. Incluyendo el asunto racial o machista.
Asì que aquì tenemos a una mujer que està derramando sus làgrimas sobre los pies de Jesus, los ha llenado de besos y los ha secado con sus propios cabellos...
Esta muestra de amor sublime ha ofendido al defensor de la moral. Al defensor de la Ley de Dios que decìa que una mujer no debìa estar donde habìa hombres. Este hombre es un crudo, frìo y calculador cumplidor de la Ley de Moisès...
Lo que no calculò es que Jesus no pensò como èl... Asì que le hizo una sola pregunta. Una pregunta tan amplia como el mar. Una pregunta tan profunda como el ocèano. Una pregunta tan difìcil de responder como las que le hizo Dios a Job...
¿Ves esta mujer? Porque Jesus si la ve. Ve sus lágrimas de dolor al recordar su condición antigua de pecadora, ve a la hija que buscó un padre y encontró un depredador. Jesus no ve lo que ven los demás, no, Jesus ve a la hija de Dios, ve a la niña herida con tanto desprecio y que encontró en Èl el consuelo a su dolor y por eso está ahora derramando sus lágrimas sobre sus pies...
Simón no vio a la mujer. Simòn vio a la libertina. A la prostituta. A la bribona embaucadora de hombres honestos. No vio a la mujer...
Simón no vio a la mujer. Simòn vio a la libertina. A la prostituta. A la bribona embaucadora de hombres honestos. No vio a la mujer...
Como muchos que la ven a usted posiblemente... No ven a la mujer que sufre, que llora, que anhela un beso, un abrazo y una mirada lìmpia y pura.
Los fariseos de hoy ven a la divorciada que creen que anda en busca de cama, a la abandonada, a la madre soltera, a la hija que fue engañada por un pìcaro en el colegio y la dejò embarazada, o ven a la drogadicta que no pudo refrenar su vicio a causa de tanto abuso... No ven a la mujer, ven el producto de su imaginaciòn... Dios, en cambio, ve a la mujer. A la valerosa e invicta mujer que pelea por un lugar en el corazòn de Jesus...
Tampoco ven al hombre esforzado que trabaja duro para llevar sustento a su casa, al hombre que adora a Dios, al hombre que necesita una palabra de afirmaciòn. No, no ven al hombre. Lo que su jefe ve es al hambriento, al esclavo, al menesteroso, al sospechoso de ladròn, al pordiosero que se conforma con lo que le den. No ven al hombre que se rebaja con tal que no le quiten el trabajo. Los demàs ven al asalariado. Dios ve al vencedor. Ve al valiente que no le importa la opiniòn de los demàs sino que le importa la opiniòn de Dios...
Entonces... ¿Què ve usted en los demàs...?
Entonces... ¿Què ve usted en los demàs...?
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