TENACIDAD

El desierto se extiende delante de dos mujeres que van una al lado de la otra. No hablan. Cada una va pensando en su pasado y en su futuro. En el presente no vale la pena pensar porque no es halagador. No saben qué van a encontrar del otro lado del montículo que tienen por delante... Ambas han enviudado. Ambas han olvidado sonreír. El dinero no las consuela, uno, porque no lo tienen, dos, porque no sustituye la soledad. Una lleva las marcas de una larga vida en sus cabellos blancos, la otra es una doncella joven y hermosa que a pesar de su tristeza, no pierde su simpatía.  Ambas han perdido mucho. Una perdió un esposo y dos hijos. La otra perdió un suegro, un cuñado y un esposo. La vida les ha dado la espalda, la alegría se les ha escabullido como agua entre las manos y las buenas conversaciones han dado lugar a largos silencios... Van a Belén. Una es ciudadana. La otra es inmigrante. Belén significa "Casa de Pan" pero para Noemì ese nombre no cuadra con su estado de ánimo. Ahora ella se llama "Mara". Está en amargura. Cuando abandonó Belén ella era hermosa y llena de vida. Ahora regresa vieja, cansada y agotada. Su corazón está agrietado por el dolor y la viudez.

Lo perdió todo. Bueno, no todo. Le queda la nuera. Ella ha sido su consuelo los últimos días que pasó en el pasado. Esta joven tiene una tenacidad a toda prueba. Pudo quedarse en su tierra Moab, pero es una muchacha como pocas. Tiene tesón, valor, carácter, y sobre todo, es insistente. Parece una tigre, cuando caza su presa ya no la suelta. Y ella está decidida a no soltar a la anciana que le hizo conocer un poco de alegría al darle a su hijo por esposo. Es Ruth, la moabita. Mujer tenaz. Fiel a toda honra. Lea sus palabras: "No me pidas que te deje. A donde quiera que fueres, iré yo, y donde quiera que vivieres viviré". No esperò a que la invitaran. Ella se invitó sola. Se propuso no dejar abandonada a la anciana que ahora regresa a su tierra y no importa que ella sea una extraña. Sabe que su deber es estar donde la amaron. Su deber es estar donde la respetaron y le dieron un lugar. Ahora le toca a ella devolver lo que recibió...

Es cierto, ahora Noemì no tiene nada que ofrecerle, solo amargura. No tiene patrimonio, ni esposo, ni siquiera ánimo de salir adelante. Pero Ruth se negó a abandonarla. Su actitud que demuestra una tenacidad pocas veces vista es más que suficiente para darse cuenta que estamos ante una mujer que hay que quitarse el sombrero. Sus palabras todavía resuenan en la bóveda celeste del universo: "No me ruegues que te deje..."

Tan tenaz como usted. Las deudas se pagarán. No hay por qué afligirse antes de tiempo. El matrimonio mejorará. Todo tiene solución. La salud se recobrará. Esperemos. El trabajo va a mejorar, no renunciemos. La violencia se detendrá, no huyamos. El amor volverá a cobrar vida. Soñemos. Los hijos se arreglarán, no desmayemos. Jesus regresará por nosotros, perseveremos.

Tenacidad. Es ese algo que muy pocas personas tienen. Cuando uno se las encuentra en algún lugar se pregunta: ¿Como pudo aguantar tanto? ¿Como pudo salir adelante después de enterrar a sus padres? ¿Como pudo seguir creyendo en alguien después de la traición que sufrió? ¿Como pudo levantarse de esa aparatosa caída en pecado? Es que la tenacidad nos ayuda a seguir adelante. A creer que todavía hay gente por allí que nos puede dar una mano. Como Booz con Rut. Como Rut con Noemì. O, mejor todavía, como Jesus. No importa cuantas veces le fallemos. Siempre está a la orilla de la cama esperando cada día que le volvamos ver a los ojos. Tenacidad. Si usted la tiene, cuídela. Nos hará mucha falta a quienes, como usted, todavía creemos en los demás...

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