LINAJE

Lucas 9:54-55 "...Al ver esto, sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron:Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma? Pero El, volviéndose, los reprendió, y dijo:Vosotros no sabéis de qué espíritu sois"

Conocer nuestro linaje nos hace sabios. Sabios para actuar y para hablar y para vivir. Por eso en la Biblia existen las genealogías. Tristemente a nosotros, en esta parte del mundo no se nos ha enseñado a averiguar nuestras raíces. Nos contentamos con saber que venimos de los mayas o toltecas o alguna otra tribu perdida en las selvas peteneras u hondureñas...

Pero ignoramos que al ser encontrados por Jesucristo, nuestra genealogía cambia. Ya no somos descendientes de ninguna tribu selvática sino somos descendientes de otra tribu... De la Tribu de Jesus. Eso se llama linaje. Abolengo. Clase... Parece presumido pero así es. Dice la Biblia que cuando reconocemos a Jesus como nuestro Señor y Salvador, somos hechos hijos de Dios. Ya no somos solo hijos de nuestros padres biológicos sino también y especialmente, hijos del  Altísimo. Eso cambia toda perspectiva. O debiera cambiar.

Si los jóvenes supieran y entendieran esto, no se mezclarían con otros jóvenes que no fueran de su misma tribu o linaje. Menos niñas embarazadas y abandonadas. Menos jóvenes vestidos de mujer. Menos mujeres que parecen hombres. Menos delincuentes juveniles. Menos madres solteras. Menos adúlteros. Menos fornicarios. Menos de todo lo que estamos viendo, vaya...

Eso fue lo que sucedió en el pasaje que encabeza este escrito. Los apóstoles aún no conocen su linaje. Son judios. Racistas. Exigentes de honores y reconocimiento. Y no los dejan entrar a una aldea. Por eso, porque son judios. Y se les enciende la chispa selvática. Les brota su génesis biológico. Como son discípulos del Maestro también tienen fe que pueden hacer bajar fuego del cielo para que consuma esa ignorante aldea que no recibe a su Maestro. El fuego de la ira les brota. Sus herencias ancestrales hacen gala en sus rostros. Chispas de fuego brillan en sus pupilas. Les tiemblan las manos de enojo y el dedo índice está rígido listo a dar la orden que baje fuego y consuma a esos necios...

Y hacen algo que les salva de una imperdonable imprudencia. Le preguntan a su Maestro. Menos mal que le preguntaron a Jesus y no se dejaron ir de buenas a primeras. Y se encuentran con una lección que queda tatuada en sus mentes y debiera quedar tatuada en las nuestras que nos llamamos "seguidores" de Jesus...

"Ustedes no saben de qué linaje son". Es la respuesta. La palabra "espíritu" con minúscula aquí significa "clase", "linaje", "abolengo", "crema y nata"... Es decir: si ahora son mis discípulos, ya no son judios. Ya no son salvadoreños. Ya no son chapines. Ni mexicanos. Son MIS discípulos y tienen un nuevo génesis. Tienen un nuevo linaje. Son de otro espíritu. Del Mío. Ahora pertenecen a mi Tribu. Ahora tienen los Genes del Padre Eterno. Olvídense de sus costumbres. De sus tradiciones. De sus vicios. De sus caracteres. De sus herencias terrenales. Adopten las mías. Adopten mi Personalidad. Mi Carácter. Sean como Yo, su Maestro... Y yo no vine a consumir a nadie. Vine a salvar. A amar. A respetar. A levantar y a sanar...

Entonces, queridos lectores: ¿Ya saben ustedes de qué espíritu son? Dicho en otras palabras: ¿Ya saben a que linaje pertenecen? En consecuencia ya no pueden actuar como actúan sus ancestros mayas o tzutuiles o toltecas o incas... Olvídense de eso. Ustedes son de otro espíritu. El de Jesus. Chiao...

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