PERSEVERANCIA
...Estaba convencido que las cosas podían cambiar de un momento a otro. En la mañana, antes de subir a su barca y preparar todo para la pesca, había tomado lo primero que tomaba todos los días: Una pequeña dosis de actitud positiva y una cucharada de entusiasmo. Su entusiasmo eran tan grande que contagiaba a sus compañeros. Y todos creían como él, que ese día también iba a ser un día de redes llenas...
¿No ha hecho usted lo mismo otras veces? Se levanta optimista. Hoy habrán buenas ventas. Hoy se abrirán puertas anchas para buenos negocios. Hoy me llamarán de la empresa a la que apliqué para un nuevo empleo. Hoy el médico dirá que todo ha mejorado. Hoy el bebé se moverá en el vientre y se irà el temor. Hoy el vehículo arrancará como si nada. Hoy caerá agua para bañarnos a tiempo... Hoy predicaré un buen mensaje a la iglesia...
Son las peticiones mentales que todos nos hacemos a veces. El optimismo y la perseverancia van de la mano. Cuando falla uno falla el resto. Por eso levantarnos cada mañana creyendo que serà un mejor día que el de ayer es como correr una maratón y tratar de llegar en los primeros lugares.
Pero allí tenemos a un hombre barbudo bajando a la playa. Su mirada está perdida en algún punto o en algún grano de arena. Su sonrisa de la mañana ha desaparecido. Su pelo está revuelto y sus compañeros no se atreven a hablarle. Siempre ha odiado el momento de llegar a su casa hediondo a pescado y con uno de ellos en la mano para su esposa. Hoy extraña ese olor. No pescaron nada. Toda la noche han insistido una y otra vez y no atraparon nada. Solo algas. Cansancio. Agotamiento. Frustración. Cólera...
Intentarlo toda la noche no es simplemente no darse por vencido. Es creer firmemente que las cosas no son como el resultado que se obtiene al primer intento. Se lo explicaré mejor:
¿Se ha preguntado por qué la dama que se sienta cerca de usted en la iglesia sigue soportando a su esposo alcohòlico o drogadicto? Es que ella sigue intentado salvar el matrimonio.
¿O, qué decir del enfermo que sigue con vida aún conectado a tubos y mangueras y un aparato que respira por él? Es que el médico está esperando que le autoricen para desconectarlo. Pero la familia sigue esperando un milagro. Aunque la red este vacía, ellos siguen esperando un milagro. Y, si hablamos de finanzas... Aunque ya no hay de donde sacar, el hermano sigue intentado pagar sus deudas aunque sabe que está en bancarrota. Sè que es difícil entenderlo, pero él también está intentando pescar toda la noche. Porque tiene algo que muchos no poseen: Perseverancia. El mundo no está lleno de personas que sonrían aun con sus redes vacías. Estos son los menos. Espero que usted sea uno de ellos.
Bueno, pero... ¿qué si Simón no hubiera tratado de pescar toda la noche sin haber logrado nada? Usted conoce la respuesta: Se hubiera perdido un encuentro. ¿Con un ángel? ¿Un profeta? ¿Un buscador de talentos? ¿Un buscador de pescadores exitosos? No. Se encontró con Alguien mejor que todos ellos. Se encontró con Jesus. Jesus andaba buscando hombres perseverantes. Hombres que a pesar de que no han logrado llegar a donde quieren siguen buscando las oportunidades. Siguen tirando sus redes aunque salgan vacías. Jesus anda en busca de personas perseverantes que no dejen que se termine el matrimonio, las esperanzas, la salud, que no pierdan la casa, que las fuerzas no se agoten a pesar del cansancio...
Y luego que se conocen, y después de usar su barca para predicar, Jesus le dice a Pedro: Boga mar adentro. (Luc. 5:1-4) Cuando Pedro lo hace, Jesus le dice algo que no esperaba: Tira la red. 499 veces Pedro trató de pescar toda la noche. Ahora Jesus le dice que pruebe la vez No. 500... Y usted conoce el resultado. Redes llenas. Barcas llenas. Bolsillos llenos. Libretas llenas. Sartenes llenos.
