VACIOS
No hay nada más horrible y repugnante que una casa vacía...
Usted puede verlo en nuestra ciudad. Casas que han sido abandonadas por sus dueños por la violencia o por algún suceso traumático que los obligó a abandonarlas.
Cuando falta el calor humano falta todo. Las paredes se ennegrecen. Los techos se caen. Los frontales muestran señales de abandono. Las vigas se pudren. Al final, la casa queda destruída...
Todo por el vacío.
Los vacíos no son buenos. Ni agradables. Por eso, cuando Jesus dijo que la Casa de Dios iba a quedar vacía, no quedó más remedio que demolerla. Eso fue lo que sucedió setenta años después. No quedó piedra sobre piedra. Todo por el vacío. Al no haber calor humano, calor divino, calor de hermanos todo se derrumba...
Satanàs es un especialista en buscar casas vacías. Pero no casas de habitación sino casas humanas. Corazones vacíos. Almas vacías. Estómagos vacíos...
El lo que pretende es tratar de llenar esos vacíos con lo que él ofrece. Al alma sedienta de cariño tratará de llenarlo de cariño adulterado. Lo lleva a una cama ajena y a unos brazos ajenos para llenarle ese vacío. A otro querrá llenarle el vacío de dinero. Usted sabe. Tenemos miles de ejemplos. Los llena de poder primero y luego del dinero del estado o del banco. O de la iglesia. Dinero ajeno... Ejemplos abundan...
A Jesus le pasó lo mismo. Èl sufrió lo mismo que nosotros. Dice la Escritura que luego que salió del agua ya bautizado por Juan, el Espíritu lo llevó al desierto a ser tentado por Satanàs. (Mat. 4:1) Estuvo cuarenta días y cuarenta noches. Al terminar su ayuno, salió del desierto y tenía hambre. Primera prueba: Tenía vacío el estómago. Satanàs le ofrece llenarlo con lo que necesita. Necesita pan. Y lo prueba. Dile a estas piedras que se conviertan en pan. No tienes que esperar que el Padre te provea, hazlo tú ahorita que tienes hambre...Jesus, usted sabe, lo rechaza con la Palabra.
Jesus sale del desierto débil por el ayuno. Necesita amigos, reconocimiento. El diablo lo lleva al pináculo del Templo y le dice que se tire de lo alto. Todos lo verán y le aplaudirán. Segunda prueba. Trata de llenar ese vacío con mentiras. Con fama humana. Con honra humana. Jesus lo rechaza.
Jesus sale del desierto vacío de gloria. Tercera prueba. Se ha agotado todo. Satanàs sabe que Jesus necesita recobrar su Gloria. Le ofrece la gloria de los reinos del mundo a cambio que le adore a él. Jesus lo rechaza. De todas salió invicto. Vencedor. Glorioso. Triunfante...
Bueno, hasta aquí todo se trata de Jesus, ¿verdad? Pero le tengo malas noticias...
Satanàs sigue buscando corazones vacíos. Estómagos vacíos. Almas vacías. Matrimonios vacíos. Apresùrese. Llénese de Jesus y de su Palabra antes que el diablo le ofrezca llenarle su vacío con algo espurio, con algo que después le avergonzará a usted, su familia y su futuro...
Usted puede verlo en nuestra ciudad. Casas que han sido abandonadas por sus dueños por la violencia o por algún suceso traumático que los obligó a abandonarlas.
Cuando falta el calor humano falta todo. Las paredes se ennegrecen. Los techos se caen. Los frontales muestran señales de abandono. Las vigas se pudren. Al final, la casa queda destruída...
Todo por el vacío.
Los vacíos no son buenos. Ni agradables. Por eso, cuando Jesus dijo que la Casa de Dios iba a quedar vacía, no quedó más remedio que demolerla. Eso fue lo que sucedió setenta años después. No quedó piedra sobre piedra. Todo por el vacío. Al no haber calor humano, calor divino, calor de hermanos todo se derrumba...
Satanàs es un especialista en buscar casas vacías. Pero no casas de habitación sino casas humanas. Corazones vacíos. Almas vacías. Estómagos vacíos...
El lo que pretende es tratar de llenar esos vacíos con lo que él ofrece. Al alma sedienta de cariño tratará de llenarlo de cariño adulterado. Lo lleva a una cama ajena y a unos brazos ajenos para llenarle ese vacío. A otro querrá llenarle el vacío de dinero. Usted sabe. Tenemos miles de ejemplos. Los llena de poder primero y luego del dinero del estado o del banco. O de la iglesia. Dinero ajeno... Ejemplos abundan...
A Jesus le pasó lo mismo. Èl sufrió lo mismo que nosotros. Dice la Escritura que luego que salió del agua ya bautizado por Juan, el Espíritu lo llevó al desierto a ser tentado por Satanàs. (Mat. 4:1) Estuvo cuarenta días y cuarenta noches. Al terminar su ayuno, salió del desierto y tenía hambre. Primera prueba: Tenía vacío el estómago. Satanàs le ofrece llenarlo con lo que necesita. Necesita pan. Y lo prueba. Dile a estas piedras que se conviertan en pan. No tienes que esperar que el Padre te provea, hazlo tú ahorita que tienes hambre...Jesus, usted sabe, lo rechaza con la Palabra.
Jesus sale del desierto débil por el ayuno. Necesita amigos, reconocimiento. El diablo lo lleva al pináculo del Templo y le dice que se tire de lo alto. Todos lo verán y le aplaudirán. Segunda prueba. Trata de llenar ese vacío con mentiras. Con fama humana. Con honra humana. Jesus lo rechaza.
Jesus sale del desierto vacío de gloria. Tercera prueba. Se ha agotado todo. Satanàs sabe que Jesus necesita recobrar su Gloria. Le ofrece la gloria de los reinos del mundo a cambio que le adore a él. Jesus lo rechaza. De todas salió invicto. Vencedor. Glorioso. Triunfante...
Bueno, hasta aquí todo se trata de Jesus, ¿verdad? Pero le tengo malas noticias...
Satanàs sigue buscando corazones vacíos. Estómagos vacíos. Almas vacías. Matrimonios vacíos. Apresùrese. Llénese de Jesus y de su Palabra antes que el diablo le ofrezca llenarle su vacío con algo espurio, con algo que después le avergonzará a usted, su familia y su futuro...
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