PREGUNTAS

"...y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón..." (Luc. 2:7)

¿Qué pensará el mesonero que le negó la entrada a José y Marìa aquella famosa noche en que iba a dar a luz a su hijo? ¿Qué excusa pondrá cuando se le pregunte en el Tribunal de Cristo por qué no les consiguió una cama a los padres y al Hijo de Dios? ¿Mostrará asombro al saber que a quien le negó el hospedaje fue al mismo Dios encarnado? ¿Qué cara pondrá cuando le hagan todas estas preguntas...?

Son las mismas preguntas que nos harán a nosotros cuando estemos en la Presencia del Señor dando cuenta de todo lo que hicimos o dejamos de hacer mientras estuvimos en este cuerpo. Eso dice Pablo. Daremos cuenta...

De las veces que nos escondimos para no saludar a algún hermano en el centro comercial porque no nos agradaba...

De las veces que volteamos a ver a otro lado para no verlo a los ojos y sonreírle...

De las veces que nos hicimos los desentendidos en aquella mesa para no darle los buenos días...

De las veces que pasamos de largo para no darle un apretón de manos...

De las veces que nos avergonzamos de que nos llamaran amigos de él o de ella...

De las veces que nuestra sonrisa fue obligada e hipócrita...

De las veces que no respondimos una llamada a su número para no comprometernos...

De las veces que cuando pidió hablar con nosotros lo enviamos con otra persona porque no tenìamos tiempo para atenderlo...

De las veces que el Señor nos lo puso en la mente para orar por èl y nos hicimos los ignorantes...

De las veces que lo vimos en el hospital y ni lo volteamos a ver...

De las veces que en la funeraria estaba predicando y mejor ni entramos a dar el pèsame al doliente para no tener que escuchar "sus tonteras..."

Mesoneros que cerramos la puerta, asì cerramos nuestra diestra de compañerismo solo porque a alguien de nuestra congregaciòn le cayò mal lo que dijo o predicò...

Mesoneros que le negamos una sonrisa al pastor que buscò nuestra mirada para no sentirse solo en aquella reuniòn y nosotros le cerramos la vista para no darle compañìa...

Mesoneros que le cerramos la puerta de la amistad solo para que no nos criticaran por ser sus amigos...

Estoy seguro que el mesonero que le negò la entrada a Josè y Marìa aquella famosa noche en Belèn se arrepentirà eternamente de haber actuado asì. Con dureza. Con indiferencia. Con desinterès. Le dolerà tener que responder a esa famosa pregunta: ¿Què hiciste cuando mi Hijo necesitò de ti...?

Pero ojo: Tambièn a nosotros nos haràn la misma pregunta... Màs vale que estemos listos para saber què vamos a responder...




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