Todo porque Jesus encontró a un hombre que perseveraba en lo que quería. Sea usted uno de ellos.
¿No ha hecho usted lo mismo otras veces? Se levanta optimista. Hoy habrán buenas ventas. Hoy se abrirán puertas anchas para buenos negocios. Hoy me llamarán de la empresa a la que apliqué para un nuevo empleo. Hoy el médico dirá que todo ha mejorado. Hoy el bebé se moverá en el vientre y se irà el temor. Hoy el vehículo arrancará como si nada. Hoy caerá agua para bañarnos a tiempo... Hoy predicaré un buen mensaje a la iglesia...
Son las peticiones mentales que todos nos hacemos a veces. El optimismo y la perseverancia van de la mano. Cuando falla uno falla el resto. Por eso levantarnos cada mañana creyendo que serà un mejor día que el de ayer es como correr una maratón y tratar de llegar en los primeros lugares.
Pero allí tenemos a un hombre barbudo bajando a la playa. Su mirada está perdida en algún punto o en algún grano de arena. Su sonrisa de la mañana ha desaparecido. Su pelo está revuelto y sus compañeros no se atreven a hablarle. Siempre ha odiado el momento de llegar a su casa hediondo a pescado y con uno de ellos en la mano para su esposa. Hoy extraña ese olor. No pescaron nada. Toda la noche han insistido una y otra vez y no atraparon nada. Solo algas. Cansancio. Agotamiento. Frustración. Cólera...
Intentarlo toda la noche no es simplemente no darse por vencido. Es creer firmemente que las cosas no son como el resultado que se obtiene al primer intento. Se lo explicaré mejor:
¿Se ha preguntado por qué la dama que se sienta cerca de usted en la iglesia sigue soportando a su esposo alcohòlico o drogadicto? Es que ella sigue intentado salvar el matrimonio.
¿O, qué decir del enfermo que sigue con vida aún conectado a tubos y mangueras y un aparato que respira por él? Es que el médico está esperando que le autoricen para desconectarlo. Pero la familia sigue esperando un milagro. Aunque la red este vacía, ellos siguen esperando un milagro. Y, si hablamos de finanzas... Aunque ya no hay de donde sacar, el hermano sigue intentado pagar sus deudas aunque sabe que está en bancarrota. Sè que es difícil entenderlo, pero él también está intentando pescar toda la noche. Porque tiene algo que muchos no poseen: Perseverancia. El mundo no está lleno de personas que sonrían aun con sus redes vacías. Estos son los menos. Espero que usted sea uno de ellos.
Bueno, pero... ¿qué si Simón no hubiera tratado de pescar toda la noche sin haber logrado nada? Usted conoce la respuesta: Se hubiera perdido un encuentro. ¿Con un ángel? ¿Un profeta? ¿Un buscador de talentos? ¿Un buscador de pescadores exitosos? No. Se encontró con Alguien mejor que todos ellos. Se encontró con Jesus. Jesus andaba buscando hombres perseverantes. Hombres que a pesar de que no han logrado llegar a donde quieren siguen buscando las oportunidades. Siguen tirando sus redes aunque salgan vacías. Jesus anda en busca de personas perseverantes que no dejen que se termine el matrimonio, las esperanzas, la salud, que no pierdan la casa, que las fuerzas no se agoten a pesar del cansancio...
Y luego que se conocen, y después de usar su barca para predicar, Jesus le dice a Pedro: Boga mar adentro. (Luc. 5:1-4) Cuando Pedro lo hace, Jesus le dice algo que no esperaba: Tira la red. 499 veces Pedro trató de pescar toda la noche. Ahora Jesus le dice que pruebe la vez No. 500... Y usted conoce el resultado. Redes llenas. Barcas llenas. Bolsillos llenos. Libretas llenas. Sartenes llenos.
Todo porque Jesus encontró a un hombre que perseveraba en lo que quería. Sea usted uno de ellos.
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